Apuntes mirmidónicos XL

17 de septiembre de 2015

I

Con ominosa discreción inauguraron la tal plaza de San Roque. Más bien, simplemente la abrieron al público retirando las vallas que la cercaban. Es tanta la vergüenza que producen sus escandalosos sobrecostos, su inexplicable atraso de nueve meses, su equivocado diseño y la tercera parte de su superficie destinada no a espacio público, sino a locales comerciales (o sea que es una semiplaza de mercado que dentro de poco se convertirá en plaza invadida por toda clase de buhoneros), que ni se atrevieron a promocionar su estreno.

II

Está en su furor una nueva versión de la guachafita electorera. En los años 80, el profesor Assa, respetado extranjero que mucho contribuyó a la educación y la cultura de Barranquilla, señalaba “las sonrisas angelicales, las muecas feroces y las poses napoleónicas” de los candidatos de entonces. En esta ocasión, y, sin duda, por cuenta de los tales aspirantes a ediles, el batiburrillo de candidatos de todos los pelambres ha adquirido proporciones dantescas que devolverían a la tumba ipso facto al maestro si resucitara y presenciara esta debacle: además de lo mencionado por él, ahora hay tipos con los labios pintados como mujeres al tiempo que muestran los pelos del pecho; mujeres de profundos escotes que casi dejan al descubierto opulentos senos operados, de pelos sueltos, miradas seductoras y labios carnosos, encendidos de carmesí, desfigurados por inyecciones de silicona; otros, con caras de fakires; unos, con peinados punk; los que sabemos, restregándonos que no serán machos, pero son muchos… El panorama electorero de Barranquilla es un auténtico lodazal moral.

III

Pero si fueran solo apariencias… En las redes sociales y medios de comunicación tradicionales, los atrevidos “candidatos” propalan, sin el menor pudor, sus faltas de ortografía, su pésima redacción, su no saber ni hablar… Lo dicho: la marca de nuestro tiempo es la desvergüenza… y el desubique. Menudo destino le aguarda a este pueblo.

IV

A los males crónicos de esta ciudad en materia de vehículos automotores, como la agresiva forma de manejar, la pitadera, el estacionar donde menos se debe, ir hablando por celular y hasta chateando, etcétera, se les suma el ulular infernal de las alarmas. Hay carros a los que hasta el ruido generado por una moto les activa la alarma. A la hora que sea, en un edificio residencial, en uno de oficinas, en la calle, en la clínica, donde sea. Y tiene uno que hacerles la observación a los dueños para que solucionen el problema, porque a los nenes no se les da por arreglarlo por iniciativa propia. ¿Será que ni cuenta se dan de lo que molestan esas alarmas, o más bien les importa un carajo molestar a los demás? La desconsideración es una de las marcas del barranquillero.

V

Totalmente desatinado el proyecto de construir un complejo para las actividades del carnaval en el lote del batallón del barrio Paraíso. ¿Cuándo se concientizará la dirigencia de que Barranquilla requiere un gran pulmón verde? ¿Cuándo depondrán su insaciable rapacidad en pro de la naturaleza? Ese debería ser el Central Park o el Campo de Marte barranquillero, guardando las proporciones.

VI

Mucho recomiendo el teatro Rex convertido en restaurante. ¡Quién lo creería en 1987!

VII

Aunque los ultrajes a colombianos por parte de las autoridades venezolanas no son nuevos, los de estos días me llaman poderosamente la atención. Muchos colombianos que viven en el exterior son un verdadero problema: en Panamá, los sicarios y estafadores colombianos han hecho hasta para vender; en el norte de Chile, no los quieren ver ni en pintura por las mismas razones; en Perú, Ecuador, Costa Rica, Paraguay, Argentina y España, lo mismo. Pero las fechorías de los colombianos en Venezuela son punto aparte. No decimos que no sea injusta la forma en que están sacando a los colombianos de ese país, ni que el gobierno de Maduro esté pecando de nivelar por lo bajo, pero ¿qué haría el Estado colombiano si unos extranjeros anduvieran aquí delinquiendo, léase asesinando, traficando con drogas, secuestrando, contrabandeando, violando, usando la frontera para cuanta atrocidad se pueda imaginar, comprando ilegalmente en Colombia para vender en el suyo, entre otros crímenes que cometen muchos connacionales en Venezuela?

VIII

Es un caso muy similar al de Donald Trump y sus declaraciones contra los mejicanos. ¿Quién puede negar que lo que denuncia es cierto? El problema es generalizar: no todos los mejicanos que pasan la frontera van a Estados Unidos a delinquir, así como no todos los colombianos que andan por Venezuela son criminales.

IX

Asistimos impotentes a una de las más grandes tragedias humanitarias de los últimos tiempos: la invasión de Europa por parte de refugiados del Cercano Oriente y el África subsahariana. El panorama es desolador: en pocos años Europa será irreconocible, el cristianismo, que durante dos mil años configuró la fisonomía occidental, será arrasado por las hordas sarracenas; Eurabia la han llamado. El europeo, tal como lo conocemos, poco a poco desaparecerá dejando su sitio a africanos y árabes. Lo que no pudieron a la fuerza Atila, Aníbal, los medas, los turcos, los persas o los musulmanes que durante ocho siglos ocuparon a España, lo lograrán los ideales de libertad, igualdad y fraternidad nacidos en Francia, el corazón de la propia Europa.

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