🔴 Nuevo estudio del Ministerio: La mujer y los Tzitzyot de Yahshua
Llamamos a este día “Purim”, porque proviene de la palabra “Pur”: “por todo lo que había sido escrito en esta carta y por todo lo que vieron y todo lo que les había ocurrido a ellos”. Así concluye la Meguilá de Esther, el relato histórico de lo que ocurrió, resaltando entre lo que vieron y lo ocurrido, ya que no todo lo pasó, se vio.
Purim es la celebración por excelencia, como dijeron nuestros Sabios que el día de Yom Kipur (Día de la Expiación) recibió ese nombre, por que puede ser comparado con Purim, “Ki-Purim”. En Kipur aceptamos la Hasgajá (autoridad) Divina con recogimiento por temor al dictamen, en cambio en Purim aceptamos la Hasgajá (autoridad) Divina con alegría, puesto que Lo encontramos en los momentos más inesperados y ocultos.
La alegría es la expresión del esclarecimiento, “No hay alegría como la del esclarecimiento de la duda”, la tristeza sólo se encuentra dentro de la duda, del “por qué”. ¡Mordejai tenía todos los conceptos claros!. Hizo un llamado a sus hermanos a no participar en las fiestas de Ajashverosh, pues el que participa con el malvado es cómplice de él. Prohibió reverenciarse delante de Hamán, pues el que se reverencia aunque lo haga forzado, termina reconociendo. Mordejai tenía los conceptos claros, por lo que no daba lugar a la duda ni a la tristeza.
Tan claro tenía Mordejai los conceptos que ni el vino podía perturbarlo, y dijeron nuestros Sabios: “Entra el vino, sale el secreto”; secretos existen solamente para los que tienen algo que ocultar, pero el trasparente, el que en su interior es exactamente como su exterior, el vino solamente lo eleva corroborando lo que aparentaba. “Hayab Inish lebeshume bepuria ad de lo Yada”, la persona está obligada a beber en Purim hasta que no sepa... Inish es la traducción de Ish y en la Torá es solamente una persona como Moshé: Ve ha Ish Moshé… ¡Purim no es día para los payasos, Purim es día para los rectos!
"Y aconteció en los días del Rey Ajashverosh ..." (Meguilat Esther 1:1)
Hace más de dos milenios, en el año 3392 desde la creación del mundo (368 antes de la Era Común), ascendió al trono de Persia el rey Ajashverosh (Asuero). Este no era el heredero legítimo de la corona pero supo conquistar, no obstante, la admiración del pueblo merced a sus riquezas y a su poderío.
El pueblo de Persia, impresionado ya con sus riquezas, quedó aún más admirado al conocerse su matrimonio con Vashtí.
"En el año tercero de su reinado hizo un banquete ..."
"Y la reina Vashtí se rehusó a venir ..." (Meguilat Esther 1:3-12)
Debido a su condición de usurpador en el trono, el rey Ajashverosh buscaba constantemente nuevos medios de afianzar su reinado. Uno de los importantes pasos que dió en este sentido fue el de transferir la capital de Babilonia a Shushán.
Aún más importante todavía, fue el banquete real que ofreció al pueblo. Con este banquete comienza la Historia de Purim, ya que el rey, embriagado, comenzó a jactarse de sus riquezas y de la belleza de su esposa. Incitado por la muchedumbre, el rey envió una orden a Vashtí (la reina) a fin de que se presentara en la fiesta. Sin embargo, la reina se negó a ir, argumentado: "¿acaso debe convocarme como una esclava común?", y en forma audaz rehusó cumplir con la orden del rey. Ajashverosh se enfureció y, aconsejado por uno de sus sirvientes (Hamán) mandó ejecutar a Vashtí.
"Había un judío en Shushán ..." (Meguilat Esther 2:5)
Tras la muerte de Vashtí, se comenzó la búsqueda de una nueva reina. En Shushán residía un judío muy piadoso y sabio llamado Mordejai, quien tenía una encantadora y bondadosa sobrina llamada Esther (Hadasa), que había perdido a sus padres y fue adoptada por su tío.
El concurso para reemplazar a Vashtí se prolongó durante varios años. A todas las concursantes les concedieron todos los tratamientos que solicitaron. Tan sólo Esther no exigió nada, y aunque no era la más bella de todas, el rey la prefirió por la gracia que encontró en ella. Cuando Esther supo que era la elegida, de acuerdo al consejo de Mordejai, no reveló su condición de judía, ya que le dijo que mantuviese el secreto hasta que llegara el día en que hubiera necesidad de ponerlo en evidencia.
"En aquellos días... dos chamberlanes del rey... intentaron poner mano sobre el rey ..." (Meguilat Esther 2:21)
Después de que Esther fue elegida como reina de Persia, preguntó al rey por qué no había escogido para sí un consejero judío. El rey replicó que no conocía a ninguna persona digna de recibir ese cargo. Sin embargo, Esther insistió: "He aquí que tienes a Mordejai, sabio, piadoso y leal". Fue así que Mordejai se convirtió en consejero de Ajashverosh.
Cierto día, Mordejai escuchó una conversación entre dos servidores del rey, quienes planeaban envenenarlo. De inmediato, Mordejai comunicó esta noticia a Esther, quien a su vez advirtió al rey sobre el complot de sus siervos. Descubierta la conspiración, los infieles servidores fueron condenados a muerte, y Ajashverosh ordenó dejar constancia en el libro de sus crónicas reales que Mordejai había salvado la vida del rey.
"Después de estos sucesos, el rey Ajashverosh engrandeció a Hamán ..." (Meguilat Esther 3:1)
El rey Ajashverosh nombró a Hamán como Primer Ministro, e impuso una orden que estipulaba que todos los miembros del palacio debían inclinarse ante él. Todos lo miembros en el palacio se inclinaban ante Hamán, pero Mordejai se negaba.
"Entonces dijo Hamán al rey Ajashverosh: Hay un pueblo ..." (Meguilat Esther 3:8)
La negativa de Mordejai despertó el odio de Hamán, no solamente hacia él sino también hacia todos los judíos. Por eso elaboró un plan para exterminar a los judíos residentes en el reino, con el argumento de que éstos se mantenían apartados de toda la sociedad, vivían, comían y bebían apartados, y no se casaban con las hijas de los nativos. Fue así que el rey autorizó que Hamán ejecute su malvado plan y, sin demora, llamó a los escribas reales y les ordenó preparar el decreto para enviarlo a todas las provincias del reino.