Ya se despiertan los poetas,

Ya se requieren los amantes,

Ya hay quien maldice una ruleta

Y la besaba hace un instante.

Se desanudan los cilicios,

Se pone precio a las cabezas,

Y las mujeres de limpieza

Llenan su cubo en los servicios.

Bajan la voz los nigromantes

Y se transportan las actrices,

Se dan carmín las meretrices

Y se organizan los tunantes.

Se van pintando terciopelos

De serpentinas y burbujas

Y en el silencio las agujas

Abren su brecha de consuelo,

Llegó la hora de las brujas.

Aha aha . . .

Para encender una fogata

Y elucubrar con las estrellas

Y compartir una botella

Con los amigos o las ratas;

Para intimar con el sereno

Y hacerle un guiño al astronauta,

Para apostar sin ver las cartas

Y enamorar en puerto ajeno;

Para escapar de las prisiones,

Para irrumpir en los conventos,

Para fraguar revoluciones,

Para soñar sin miramientos

Y deshacernos del abrigo

Que nos convierte en cirujanos,

En agoreros y escribanos,

En misioneros o mendigos,

Porque la noche ya ha venido.

Aha aha . . .