UN OTOÑO EN NUEVA YORK

29 de diciembre de 2016

A mis primos Lizzeth y Yoel  y sus hijos Isabella y Alessandro.

En unas partes frenética y pletórica de gentes de todo el mundo, en otras solitaria y tranquila, Nueva York embelesa en otoño con sus gélidas brisas y las hojas de arce que caen secas en tonalidades amarillas, rojas, anaranjadas. Como marco, los edificios descomunales que obstruyen los rayos del sol y concentran el frío, matizados de contrastantes estilos arquitectónicos: aquí una muestra de art déco, allá otra neoclásica, acullá una neogótica; ora neorrenacentismo, ora modernismo; por acá brutalismo, que neotúdor, que arquitectura victoriana y mil genialidades más, entre las que, curiosamente, sobresalen las sencillas construcciones de ladrillo de pocos pisos del siglo XIX con sus características escaleras de emergencia en caso de incendios. No en vano denominada The Wonder City (La Ciudad Maravilla), Nueva York es de esas urbes a las que se añora volver porque se tiene la seguridad de que en cada retorno se descubrirán nuevos detalles, ángulos, sitios, personas.

Llama la atención la organización de la ciudad: la terminal de transportes de la Port Authority y la Grand Central Terminal se encuentran en pleno centro de Manhattan (ambas sobre la calle 42), sin embargo, no generan caos ni embotellamientos. Pero la organización se refleja especialmente en la polifuncionalidad de los edificios, que en completa armonía albergan, en gran profusión, los más disímiles establecimientos comerciales, empresariales y de diversión.

Manhattan no posee, como podría imaginarse, autopistas o pulpos gigantescos. Es ciudad de trazo simple y eficaz: las avenidas, amplias y muy rectas, corren en sentido sur-norte conformando con las perpendiculares calles una cuadrícula solo interrumpida por la serpenteante Broadway y las sinuosas callejuelas del Lower Manhattan, especialmente en el Financial District, zona donde los holandeses establecieron la primigenia colonia de Nieuw Amsterdam. El tráfico no es precisamente caótico, pero las posibilidades de estacionamiento han colapsado tanto en espacio como en costo. Amplios parques propician la admiración de la naturaleza y el arte, y generosos andenes convidan a caminar y admirar el paisaje urbano. Tampoco escatima esfuerzos Manhattan en la conectividad con los condados adyacentes y el estado de New Jersey, de manifiesto en colosales estructuras como los túneles Lincoln y de Queens, y los puentes de Brooklyn, George Washington y Manhattan, para mencionar las más importantes.

A pie, una ciudad se conoce andando. En Nueva York, el objetivo de todo turista se facilita gracias a los ya mencionados amplios espacios y aceras, así que solo se necesita buen estado físico, tenis y verdaderas ganas de ponerse en sintonía con la Capital del Mundo. Como la ciudad es extensa y sus atractivos innumerables, conviene llegar a ella preparado con itinerarios por día, según los gustos del visitante.

Si se dispone del tiempo y se quieren conocer a cabalidad, es necesario dedicar un día entero a cada una de estas atracciones: 1. Central Park. 2. Islas Liberty y Ellis (se llega a ellas en ferry). 3. Metropolitan Museum of Art (el Met).

A diferencia de metros célebres por la naturaleza artística de sus estaciones como el de Moscú, las instalaciones del metro son vetustas y carecen de cualquier interés estético; el viejo enchape blanco pide a gritos, por lo menos, limpieza urgente, cuando no cambio total. Los vagones casi siempre van repletos, pero el sistema presta un servicio eficiente. Es ideal cuando se está cansado de caminar y se necesita trasladarse rápidamente entre puntos lejanos, como entre el Financial District y Times Square, Central Park o el Bronx.

Para los amantes de la cultura, Nueva York es destino obligado. Museos (Manhattan es casi un museo a cielo abierto), parques, monumentos, edificios históricos, zoológicos, jardín botánico, zonas históricas, barrios, enclaves étnicos, universidades, bares, teatros, restaurantes, conciertos, espectáculos al aire libre, calles... En materia de artes escénicas, solo el sector del Lincoln Center y el Theater District ofrecen cualquier cantidad de espectáculos, varios de ellos al aire libre. Este otoño estuvieron de moda nuevamente las Rockettes del Radio City Music Hall. El Met y el Museo de Historia Natural están dotados de un sinnúmero de piezas de las antiguas civilizaciones egipcia, griega, romana, amerindias, africanas, semitas, drávidas, oceánicas... ¿Cómo las habrán obtenido en tan grande número? Me intriga saber de dónde sacaron tantas obras dichos museos (y el de Historia Natural, repleto de animales disecados); ¿compradas todas? El Museo Británico ha sido objeto de duros reclamos por Grecia y Egipto por el pillaje que de su patrimonio fueron objeto. Indignación sentí en esos museos al ver piezas de orfebrería de las culturas amerindias de Costa Rica, Panamá, Colombia, Ecuador y Perú, por cierto, sus únicas muestras de oro. No obstante la grandiosidad del Met, para el conocedor de arte es evidente que queda en segundo plano ante los grandes museos europeos como el Louvre, del Prado, Uffizi, Hermitage...; en materia de pintura lo destacable es poco, solo unos cuantos cuadros (ninguno de los más importantes) de clásicos como Van Eyck, Velázquez, Caravaggio, El Greco, Bruegel el Viejo, Rembrandt, Vermeer y J. L. David, y de los modernos, un par de Van Goghs (Autorretrato con sombrero de paja y Cipreses), un Gauguin (Orana Maria), los impresionistas y algunos Picassos del periodo cubista. 

