Apuntes mirmidónicos XXXIII

23 de febrero de 2015

I

Con mezcla de felicidad y amargura el 21 de febrero tomé unas fotos de un nuevo espacio público de naturaleza inédita en Barranquilla: el jardín de las mariposas amarillas, ubicado en el lote donde funcionaba el funesto San Andresito. Felicidad, pues poquísimos han sido los jardines públicos con que ha contado esta ciudad; amargura, porque conociendo como conozco a mis conciudadanos, sé que es la primera y última vez que veré este jardín así. En poco tiempo lo veremos estropeado por los incívicos que, para atravesar la Vía 40 hacia el Parque Cultural del Caribe, pisotearán, sin el menor remordimiento, matas y flores. La falta de mantenimiento y de autoridad, como todo en Barranquilla, permitirán también que estas imágenes sean efímeras. Culpa también de quien diseñó el jardín (¿sería, por casualidad, Adolfo Schlegel, el de la calle de las butifarras y otros mamarrachos por el estilo?), pues no pensó en senderos para atravesarlo, no teniendo en cuenta que se encuentra en medio de una zona de alto flujo vehicular y peatonal. No pierdo, sin embargo, la esperanza: espero que haya un plan de mantenimiento no solo para esta, sino para todas las zonas verdes de Barranquilla.

II

A pesar del dinamismo que se observa en Barranquilla gracias a las nuevas obras, es preciso mejorar en tres aspectos fundamentales:

III

El flujo oriente-occidente por la ampliada 51B es escasísimo, ¿por qué? Simple: son muy pocos los cruces a la derecha (oriente-occidente) en las calles que la atraviesan entre la 87 y la Circunvalación (mal llamada “Circunvalar”). Es decir, el cruce normal se puede en la 106, en la 100, en la 98 y en la 90, pero no en la 93 ni en la 87-89. Por eso no se hará prácticamente nada si su nueva ampliación se lleva solo hasta la 84 (pues esta corre en sentido sur-norte también), a no ser que se habilite el cruce anormal, a la izquierda, entre la 84 y la 51B, ojo con el semáforo. La ampliación debe ser mínimo hasta la calle 82 –una cuadra más, 336 m-, que sí fluye en sentido norte-sur, y al intersectar la 51B será posible el cruce normal, a la derecha. Además, a la 51B le resta volumen de tráfico la vecina carrera 53, vía ya consolidada para el flujo oriente-occidente, que, en consecuencia, deberá ser ampliada en futuro no lejano, obra que se anunció hace unos dos años.

IV

El progreso de Barranquilla no será realidad mientras no se elimine la aterradora ocupación del espacio público, especialmente en el Centro y en el Mercado.

V

No resta sino felicitar a quienes han concebido todas estas obras, algunas ni se me habían pasado por la cabeza, como crear espacios públicos abiertos aledaños o anexos a edificaciones emblemáticas (demolición de inmuebles-estorbo incluida), como las iglesias de San Roque y San José, la Biblioteca Departamental, el Hospital de Barranquilla, la Intendencia Fluvial. El más ambicioso de estos proyectos es el paseo de las Palmas (ampliación del parque de los Locutores), obra que, sin embargo, da mucho que pensar. Por fin se pusieron a pensar a Barranquilla. 

VI

Terrible, no obstante, que para ampliar la carrera 50 demuelan inmuebles de valor arquitectónico incalculable en el barrio Abajo.

VII

¿Cuándo acabará el martirio de los buses de Barranquilla? Los choferes no cumplen con las rutas (Coolitoral es el campeón), dejan subir asesinos y ladrones disfrazados de vendedores de cuanta chuchería existe, paran para comprar jugos, fritos, o para apuntar la bolita, manejan a altísima velocidad, y ahora hablan por celular y hasta chatean (mientras manejan, obviamente).

VIII

No me gustó ni cinco la película que ganó el Oscar ayer, Birdman. Aburrida, no distrae, no alegra, argumento completamente forzado, artificioso. Boyhood, The Theory of Everything o The Imitation Game, cualquiera, habría sido mejor elección. En general, la calidad de las producciones nominadas estuvo baja. Tremendo desinfle el de American Sniper. Los mejicanos no hacen muy bien en alegrarse de los triunfos consecutivos de sus compatriotas Cuarón y González: en ninguna de las dos producciones (Gravity y Birdman, respectivamente) por las que ganaron el Oscar a Mejor Director aparece México. Se trata de dos directores latinoamericanos haciendo más cine estadounidense.

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