Parashát Ki-Tavó
Resumen de la Parasháh
Cuando los Hijos de Israel ya viven en la Tierra de Israel, sus primeros frutos son llevados al Sagrado Templo y donados al Kohén en una ceremonia que expresa el reconocimiento de que Dios guía la historia del Pueblo Judío a través de los tiempos.
Este pasaje forma la parte central de la Hagadáh (Narración) que leemos en el Séder de Pésaj. En el último día de Pésaj en el cuarto y séptimo año del ciclo de siete años de los diezmos, una persona debe recitar una confesión de que realmente ha distribuido los diezmos a las personas correctas y de la manera correcta. Con esta mitzváh de «Vidúi Ma’asér» (ver: https://www.alyth.org.uk/sermons-writings/publication/dvar-torah-why-is-vidui-maaser-called-a-vidui/), Moshéh concluye con los mandamientos que Dios le dijo que enseñe al Pueblo Judío. Luego le pide al pueblo seguir los caminos de Dios, ya que ellos son un tesoro para Él.
Cuando los Hijos de Israel cruzan el río Jordán, hacen un nuevo pacto con la Toráh. Grandes piedras son puestas y la Toráh es escrita en ellas en las 70 lenguas principales del mundo, después de lo cual se las cubre con una fina capa de yeso. Mitad de las Tribus van a estar en el Monte Guerizím, la otra mitad en Monte Evál, y los Levi’ím en el valle entre las dos montañas, y recibirán doce mandamientos. Todas las personas contestarán «Amén» a las bendiciones y a las maldiciones.
Luego Moshéh detalla las bendiciones que serán otorgadas al Pueblo de Israel. Estas bendiciones son tanto físicas como espirituales. Sin embargo, Moshéh describe para ellos un escalofriante cuadro de destrucción que caerá sobre ellos si no cumplen con las enseñanzas de la Toráh, siendo el resultado de esto el exilio donde deambularán entre las naciones.
Comentario a la Parasháh
Rabí Ezri’él Hildersheimer
«Y te pondrá Dios a la cabeza y no a la cola; y estarás sólo arriba, y no estarás abajo. Cuando hayas de obedecer los Mandamientos de HaShém tu Dios, lo que Yo te ordeno el día de hoy, para cuidar y para cumplir» - Devarím 28:13
Vemos en la naturaleza que una piedra rueda hacia abajo con gran velocidad, pero si la tiramos hacia arriba rodará mucho más despacio. Lo contrario pasa con el fuego, que crece rápido, y baja despacio. La piedra sigue su naturaleza hacia la tierra, y el fuego se eleva hacia el cielo. Todo va rápido hacia su raíz y lentamente se aleja de ella. Así, el alma desciende en este mundo en contra de su inclinación natural, pero aspira constantemente a subir a los cielos.
Haftaráh
Yeshayáh 60:1-22
En esta Haftaráh, la sexta de las siete Haftarót de Consuelo, el profeta Yeshayáh llama a Jerusalem para que se levante de su dolor de oscuridad y sombra y que brille al mundo con toda su gloria, porque la luz de la redención, tanto física y espiritual está puesta en ella.
Sus hijos desaparecidos por tanto tiempo están regresando, y detrás de Israel están las naciones del mundo que reconocieron a Dios, y al Pueblo Judío como Su enviado. Esta redención, a diferencia de las que la precedieron, será la redención final y completa.
«No se pondrá más tu sol, ni tu luna será tapada; ya que Dios será para ti Luz Eterna, y quedarán cumplidos los días de tu duelo.»
Lehitra'ót! 🙋🏻♂️