Rutas Invisibles es un proyecto que nace de la necesidad de acercarnos y conocernos culturalmente, a través del arte comunitario, para contactarnos con personas migradas y sus historias. 

Destinado a la comunidad inmigrante, el  proyecto está fundamentado en una metodología de trabajo que transversaliza la perspectiva intercultural mediante la meditación, la expresión corporal y el arte, a través de la realización de talleres artísticos, cuyo resultado será una obra de danza-teatro relato y una  exposición de artes escénicas.

El Proyecto se lleva a cabo en colaboración con Mescladís, una entidad sin fines de lucro, que tiene la voluntad y determinación de contribuir a un horizonte de cohesión social en Barcelona, para una convivencia enriquecedora entre culturas, con derechos y oportunidades garantizados para todas las personas. 

• conectar con nuestra presencia corporal

• despertar el cuerpo y escucharlo

• investigar nuestras relaciones y maneras de crear red 

• trabajar la escucha activa del contexto y de los cuerpos

• visualizar a través de la creación plástica

• Aprender a leer la corporalidad del prójimo y responder consecuentemente

• Trabajar el movimiento conjunto

• experimentar la técnica pictórica de manera conjunta

• crear una obra de arte comunitario

Las personas participantes forman parte del curso de formación de Mescladís; en esta sesión estuvimos en once personas, de las cuales ocho de Mescladís y tres de TUDANZAS.

• Tabla de madera

• pintura acrílica verde, azul claro y magenta

• pinceles chinchetas

• hilo

• tijeras

• post-it

El laboratorio ha empezado con unas pequeñas presentaciones, diciendo nuestros nombres y una cosa sobre nosotras, siguiendo después con una meditación y calentando el cuerpo con estiramientos a tiempo con la respiración. La segunda parte fue de movimiento: caminamos en el espacio, con diferentes velocidades, intentando rellenar todo el espacio de manera balanceada. Hemos trabajado sobre la escucha activa a través de dinámicas de juego, como el parar al sentir dar una palmada, mirando como estamos en el espacio como grupo cuando nos paramos. Se ha podido observar que si las primeras veces quedaban muchos espacios vacíos y varios espacios más densos por el moverse en grupos, poco a poco el espacio ha ido equilibrándose cada vez más, hasta la última en la cual cada persona ha marcado su posición en el suelo con un post-it. Seguimos caminando y a cada palmada corrimos hasta un post-it. Seguidamente de repetirlo algunas veces, nos paramos y pasamos un ovillo de hilo lanzándolo diciendo un color, creando una red entre todas las personas, para después volverlo a enrollar lanzándolo a la persona que nos lo había pasado diciendo el color que había dicho. En una mesa con una tabla de madera, hemos replicado nuestras posiciones en el espacio marcándolas con una chincheta, volviendo a generar una red entre los puntos pasándonos el hilo utilizando las chinchetas como pernos. Con pintura acrílica de varios colores (azul, morado y verde) hemos pegado todo el hilo a la madera, para luego quitar las chinchetas y cortar en aquel punto el hilo con el fin de quedar con segmentos separados de hilo que conectaran los puntos. Con la parte trasera del pincel hemos ido sacando los hilos arrastrándolos en la tabla, mezclando así los colores. El resultado hizo desaparecer los puntos fijos y las líneas definidas, poniendo en evidencia la mezcla, el movimiento y la interconexión. 

La metodología con la cual se ha llevado a cabo pasa a través de la meditación, escucha y presencia del cuerpo, movimiento y creación: los laboratorios de creación son espacios definidos en manera simple, para que pueda surgir y valorar la emergencia, contingente, única del contexto interpersonal y espacio-temporal específico.

Los límites lingüísticos que se podían encontrar debidos a las diferencias culturales de las personas participantes han sido fácilmente obviados a través de la comunicación no verbal, a través del cuerpo, del enseñar corporalmente en lugar de explicarlo verbalmente. 

No obstante, un límite común que se ha podido observar en la mayoría de las personas ha sido la relación con su propia voz y expresión: más que por el idioma, la dificultad de comprensión está fundamentada en el uso de la voz, utilizada con precaución y vergüenza, que cuesta que salga y rellene el espacio sonoro. 

El resultado material ha sido una obra de arte comunitario de pintura acrílica sobre madera, hechas a once manos y cuerpos. 

Los resultados más profundos surgirán poco a poco a lo largo de las sesiones de laboratorio, de las cuales esta fue solo la primera, no obstante entre el principio y el final del laboratorio se ha podido observar un crecimiento de la confianza y del compromiso, ambos entres las personas participantes como grupo y en sí mismas. 

El proceso de creación que ha llevado hasta la obra final, no obstante no sea directamente evidente al verla, ha sido fundamentado en las dinámicas grupales desarrolladas antes: la connexion entre el tejido de la red con el hilo entre las personas ha sido directamente replicada en la tabla, trasponiendo las posiciones y movimientos corporales en representación plástica, tanto que el título elegido por el grupo para la obra es “Como somos, en movimiento”.

Se ha podido observar directamente la importancia de la dinámica gracias al crecimiento de la confianza: lo que antes parecía a la mayoría como ausente de sentido y bloqueaba el compromiso, en el tomar forma plástica artística ha devuelto significado a la totalidad del laboratorio, construyendo asì una mayor confianza de las personas participantes en la personas que guían los laboratorios.