Daniela Betancourt

INICIO: 01 marzo 2021

FINAL: 30 junio 2021

En pro de la cultura

Semana I (05/03/2021)

Energía alta

¿Qué será que pasa?, me susurra de nuevo la voz en mi cabeza. ¿Por qué tantos días completamente alineada con la vida? ¿Alineada conmigo? ¿Y por qué no?, resiente otra de las voces. Me sorprende la motivación con la que vibro últimamente. Mi hermano y el mar tatuados en mi brazo, la sinestesia musical de Clara Peya y la oportunidad de verla y sentirla en vivo y volver a tomar clases de danza contemporánea y hacer roles con la emoción de una adolescente enamorada. Ahora también una nueva práctica y... ¿quién sabe qué traerá?

Mi intuición me dice que voy a aprender mucho. ¡Justo lo que más quería! Mi intuición me dice que por fin va a ser una experiencia para entender cómo sí se deberían hacer las cosas. ¡Por fin un grupo de gente centrada y no una organización repleta de puestos políticos! Mi intuición me dice que voy a poder explorar mi creatividad. ¡Las personas aquí no hacen 'horas nalga'! Mi intuición me dice que ésta es otra de las tantas alineaciones de la vida. 

Semana II (12/03/2021)

Energía piscis

Mañana es la luna nueva. Hay todo un stellium en el cielo. Venus, el sol, la luna y Neptuno están en piscis. La gente anda con la energía a flor de piel. Todos quieren llorar. Todos quieren recogerse. Las ruletas emocionales saltan a la vista. Gritos. Llanto. Gritos. Abrazos. Lágrimas. Más lágrimas. La gente no puede hablar. La gente no sabe hablar. La gente no sabe comunicar sus emociones.


Semana III (19/03/2021)

Atravesar

Tuve insomnio toda la semana, excepto anoche. Me da miedo no poder dormir. Me da miedo estar enferma. Me da miedo la claridad que pierde mi mente cuando no duermo bien. No dormir me da migraña. No dormir me pone menos tolerante y menos empática. Me aterra no dormir bien y que al otro día no me rinda con todos los pendientes. Me aterra que me duela tanto la cabeza. 

Hace unos meses, tuve un par de migrañas que se llaman "auras migrañosas" y afectan los sentidos. La primera me dio en casa, por fortuna. Veía muchas manchas plateadas por mi ojo derecho y de repente, mi campo de visión se vio afectado. Si miraba de reojo apenas conseguía ver uno o dos metros de profundidad. Media hora recostada con los ojos cerrados y sin ningún contacto con la luz et volià!

La segunda aura migrañosa no fue tan chévere. Estaba montando bici hacia la montaña y decidí hacer mi parada habitual para estirar los músculos. Un montón de puntos de colores empezaron a invadir mi visión y pensé que se trataba de un mareo así que me senté. Pero no, no era ningún mareo. Los puntos se convirtieron en oscuridad absoluta. Escuchaba los carros, al señor que vendía huevos, los pitos de las motos, ¡todo! Todo estaba ahí, menos mis ojos. ¡No veía nada! No tenía celular, no podía dejar la bici, porque en Colombia seguramente me la iban a robar. Así que empecé a caminar y a enfocarme en mi respiración. Medité en movimiento durante unos minutos y, poco a poco, mi visión fue volviendo. Por eso me da tanto miedo no dormir. Por eso les temo a las migrañas. Pero, como todo en la vida, sólo hay que aprender a respirar conscientemente para poder atravesar.

Semana IV (26/03/2021)

Sol y Venus en Aries

Siento que exploto, que ardo y me quemo por dentro y por fuera. No resisto un solo contacto físico y, a la vez, los quiero todos, como si tuviera un planeta en mi vagina. El deseo me nubla el juicio. El deseo me desconcentra y me aparta de las tareas cotidianas. El deseo me hace pensar en vos. Me intriga saber qué querés de mí. ¿Por qué me hablás tanto? ¿De qué se trata esa complicidad entre los dos? Quiero entender, quiero saber qué es, pero, sobre todo, quiero saber de vos. 

