PARASHÁT ITRÓ

(Porción Jetro)

Shemót 18:1 – 20:23

Haftaráh: Yeshayáh (Isaías) 6:1-13

Resumen

Al escuchar los milagros que Dios hizo para los Hijos de Israel, el suegro de Moshéh, Itró, llegó al desierto, con la esposa de Moshéh y sus hijos para reunir a la familia otra vez. Itró está tan impresionado por lo que Moshéh le cuenta sobre el éxodo de Egipto, que se convierte y se une al Pueblo Judío.

Viendo que la única autoridad judicial para la nación es Moshéh, Itró sugiere que jueces subsidiados sean elegidos para solucionar los problemas pequeños, dejando a Moshéh libre para atender los grandes temas. Moshéh acepta su consejo.

Los Hijos de Israel llegan al Monte Sinaí donde se les ofrece la Toráh. Después de que aceptan, Dios le ordena a Moshéh que le diga al pueblo que no se acerque a la montaña, y que se preparen por tres días para recibir la Toráh. En el tercer día, en medio de truenos y relámpagos, la voz de Dios emana de la montaña, y Él comienza a hablar al pueblo de Israel, dándoles las “Diez Declaraciones” (Mandamientos):

1. Creer en Dios.

2. No tener otros dioses.

3. No usar el nombre de Dios en vano.

4. Observar el Shabát.

5. Honrar a los padres.

6. No matar.

7. No cometer adulterio.

8. No secuestrar.

9. No atestiguar falsamente.

10. No codiciar.

Después de recibir los dos primeros mandamientos, el pueblo hebreo, arrollado por esta experiencia de lo Divino, requiere que Moshéh les transmita la palabra de Dios. Dos le ordena a Moshéh que prevenga al Pueblo Judío respecto de la responsabilidad de ser fieles a Quien les habló.

Comentario

La Parasháh de la semana comienza con Itró, suegro de Moshéh quien escucha todo lo que Dios hizo por el pueblo Israelita. Itró se reúne con su yerno y expresa una frase bastante particular:

“No es bueno lo que tú estás haciendo” – Shemót 18:7

Imagínense la cara de Moshéh, cuando luego de haber peleado con el Par’óh (Faraón), guiado al pueblo en la salida de Egipto, abierto el mar, luchado contra Amaléq, llega por fin a la tienda del suegro para sentarse a comer y el suegro le dice que no es bueno lo que viene haciendo.

“Marchitar te vas a marchitar, tú y también el pueblo que está contigo, porque pesada para ti es la cosa, no podrás hacerlo solo” – Shemót 18:8

De este pasúq (versículo) surgen dos preguntas:

1. ¿Cómo sabe Itró lo que pasaría con Moshéh y su pueblo?

2. ¿Qué quiere decir hacerlo solo?

Itró era el sacerdote de Midián (Madián), y lo que él tenía era la experiencia de la vida, de darse cuenta que cuando uno solo quiere hacer todo el trabajo, el resultado es mucho menor de lo que podría llegar a ser.

Con respecto a la segunda pregunta, es ahí donde está el verdadero mensaje.

Moshéh estaba rodeado de cientos y cientos de personas.

Moshéh estaba rodeado de sus hermanos.

Moshéh estaba rodeado de miradas que lo seguían en cada uno de los días.

Moshéh estaba completamente solo.

Uno puede estar rodeado de gente, ser conocido en muchos lados, saludado por todos los vecinos del barrio, pero estar completamente solo.

La pregunta que me hago y os hago a vosotros que estáis leyendo este comentario es:

¿Qué vamos a hacer nosotros para darnos cuenta que para no estar solos no alcanza con tener gente alrededor?

¿Qué vamos a hacer nosotros para darnos cuenta que lo que en realidad importa es lo que hacemos con cada uno de ellos?

Lehitra’ót!