No cantes

No cantes

Tan sólo es que no pueden entender

que hilaste tu plumaje entre los cúmulos,

que cultivaste ojos para ver

desde lo alto, como su dios.

Te necesitan para iluminar

de alguna forma sus paredes pálidas,

fríase impávidas,

que ni han llorado ni saben soñar.

No cantes, no cantes,

van a creer que los mencionas en tu trino,

que les quieres, que les debes su cariño.

Ay, no cantes,

pero conserva tu piedad

que tu alma es grande,

y en los alambres

ellos pierden su libertad.

Los hijos de tus hijos crecerán

acostumbrados a vivir desde un rincón.

Su canto será dulce en su prisión,

y no sabrán volar ni la razón.

Y dejarán la jaula como tú,

con las patitas corvas y enfriándose,

entre unas manos que

sólo supieron sentirse ataúd.

No cantes, no cantes,

para creer que los menciones en tu trino,

que les quieres, que les debes su cariño.

Ay, no cantes,

pero conserva tu piedad

que tu alma es grande,

y en los alambres

ellos pierden su libertad.