Semana V (09/04/2021)

Luna llena en Libra

Libra es el signo de las relaciones. Venus es el planeta de los deseos. Venus rige libra y tuvo star point en Aries hace dos semanas. Después, fue la luna llena en libra, en oposición a todo un Stellium en Aries. Mi sol está en Aries en Casa 12. Aries es mi casa de lo inconsciente, de lo oculto, de lo kármico y de las vidas pasadas. La luna llena en libra me saca a la luz temas y asuntos relacionados con todo tipo de relaciones. Por ahora, sé que debo aprender a recibir amor y a sentirme cómoda con ello. Es momento de abrir el corazón, pero, al mismo tiempo, de seguir sanando.

Semana VI (16/04/2021)

Sororidad

Me gusta la forma en que he interiorizado el feminismo. Puedo ver la diferencia entre mis amigas colombianas y mis amigas del resto de América Latina. Sin embargo, aún me cuesta no juzgar cuando las acciones de mis amigas repercuten en mi propio proceso. Creo que es muy sano tomar distancia y dejar que las heridas respiren hasta poder propiciar una conversación de nuevo. Me gusta mucho la mujer que soy ahora. Me gusta mucho el sentido de solidaridad que he desarrollado, el respeto propio y de los demás y la consciencia de mis acciones. Cada vez me acerco más a la mujer que quiero ser.

Semana VII (23/04/2021)

Escuchar el silencio

Esta semana, mi nueva psicóloga trajo una cita de Epicteto a colación, una cita que me marcó y atravesó: "No son las cosas las que atormentan a los hombres, sino la opinión que se tiene de ellas". ¡Cuánta razón tiene Epicteto! Nos pasamos la vida opinando sobre las otras personas, pensando una y otra vez sobre las cosas que nos pasan y dándoles vueltas y vueltas a los acontecimientos, pero no nos damos cuenta de que justamente todo eso está mediado por una opinión. Ninguna persona es lo creemos de ella. Yo no soy lo que mi madre cree de mí, ni mi hermano es lo que yo creo de él. Tampoco una pelea es lo que yo creo, ni lo que la otra persona cree. Todas estas cosas no son más que opiniones. No hay ninguna verdad. Al entender esto, es más fácil distanciarnos de las situaciones y, a la vez, generar más empatía. Entender que el otro es un "otro" e interiorizarlo es esencial para tener relaciones interpersonales sanas y conscientes, que no estén condicionadas por las expectativas que tenemos de lxs demás ni de las situaciones. 

Hace varias semanas me di cuenta de que otra vez estoy pensando demasiado las cosas. Irónicamente, estaba pensando y ahí supe que lo estaba haciendo de más. Me preocupé, porque eso ya había cambiado en mí y hoy sé  qué me llevo a sobrepensar de nuevo. Había dejado de pensar en exceso, porque estaba conectada con mi cuerpo al máximo. Vivir en Colombia, en la casa de mis papás, es el lugar ideal para aprender a mesurar el pensamiento. La abundante naturaleza que rodea toda la casa te lleva a un estado de tranquilidad y de confianza que justamente te invita a desconectar. Había dejado de pensar, porque estaba feliz montando bici en la montaña varias veces a la semana. Estaba feliz de escuchar únicamente el silencio y saber que ahí estaba habitándome a más no poder. También fueron meses de mucho yoga desnuda, a la luz de la luna y de las velas; de cardio con música a todo volumen, hasta que la camiseta se empababa de tanto sudor y me la tenía que quitar, y de nadar en la piscina contemplando los tonos naranjas de las nubes, las hojas de los samanes y los pellares cantando por encima de ellos. Quiero volver a conectar con eso. Necesito volver a mover el cuerpo y dejar de pensar.

