Apuntes mirmidónicos LXV

23 de octubre de 2023

Y muchos más, especialmente en el Centro. A lo anterior hay que agregarle, pues también son bienes más o menos inmuebles, los siguientes monumentos:

3. Casa de bahareque y techo de paja. Solo fachada.

4. Casa típica. Solo fachada.

5. Colegio. Solo fachada.

6. Tienda típica. Negocio.

7. Barbería. Negocio o solo fachada.

8. Botica. Negocio.

9. Quiosco. Negocio.

10. Estadero. Negocio.

11. Venta de artesanías.

12. Restaurante típico. 

13. Frutera. 

14. Parque dotado de zona verde y juegos infantiles.

15. Bus antiguo, en desuso, bien pintado y decorado. O una chiva parrandera.

16. Bicitaxi.


11. Mi buen amigo peruano Miguel Watts aporta la magnífica idea de una réplica de Macondo “Con taller de orfebrería, puterío, circo y too”.  Bien concebido, sería un homenaje al realismo mágico de la Costa y merecido tributo para García Márquez en Barranquilla, ciudad que tanto quería. Completarían el conjunto casas de barro y cañabrava, un plantío de guineo, un castaño, almendros, una ciénaga, una sierra y “un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos”. Mariposas amarillas, pescaditos de oro, un témpano de hielo, pergaminos manuscritos en sánscrito, lupas, imanes, un catalejo, un astrolabio, una brújula, un sextante, un galeón, daguerrotipos (entre ellos, el de una niña), bacinillas, sábanas revoloteando, un San José de yeso repleto de monedas de oro, un talego con huesos humanos, un hombre-víbora, hormigas comiéndose a un recién nacido con cola de cerdo. Un conjunto de acordeones tocando los cantos de Rafael Escalona. Estatuas de los Buendía, Melquíades, Francisco el Hombre con un acordeón viejo, un Judío Errante, gitanos, indígenas guajiros, soldados, gringos de la United Fruit Company y forasteros de todos los pelambres; se me ocurre que la figura principal sería Remedios, la bella, subiendo al cielo entre sábanas volando. Tendría también un laboratorio de alquimia, una gallera, una blanca casona, una sala de espejos, una pastelería, un tren amarillo, un colegio, un vagón lleno de muertos, una cantina, una librería de volúmenes raros, una carpa cíngara, un cuartel y ¿por qué no? un pelotón de fusilamiento. 


12. Obra ciclópea que nuestra dirigencia no está en capacidad de entender ni dimensionar, mucho menos de llevar a cabo, entre otras cosas porque no leen, y mucho menos a GGM. Cuán patético es que en Colombia todo el mundo saca pecho por GGM, pero casi nadie lo ha leído, y menos que menos a Cien años, algunos la encuentran incomprensible, se confunden en la mar de personajes; otros, más realistas, simplemente reconocen que no pueden con esa novela, entre ellos, el profesor Maldonado.


13. En vez de andar inventando infraestructuras y eventos que nada tienen que ver con nuestra historia y realidad culturales, como festivales de jazz (nada más falta que salgan con uno de blues) y de cine arte (para eso están los cineclubes), museo de arte moderno (eso da risa, mayor credibilidad tendría una Galería o Salón de Arte del Caribe, o de Artistas Costeños, o algo así, de hecho hubo un Salón de Artistas Costeños), etcétera, es menester invertir en manifestaciones verdaderamente autóctonas, barranquilleras, como espacios y eventos relacionados con el carnaval y la cultura picotera. Proyectar el folclor de la Costa Atlántica. Restaurar y potenciar el Museo Romántico, volverlo atractivo y sostenible. ¿Qué tal un espacio para la cumbia, el porro, el fandango, el merecumbé, en síntesis, para la música costeña? El escenario para todo aquello era el Parque Cultural del Caribe, pero ya ven lo que pasó. ¿Habrá intención de revivirlo?


14. No digo que no debe haber espacios en Barranquilla para el arte clásico y moderno (en el estricto sentido histórico), llámese pintura, música, teatro, escultura, poesía. Solo que al ser minoría quienes gustan de esas corrientes, deben correr con sus gustos ellos, no porfiar en que la colectividad toda financie sus aficiones, que, insisto, son las de unos pocos. Así lo hacen en Nueva York, París, en todas partes: los museos son creados y mantenidos por particulares. 


15. Vamos a ver: ¿quiénes mantienen el tal Museo de Arte Moderno de Barranquilla? Incluso, ¿quiénes saben de su existencia? Solo el grupúsculo que lo creó y ha conseguido las pocas obras que posee, o sea que es cuestión de ellos. Pretender que Barranquilla se embarque en determinadas apetencias es pedirle peras al olmo.


16. Lo anterior, reitero, no es, de ninguna manera, una sugerencia de desterrar el arte clásico (¿o culto?) de Barranquilla: desde muy joven soy admirador del arte “clásico”, en el que fui formado en el Instituto Experimental del Atlántico, incomparable colegio de bachillerato ideado y regentado por el profesor Alberto Assa maestro osmanlí que 27 años después de su muerte no ha podido ser reemplazado en el panorama educativo y cultural de Barranquilla, quien se limitaba a organizar un relativamente poco concurrido concierto de música clásica al mes; nunca tuve conocimiento de que hubiese perseguido la creación de festivales de ese tipo de música, o de infraestructura alguna, pues sabía de sobra que “...es pensar que es ahora de noche, que aún no son las diez del día...” (Don Quijote, pt. 1, c. XXII).


17. Otra industria fácil de potenciar, pues las bases ya están sólidas, es la gastronomía; de hecho Barranquilla es ya el principal centro gastronómico nacional. En materia de cocina típica, allí está el asombroso caso de la comida peruana, cuestión de Estado que Perú ha promovido vigorosamente, y que no supera en diversidad y sabor a la desconocida culinaria costeña. Si una gastronomía basada en ingredientes y platos similares a los criollos ha logrado posicionarse internacionalmente, tanto más lo podrá la nuestra, que cuenta con tantos o más platos que aquella, y más sabrosos.


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