Vale la pena conocer los barrios residenciales. Recomiendo visitar el Greenwich Village (casi todo ocupado por la Universidad de Nueva York), el Upper West Side, el Upper East Side (¡oh, Madison Avenue!), el encantador West Village y la calle Hudson tachonada de acogedores restaurantes y bares, Brooklyn Heights y el bullente Harlem, epicentro de la comunidad negra.

El cuarto jueves de noviembre se celebra el Día de Acción de Gracias (Thanksgiving Day), celebración arraigada en el alma estadounidense, de tanta o mayor importancia que la Navidad, pero con poco significado para los latinos, quienes a su manera han asimilado la tradición e incluso preparan pavo. Macy’s realiza el colorido y tradicional desfile de Acción de Gracias, que este año empezó en la calle 77 con Central Park West, cruzó por Central Park South hasta la Sexta Avenida, por la cual bajó hasta Macy's Herald Square en la calle 34. Si se quiere apreciar el espectáculo, es preciso acudir muy temprano o incluso desde la noche anterior para asegurar asiento.

El día siguiente es Black Friday, fecha culminante de la temporada de compras de Navidad en la que el comercio hace interesantes descuentos, y a fe que vale la pena comprar ese día, los anteriores y los siguientes. Luego surgieron el Black Thursday, el Cyber Monday y, recientemente, el Green Monday, los dos últimos para compras en Internet. Para ir de  compras recomiendo los malls del vecino estado de New Jersey.

La multiculturalidad del Melting Pot permite apreciar personas, religiones, indumentarias, comidas y lenguas de todo el mundo. Destaca la cantidad de latinos y asiáticos del Extremo Oriente. Muchos estadounidenses establecen el origen étnico de una persona con una rápida mirada tras lo cual algunos pueden hablar en frases cortas en el idioma foráneo, especialmente cuando el visitante está de compras. El español es, sin atenuantes, el idioma más hablado después del inglés, incluso muchos avisos urbanos están escritos o se anuncian por amplificadores de sonido en nuestra lengua. En el City Hall hay avisos en inglés, español y mandarín, dada su cercanía con Chinatown (Barrio Chino). Otro interesante plan neoyorquino puede ser conocer los múltiples enclaves étnicos, como Chinatown, Harlem, Little Italy, Koreatown, Le Petit Senegal y las comunidades de todo el mundo concentradas en los distintos barrios de Brooklyn, Queens y el Bronx.

Conocer una ciudad depende de los gustos, la edad, los intereses, etcétera, de quien la visita. Por ejemplo, pasé mil veces por el Museo de Cera de Madame Tussaud y el contiguo museo Ripley’s Believe It or Not! y no se me pasó por la cabeza entrar, así que además de lo aquí mencionado, otros podrán hacer y conocer diez mil cosas más en Nueva York. Asimismo, cada estación tiene su encanto; una Nueva York aún más llena de vida, ruidosa y colorida se vive en verano, por lo que no faltarán quienes la prefieran en época estival que en otoño o invierno. Es posible que a algunos termine no gustándoles, pero sin duda Nueva York es de las ciudades que todo el mundo debería conocer, y con seguridad no decepciona. Por último, dejo este poema que encontré en un vagón del metro: *(Traducción al final)

Here(Gary Snyder, b. 1930)In the dark(The new moon long set)A soft grumble in the breezeIs the sound of a jet so highIt’s already long gone bySome planetRising From the east shinesThrough the treesIt’s been years since I thought,Why are we here?

Recomendaciones generales para visitar Nueva York.

Recomendaciones para visitar Nueva York en otoño

Sugerencia

Es preferible no comprar con tarjeta de crédito en pesos colombianos, sale más caro que comprar en dólares. Si compra con Visa, se facturará según la TRM del día de la compra más un recargo cuya justificación no he podido establecer; si lo hace con Mastercard, se le cobrará con la TRM del día que pague las cuotas.


Lista de algunas atracciones de Nueva York

*Aquí(Gary Snyder, n. 1930)En la oscuridad(Puesta ha tiempo la luna nueva)Un suave quejido en la brisaEs el sonido de un jet tan elevadoque ya ha mucho tiempo se marchóAlgún planetaSurgiendo en el Oriente brillaPor entre los árbolesHace años pensé,¿Por qué estamos aquí?(Traducción directa del inglés por el autor).