Semana VIII (30/04/2021)

Idealización de lo masculino

El lunes fue la luna llena en Escorpio, que me cae en la casa 7, de socios, parejas y grandes aliados. Las lunas llenas sacan cosas a la luz, te permiten ser consciente de algo que no habías visto antes. También implican finales, bien sea de etapas o definitivos. Mi hermano es Escorpio y desde muy niña lo he admirado y adorado a más no poder, al igual que a mi padre, que tiene el sol en Piscis, pero que ha de tener la luna en Escorpio. 

Mi padre y mi hermano fueron mis superhéroes durante más de veinte años, pero no exactamente por decisión propia. Mi madre creció con un padre borracho y agresor, que golpeaba a mi abuela constantemente, hasta que mi madre y sus hermanas se veían obligadas a llamar a la policía. Inconscientemente, mi madre se casó con otro hombre que, en su juventud, no era otra cosa que su propio padre. Ese hombre es mi padre y, afortunadamente, cambió y dejó de parecerse a mi abuelo. ¿Cambió porque encontró su camino en la vida? Lo que más deseaba mi madre cuando en su infancia era tener un buen padre y, como jamás se ha atrevido a resignificar su niñez, es su niña interior la que sigue hablando. Así que se enamoró de mi padre, porque es un gran padre. El padre que ella jamás tuvo. 

Mi padre encontró su camino al mismo tiempo que nació mi hermano. Mi hermano es el salvador de mi padre. Mi padre es el salvador de mi madre. Mi bella madre me enseñó que ambos eran de otro mundo, que su sensibilidad y su bondad no se comparaba con la de nadie más. Así que si me peleaba con alguno de los dos, yo debía, casi que inmediatamente, pedirles disculpas y hacer que nuestro vínculo se mantuviera fuerte e intacto. Ante los ojos de mi madre, los hombres de mi casa tienen superpoderes, porque son buenas personas y de gran corazón. ¿Por qué nosotras no somos superheroínas, si también somos buenas personas y de gran corazón? 

No me había dado cuenta de que, si bien jamás idealizo ni resalto que un hombre haga tareas cotidianas como lavar los platos o tender la ropa, sí idealizo su sensibilidad y su capacidad emocional. Llevo toda mi vida enamorándome de potencialidades: "Éste baila, ha de ser sensible y empático. Este otro canta, ha de ser creativo. Éste me tuvo en cuenta en la cama, ha de ser equitativo. Éste me dio su DNI para que no temiera por mi vida, ha de ser pro feminismo". ¡Puras idealizaciones! 

Semana IX (07/05/2021)

"Que los privilegios no te nublen la empatía"

"¡Corran! ¡Corran! ¡Ahí vienen bajando! ¡Ahí vienen! ¡Nos van a matar!" No paro de pensar en todo el horror que hemos tenido tan de frente estos últimos días. No paro de pensar en el miedo, en el dolor y en la angustia que deben estar sintiendo todas esas personas. Durante más de seis décadas, la posibilidad de la muerte a manos de otro ha sido una realidad palpable en Colombia. Miles de campesinos, de indígenas y de afrodescendientes han sentido día tras día que salir a la calle era una amenaza para sus vidas. El riesgo de ser asesinados siempre los ha asechado, pero sólo ahora que tenemos ese peligro de frente nos damos cuenta de las magnitudes desbordantes de la violencia en Colombia. Ahora se puede hacer un video en vivo y grabar todo lo que está pasando. Ahora es muy fácil que todos veamos que, en efecto, ¡nos están matando! 

Pero hay quienes aún eligen no ver. Hay quienes comparan el valor de una vida con el de un bus o un edificio. Hay quienes alegan que las Fuerzas Armadas en Colombia tienen el derecho legítimo de abrir fuego contra civiles desarmados que sueñan con un mejor país. Hay quienes gritan que argumentar y leer son cosas de mamertos izquierdosos y que el mayor riesgo es ser como Venezuela. Hay quienes se tildan de inteligentes y de pacíficos por creerse "gente de bien".  Esas personas sólo se quejan de que no pueden ir a mercar o a trabajar o alegan que están perdiendo muchísimo dinero por tener sus comercios cerrados. Exigen que se acabe el paro y que los manifestantes se quiten del camino para que ellos puedan seguir con sus vidas. ¡Así, como si nada! ¡Como si no lleváramos 1708 casos de violencia policial en los últimos nueve días! ¡37 asesinatos en nueve días! ¡10 casos de violencia sexual en nueve días! ¡831 desapariciones en 9 días! ¡Pero claro, lo que importa es poder ir a Carulla a mercar!

