Hoy les cuento la simpática historia de una foto, aparentemente, la única foto de Mario Vargas Llosa, joven, junto a Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir.
Es importante porque el Nobel peruano siempre defendió la idea del intelectual políticamente comprometido, que formuló Sartre, un escritor y filósofo que rechazó el premio Nobel.
Y así como Sartre fue un activista político, Vargas Llosa también lo fue. Su simpatía con la idea del compromiso político era tal, que de joven se le puso del mote de “el sartrecillo valiente”, e incluso, poco antes de fallecer Vargas Llosa manifestó su intención de escribir un ensayo sobre Sartre. No sabemos si le alcanzó el tiempo para hacerlo o si mantuvo el interés.
El origen de la hoy icónica imagen fue una nota del diario El Comercio, de Lima. La foto corresponde a un acto político por la vida del líder popular Hugo Blanco, realizado en el Teatro de la Mutualité en 1967, en París. Blanco enfrentaba una condena de muerte en Perú.
Si se fijan bien, tras los personajes de la foto hay una pintura cuyos colores no resaltan mucho por ser una foto en blanco y negro.
Se trata de una pintura del gran artista peruano Gerardo Chávez, por entonces treinteañero, quien la pintó 48 horas antes y que, luego del acto, recogió y conservó sin mostrarla hasta el pasado 31 de marzo, que fue exhibida en el Museo de Arte de Lima con motivo de la publicación de su libro de memorias.
O sea que ese fue el origen de la foto.
Pero lo más curioso, siempre según El Comercio, es que la jornada en favor de Hugo Blanco duró ocho horas y se cerró con una degustación de la infaltable comida peruana.