Un Barrio

Un Barrio

Tan incierto como lo hizo ayer,

hoy vuelve a amanecer

sobre la plaza,

sobre la ropa que hay tendida en las terrazas

y un canto de gorriones por doquier.

Empieza a clarear

y el sol se ha echado a andar anaranjado,

sacando brazos a través de los tejados

como, si en realidad,

quisiera unir el barrio a la ciudad.

Y mientras van abriéndose

las flores, los cafés

y las orugas,

alguien se acerca con un bote de pintura

y vuelve a dejar muda una pared.

Y las mujeres van

al horno a por el pan

recién cocido,

para ponerle alguna cosa a sus maridos,

que irán a trabajar...

los que están sin trabajo van al bar.

A la mañana le dá igual

si el aire es de cristal

o de cemento,

si las moreras se secaron hace tiempo

o se llena de grietas un portal.

Ni busca explicación

al reto de un buzón enegrecido,

ni se detiene ante la sangre de un herido,

debajo de un bidón.

Ni oye en el asfalto

un galope de herraduras

que cruzan por la plaza para ver

si el sol sigue en lo alto

y la mañana continúa

tan dura y tan incierta como ayer.