Sé que es muy difícil imaginar desde afuera todo lo que está pasando en el país. Ninguna marcha en que hayan apaleado civiles se le compara con la violencia descarada y desmedida de las Fuerzas Armadas colombianas. Ningún estudiante debería ser asesinado en ninguna protesta. Ningún joven debería perder sus sueños. ¡Ninguna madre debería estar esperando eternamente a que su hijo vuelva a casa! No puedo evitar que las lágrimas se me salgan ni tampoco me interesa hacerlo. Mis lágrimas, mi dolor, mi rabia y mi impotencia son la clara muestra de que, a pesar de todo, el país sí está cambiando. Lejos, cerca o como sea, me es imposible ser indiferente frente a tanta mierda. ¡Frente a tanta injusticia! 

Necesitamos que la gente aprenda que su realidad no es la realidad de todos. Que es imprescindible ponerse en el lugar del otro para lograr "una paz estable y duradera". Que las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional son la clara evidencia de lo mal que está todo a nivel institucional en Colombia. Que hay que reformarlas. Que hay que pensar más allá de los hechos y de las palabras. Que hay que apelar a los argumentos y a las emociones. Que hay que soñar sin negar la realidad. Que hay que ser radicales cuando se trata de cualquier tipo de violencia. Que el futuro son las buenas decisiones que tomamos todos los días. Que ese futuro es nuestra esperanza. 

Semana X (14/05/2021)

Autocuidado

Tiendo a estresarme de más cuando se me acumulan los pendientes y, al mismo tiempo, me encanta la sensación de sentirme útil y productiva cuando avanzo en todas las cosas que tengo por hacer. En casa no me rinde mucho, por eso prefiero ir a un café y ponerme a escribir. Pero los cafés implican comer por fuera y embeberme completamente en lo que sea que esté haciendo. Necesito encontrar la forma de seguir escribiendo con tanta concentración sin dejar de cuidar de mí. Una vez más, mi cuerpo pasa a un segundo plano y no logro hacer ejercicio ni comer con más consciencia. He de encontrar un punto de equilibrio y poner como prioridad el autocuidado. Los vermuts, por mucho que me relajen, no pueden ser el puente entre mi cuerpo y mi mente. El puente debo ser yo misma.

Semana XI (21/05/2021)

Parar

El Kundalini Yoga me ayuda a pausarme, a aprender de paciencia y a agradecer los procesos que vivo. La paciencia nunca ha sido mi fuerte, por el contrario, suelo ir muy revolucionada por la vida. He mejorado, claro, pero aún me falta. Ayer creí que me habían robado el celular. Creí que alguien había entrado y se lo había llevado. La ruptura de la amatista, las ganas de desconectarme y la necesidad de desapego fueron el móvil perfecto para creer que, efectivamente, mi celular había desaparecido. ¡Es impresionante lo fácil que se puede hilar una idea con otra! La concatenación de hechos y varias personas con la misma hipótesis inevitablemente devienen en suposiciones que se convierten en realidades. Pero las realidades siempre van a ser construidas, eso hay que tenerlo muy claro. 

Semana XII (27/05/2021)

Eclipse de luna llena en Sagitario

Me pregunto qué traerá este eclipse y toda la temporada. A veces pienso que se trata de mi relación con ella, que realmente estamos en etapas diferentes de la vida y por el bien de nuestra amistad deberíamos distanciarnos. A veces pienso que tiene que ver con los fantasmas del pasado, con esa gente que jamás quisiera volver a ver en mi vida. Por ahora, no lo tengo muy claro. Sólo sé que estoy completamente abierta a los cambios y a las lecciones de la vida. No hay que forzar ni oponerse a nada. Al final todo fluye, todo se da. 

