CAMINO A LA CHAMBA
Apenas bizqueo se cierra la garúa.
En los vitrales
el encendido se mueve.
Arranca el celular.
Los cambios cambian el paisaje,
atravieso calles túrgidas.
Cierras los labios y hablo
con el ángel de la guarda.
¿Son puertas forzadas
las que sonríen desde los garajes?
El ángel mueve las luces
entre los muslos de las policías.
El asfalto se despereza.
Suenan sartén y café.
Las calles angostas me gozan.
El estacionamiento devora las últimas
esperanzas y me sobra tiempo.
El ángel se despide.
Empieza la jarana.
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