Apuntes mirmidónicos XXXVIII

4 de mayo de 2015

I

Insisto en un veto o inhabilidad para contratar para Valorcón, el nuevo descalabro del puente de la 38 es una muestra más de su total incompetencia. No más contratos para esa empresa, que si tuviera un poco de dignidad, debería cerrar. ¿Y dónde están los entes de control?

II

La canalización subterránea de la calle 79 respondió de manera perfecta al aguacero del 1.° de mayo. Magnífico cómo “perdió el año” el arroyo en el primer juego de rejillas y desagües. No faltan, como siempre, las aves de mal agüero que sostienen que la lluvia no fue tan fuerte como podría llegar a ser, y que se debe esperar que se presente un diluvio de los que sabemos para saber si la obra en realidad quedó bien hecha, bla, bla, bla. Mi pronóstico: sí estará a la altura. Felicitaciones a Castro Tcherassi y al interventor, eso sí es ingeniería y honestidad. Aprende, Valorcón.

III

A los constructores de la calle 84 se les olvidó que por esta época empiezan las lluvias y no protegieron la excavación, por lo que el arroyo ¡qué violento es! pudo haber desmoronado las construcciones circunvecinas. Al parecer, ya remediaron la omisión y la obra continúa sin problemas. Esta canalización de la 84 es gigantesca, la profundidad del canal sugiere que eliminará de cuajo ese temible arroyo.

IV

Avanza también a muy buen ritmo la canalización de la carrera 54. Acabando con estos arroyos, y ojalá con los de la carrera 21 y la calle 48, por fin se habrá resuelto el problema por cuenta del cual Barranquilla ha sido el hazmerreír del resto de Colombia, además de causa de muchas muertes, accidentes, pérdidas económicas y paralización de la ciudad. Felicitaciones a esta administración, pasará a la historia por haber iniciado el fin de los tristemente célebres arroyos de Barranquilla.

V

A propósito de la palabra “arroyo”, para ese fenómeno meteorológico son más adecuadas otras voces como “riada”, “avenida”, raudal, o la más exacta de todas: “torrente”. Por cierto, arroyo en francés se dice “torrent”.

VI

Prosiguiendo con la semántica, qué pobreza conceptual e ignorancia lingüística la de quienes, confundidos y equivocados, han montado el embeleco de que con las obras de saneamiento de la cuenca oriental los caños deben pasar a llamarse canales, pues “caño” quiere decir cloaca, alcantarilla, conducto de aguas servidas. Sepan, señores desinformados y embelequeros, que entre las distintas acepciones de “caño”, están la de “Curso de agua de caudal irregular y lento, sin ribera arenosa, por el que desaguan los ríos y lagunas de las regiones bajas”, la cual registra el DLE como venezolanismo inexactitud rara en él; “En las marismas, brazo de agua poco profundo”; y “Canal angosto, aunque navegable, de un puerto o bahía”. Como puede verse, todas se ajustan, mutatis mutandis, a los caños, así que la voz está bien utilizada.

VII

Nos quieren vender el nuevo puente Pumarejo como lo último de lo último (el 27 de abril, día de la firma del contrato de inicio de la obra, el presidente Santos dijo que es una obra “monumental”), pero aquí al ladito, sobre el canal de Panamá, construirán uno delante del cual el nuevo Pumarejo queda como un enano: 6 km contra 2 de longitud, 76 m contra 45 de gálibo. El nuevo puente sobre el canal tendrá seis carriles para carros (tres en cada sentido) y por él pasará el monorriel de la línea 3 del metro de la Ciudad de Panamá. Y será el cuarto puente sobre el canal.

VIII

100% de acuerdo con todo lo que dijo Fernando Vallejo contra Santos y el proceso de paz, no dijo ni una sílaba que no fuese cierta… la verdad no ofende. Véalo aquí: La violenta diatriba del escritor Fernando Vallejo. Quienes se le fueron lanza en ristre solo cayeron en ataques ad hominem, craso error de retórica y de lógica que no ataca al argumento, sino a la persona. Muy bien por Fernando, tipo honesto, valeroso y valioso. Afortunadamente, hay en Colombia mentes claras que sí ven el valor intrínseco de la denuncia de Vallejo: Por qué necesitamos más voces como la de Fernando Vallejo, por Joaquín Robles, profesor cartagenero.

IX

Para mí es claro que ganó Mayweather. No por tantos puntos como dieron los jueces, pero sí ganó, y claramente. Su boxeo ciertamente no es el que más gusta, ni es contundente, pero marca puntos que da miedo y no se deja pegar. Ese es un estilo de boxeo, similar al amateur, donde lo que importa es marcar puntos y rara vez hay un nocaut. No todos los boxeadores son noqueadores fulminantes como Hagler, Foreman o Tyson. Como le ganó Mayweather a Pacquiao, le ganó Sugar Ray Leonard a Marvin Hagler, o Carlos Monzón a Rodrigo Valdés.

X

Para quienes están interesados en la historia de Barranquilla: se tiende a creer que el cuartel donde se entregó el título de villa el 7 de abril de 1813 es el que le dio el nombre a la carrera 44, el cual quedaba a la altura del actual paseo de Bolívar. Del cuartel donde se erigió a Barranquilla en villa, que era del ejército de observación republicano, nadie sabe a ciencia cierta su ubicación. No pudo ser el que quedó en inmediaciones del paseo de Bolívar con la 44, pues esa edificación, demolida en 1931, fue establecida como cuartel en 1879; antes había sido la residencia de Manuel Molinares, quien la había adquirido al primer alcalde de Barranquilla, Agustín del Valle (1821), quien la había construido a principios del siglo XIX.

XI

En el interior del país salen con cada embelequería… Ahora dizque Paulina Vega es medio “cachaca” (ese término usaron) porque desde los once años vive en Bogotá. Esa chica es más barranquillera que el chuzo desgranado, hombre, su desparpajo y gracia costeños son inconfundibles; ni siquiera a pesar de haber vivido tantos años en el interior habla bogotano.

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