Pero me cuestan las expectativas externas. Me cuesta pensar que no voy a lograr organizarme. Me cuesta pensar que no voy a brillar, que no estoy siendo excepcional. Desde muy chiquita tengo esa carga y ahora sólo quisiera arrancármela y soltarla para siempre. Capaz eso sea lo que debo soltar. Capaz sean cargas impuestas. O capaz sean más parejas por ese grado 5 en casa 7. Sólo espere que sea lo que sea, no tenga que ver con el extranjero. Quiero seguir viviendo acá.

Semana XIV (04/06/2021)

Mi mamá me dijo que la rabia era mala

––Daniela, pídale disculpas a su papá.

––Pero, mami, ¿por qué le tengo que pedir disculpas yo, si yo no he hecho nada?

––Porque así son las cosas, Daniela. Uno no sabe qué pueda pasar mañana. ¿Qué tal que su papá no amanezca y usted se quede con esa rabia sin chiste? ¿Qué tal que su papá se muera?

Y así, una y otra vez, mi madre me hacía sentir culpable por cosas que yo no había hecho y me exigía una responsabilidad que jamás iba acorde con mi edad. Si alguien me hacía daño, yo tenía que arreglarlo. Si alguien era grosero conmigo, si alguien me faltaba al respeto o si alguien hería mis sentimientos, yo y sólo yo tenía que hacer que las cosas estuvieran bien de nuevo. Nunca podía darles tiempo a las cosas para que se calmaran, nunca debía esperar a que la otra persona se diera cuenta de lo que había hecho. Pero cuando la cosa se trataba de ella, ahí sí no tenía ningún sentido pedir perdón ni disculpas. Lo hecho hecho está, Daniela. 

Mi madre tiene una gestión emocional pésima y jamás es capaz de responsabilizarse por sus emociones. Mi bella madre nunca ha sido consciente de que no sólo los demás le pasan a ella, sino que ella también les pasa a los demás. Todo lo que ella hace o dice tiene efectos sobre las personas que la rodean. Nunca quise ser como mi madre. Me prometí desde muy chiquita que, cuando fuera grande, no me iba a costar hablar de las cosas, que jamás iba a tener miedo de pedir perdón y que no me iba a ganar el orgullo por nada del mundo. Su victimismo, su evasión absoluta y la forma de solucionar toda su mierda haciendo de cuenta que nada había pasado me llenaban de rabia y más rabia en su contra. Mi madre me enseñó que la rabia era mala, que si yo sentía rabia por ella, era porque no la quería. Que yo la odiaba y por eso le tenía tanta rabia. Pero todo lo contrario: si sentía tanta rabia, era porque la amaba y me dolía profundamente que no viera todo eso que yo estaba viendo.

En todo caso, la rabia no se puede tener, al contrario, es la rabia la que la puede llegar a tener a una. Mi madre estaba equivocada. La rabia es buena, porque es de los indicios más claros de que algo no está bien. La rabia implica que se ha sobrepasado un límite y que hay que hacer algo con ello. Por eso, si sentía rabia, me sentía culpable y, por consecuencia, me sentía ansiosa. Tenía que solucionar todo de una. Era mi culpa sentir rabia y era mi culpa el malestar con la otra persona. Ahora he aprendido a vivir con la rabia, a sentirla, a habitarla y, sobre todo, a escucharla. La rabia me ayuda a ver que estoy en el lugar equivocado o que le estoy dando prioridad a una persona que no se la merece. La rabia, aunque me cueste aceptarlo, es una de las mejores herramientas de sabiduría.

