anastauroo

verbo

ἀνασταυρόω

[anastauróô]

crucificar de nuevo*

1 vez

(01) Hebreos 6:6

y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo* para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio.

ἀνασταυροῦντας [anastauroûntas] Presente Participio Activo, acus. pl. masc.

* ἀνασταυρόω [anastauróô] en los escritos extrabíblicos significa sencillamente "crucificar", pero en este pasaje el contexto favorece el sentido figurado de "crucificar de nuevo". Este sentido es especialmente significativo pues aquellos a quienes se dirige la epístola son cristianos de origen judío, cuya raza había sido culpable de crucificar al Hijo de Dios la primera vez (Hechos 3:14-15). Si estos cristianos rechazaban a su Salvador y volvían a su vida anterior, era como si lo hubieran crucificado de nuevo.

    La interpretación de este pasaje depende mucho de la comprensión del participio griego que se traduce "crucificando". La construcción griega con un participio puede expresar tiempo, causa, condición o propósito.  Algunos comentadores sugieren que el sentido es aquí temporal y que el pasaje debiera traducirse: "es imposible renovar el arrepentimiento mientras continúen crucificando al Hijo de Dios". Es común este uso temporal del participio. Si así se acepta,entonces el pasaje enseña que los que han apostatado no pueden ser restaurados mientras continúen sin arrepentirse.

    Si se acepta el uso causal del participio ("en vista de", "puesto que", "debido a", etc.), entonces debe considerarse que el pasaje se ocupa del pecado imperdonable, pues los culpables de este pecado son los únicos que no pueden ser renovados para arrepentimiento. Este pecado generalmente se manifiesta en un continuo rechazo de las invitaciones de Dios y de las súplicas del Espíritu. Se trata de un endurecimiento del corazón, hasta que ya no hay ninguna respuesta a la voz de Dios. Por esta razón una persona que ha pecado contra el Espíritu no siente arrepentimiento, ni experimenta dolor por su pecado, ni desea apartarse de él, pues no hay una conciencia que lo acuse. Si alguno tiene el sincero deseo de hacer lo correcto, puede creer confiadamente que aún hay esperanza para él. 

    Esto debería ser una fuente de consuelo para el alma desanimada, pero de ninguna manera debería usarse como un incentivo para el descuido. Dios desea consolar a los desconsolados, pero también quiere advertir a su pueblo en cuanto al peligro de llegar al punto sin retorno.