Parashát Paráh

Bemidbár (Números) 19:1-22

Por Lic. Prof. Yehudáh Ribco

Resumen

En el Shabát posterior a Purim se saca un segundo Séfer Toráh, para leer en Bemidbár 19:1 (hasta el pasúq 22) la mitzváh de la Paráh Adumáh (“Vaca Roja”).

En el comienzo leemos:

“Entonces HaShém habló a Moshéh y a Aharón, diciendo que éste es el estatuto de la ley que HaShém ha mandado diciendo: ‘Di a los hijos de Israel que te traigan una vaca roja, sin defecto, en la cual no haya mancha y sobre la cual nunca haya sido puesto yugo’”. – Bemidbár (Números 19:1, 2)

Esta mitzváh es el más claro ejemplo de un "joq", un decreto de la Toráh que no está basado en el razonamiento humano, sino en la lógica de Dios. (Los mishpatím son los mandamientos que pueden ser captados por nuestro entendimiento limitado).

Los juqím deben ser hechos por la simple causa que HaShém así lo ordenó.

¿De qué se trata el joq de Paráh Adumáh?

En épocas del Miqdásh (Templo) las personas debían estar en estado de pureza para poder ofrecer los qorbanót o concurrir al Templo. Los cadáveres, de acuerdo a lo que indica la Toráh, impurifican. Por lo cual es necesario un proceso de purificación, para este tipo específico de impureza se logra a través de un ritual que incluye las cenizas de la "vaca perfectamente roja", que fuera degollada e incinerada.

Fue ordenada la lectura especial de Parashát Paráh para esta época del año, para que los judíos que se aprestaban para peregrinar a Yerushaláim en Pésaj estuvieran en estado de pureza ritual, y pudieran ofrecer los qorbanót de la fiesta, especialmente: Qorbán Pésaj.

Otra razón tiene que ver con un concepto de la Haftaráh:

“Entonces esparciré sobre vosotros agua pura, y seréis purificados de todas vuestras impurezas. Os purificaré de todos vuestros ídolos”. – Yejezqél (Ezequiel) 36:25, que vincula la purificación con la teshuváh, el retorno a Dios.

Una de las razones para este vínculo, puede ser que la vista de una persona exánime (y cuyo contacto nos trasmite impureza) presenta “vivamente” la idea de que la vida es digna de ser vivida a plenitud, dejando de lado las cosas que pueden ser perjudiciales, porque, todas las personas tenemos un final, y luego, no podemos mejorarnos.

Aprendiendo de este mensaje, se puede llegar puro y en óptimo estado a celebrar nuestra Liberación en Pésaj.

Como con todas las Arbáh Parashót (Sheqalím, Zajór, Paráh, HaJódesh) ni los menores de Bar Mitzváh, ni tampoco los jóvenes que la celebran ese día, pueden ser llamados a su lectura.