Semana XV (11/06/2021)

Soltar tener la razón

Mi memoria siempre ha sido extremadamente buena. Todo lo que recuerdo lo recuerdo sumamente bien, especialmente las palabras. Aunque muchos la envidian, a mí me trae varios problemas, porque incluso si me lo propongo, olvidar algo que me haya marcado es casi imposible. Me cuesta dejar ir. Me cuesta soltar.  Pero más me cuesta soltar tener la razón. Sé que me equivoco, sé que hay muchísimas cosas que aún desconozco y que me falta una vida entera por aprender. El problema no es ese. El problema es que cuando tengo la razón me aferro a esa idea y le doy mil vueltas. ¿Para qué darle vueltas a algo que ya sé? Cada mañana, en los espacios de meditación, en los mantras y en las posturas de erradicación del ego, en la respiración de fuego sólo quiero soltar una cosa: soltar tener la razón.

Semana XVI (17/06/2021)

Como una esponja

Las emociones de los demás solían afectarme en exceso. Mi gran capacidad empática, que por tantos años consideré como una cualidad y no como un defecto, me hace ser como una esponja que absorbe todas esas sensaciones sin la más mínima intención. Quizás muchas veces me equivoco, pero casi siempre logro ver la emoción correcta. Me resulta fácil leer cuando una persona está triste, llena de rabia o a punto de quebrarse del dolor. Por eso, cuando alguien me pregunta si estoy triste y esa no es la emoción que estoy sintiendo, me limito únicamente a decir que no, porque inevitablemente siento que esa persona se está proyectando en mí y no está siendo capaz de verme. 

Esta semana, durante el festival, pude tocar cuatro emociones sin absorberlas: rabia, miedo, dolor y tristeza. Pude ver perfectamente que aquello que las otras personas reflejaban se trataba de ellas y no de mí. Es difícil, aunque no parezca, porque los límites propios. Es decir, los límites entre no juzgar y justificar se vuelven muy difusos cuando una puede sentir casi que en carne propia lo que la otra persona está sintiendo. Mi primer impulso siempre ha sido abrazar a esas personas, en esos momentos. Siento una necesidad casi irreparable de abrazarlas y decirles que tranquilas, que las entiendo y que, lo crean o no, todo va a estar bien. Quizás lo que sucede es que también logro distanciarme e imaginar esas emociones en el momento y el lugar en que sucedieron. Pero no es que yo me lo proponga, es que esas imágenes me llegan, como llegan los mensajes en la meditación. 

También puede ser eso: durante toda la semana estuvimos meditando para tranquilizar y enfocar nuestra energía e intentar que la presión del trabajo no nos afectara. Hubo momentos maravillosísimos, sublimes, incluso. Sentí la energía de una mujer conectada a la mía desde hace muchas vidas. Sentí el alivio de los mantras en conjunto y lloré conmovida cuando Mari se presentó en Rojo Tabú. La energía es casi palpable en momentos así. Cerré los ojos y dejé que la gratitud y la tristeza me inundaran. 

Semana XVII (25/06/2021)

Aprender a hablar

Las confrontaciones y las conversaciones incómodas siempre me han costado. Me generan un nudo en el estómago y unas ganas horribles de vomitar. La boca me empieza a saber a estómago, el pulso se me acelera e incluso me puedo llegar a marear. Lo que más me cuesta es empezarlas o propiciarlas, en dado caso, porque una vez que empiezan, son muchísimo menos graves de lo que me las había imaginado en mi cabeza. 

Sé que me cuestan por la relación con mi madre y mi carga, casi interminable, con la culpa. Mi madre, sin saberlo, me cuestionaba y me hacía sentir culpable con sus preguntas. Sé que lo hacía para protegerme y para intentar estar al tanto de la situación. Pero cuando se trata de una situación de abuso, como la que yo viví en mi infancia, todas esas preguntas me mareaban a tal punto que podía sentir el corazón en mi boca. 

Esta semana, tuve la conversación más difícil que he tenido en toda la práctica, pero también la más sincera. Pude decir muchas cosas de las que sentía ¡y lo hice sin el corazón acelerado ni con ganas de vomitar! De lección me queda hablar más pronto, no por la recepción que crea que pueda existir, sino por la tranquilidad que me puede brindar a mí. La prioridad siempre debe ser esa, la claridad y hacer todo lo posible por comunicar las necesidades de una misma para así lograr un bienestar. 

Semana XVIII (30/06/2021)

Entrada final