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Realizar las actividades en forma colectiva.
CIERRE
Puesta en común.
DESARROLLO:
APERTURA
Realizar distintos cálculos orales en forma colectiva en el pizarrón.
DESARROLLO
-Trabajar con el Cuaderno para
hacer Matemática en segundo
PRIMER MÓDULO
ÁREA DEL CONOCIMIENTO
MATEMÁTICO
OPERACIONES
CONTENIDO: La multiplicación en distintos contextos.
PROPÓSITO: Avanzar el significado de
las operaciones.
SEGUNDO MÓDULO
PROYECTO DE PRIMER CICLO
ÁREA DEL CONOCIMIENTO DE LENGUA
LECTURA
CONTENIDO: Las inferencias
PROPÓSITO: Anticipar y predecir el contenido del cuento.
ACTIVIDAD:
*Apertura
Resignificar lo abordado en la clase anterior
Desarrollo
Lectura oralizada por parte del docente del cuento-
Comentario libre confrontando con las hipótesis previas - ¿qué imagino?
Actividad individual
Completar:
¿cómo es el lobo?
¿tiene amigos?
¿quiénes son?
Dibujar sobre el cuento.
TERCER MÓDULO
EDUCACIÓN RESPONSABLE
Actitud positiva hacia la salud
Objetivo
Reflexionar sobre posibles conductas diarias que afectan la salud (No abrigarse)
Desarrollo de la actividad
Apertura
Lectura del cuento:
A MIGUEL NO LE GUSTA EL ABRIGO
Miguel odia ir abrigado. Un día desobedece a su ma-
dre y esconde su abrigo. Las cosas se van complicando
hasta meterse en un buen lío. Sólo su buen corazón le
salva de un merecido castigo.
Miguel era un buen niño. Tanto en casa como en el
colegio se portaba bien. Se levantaba de buen hu-
mor, desayunaba lo que mamá o papá le ponían, or-
denaba su cuarto y se acostaba cuando se le decía.
En el colegio no se peleaba con nadie, se esforzaba
en sus tareas y respetaba a los profesores. Tan bien
se portaba que los demás niños le llamaban “Don
Perfecto”, y no querían jugar con él.
Pero Miguel no era perfecto. Tenía una manía: odia-
ba con todas sus fuerzas la ropa de abrigo. En invier-
no, la hora de vestirse se convertía en una verdadera
batalla con su madre.
-¡Ponte el abrigo!- decía su madre.
-¡No quiero! ¿Por qué, si no tengo frío?- respondía
el niño.
Al final siempre ganaba la madre, porque los mayo-
res suelen ganar las batallas con los pequeños. Pero
un mal día Miguel estaba demasiado enfadado: el
sol lucía en lo alto del cielo, y aunque era pleno mes
de Diciembre, para el niño el cielo despejado era ra-
zón suficiente para ir sin abrigo.
Como siempre, su madre con ruegos y amenazas
consiguió que Miguel se pusiera el molesto abrigo
para ir al colegio.
De camino hacia la escuela, Miguel tuvo una idea.
Dejó el abrigo bajo un árbol y lo cubrió con rocas y
piedras hasta que no se veía ni siquiera un pedacito
de su capucha. Contento por haberse salido con la
suya siguió andando hacia el colegio. Pero a medi-
da que se acercaba, empezó a preocuparse: ¿y si se
lo robaban?; ¿qué diría a su madre?. Además, en el
colegio se darían cuenta de que iba desabrigado, y
tal vez se lo dijeran a sus padres. Y... ¡horror! ahora
se daba cuenta de que su madre iría a recogerle al
colegio para llevarle al dentista. ¡Estaba perdido!
Como ya se encontraba demasiado cerca de la es-
cuela, no pudo darse la vuelta. Miguel estuvo dis-
traído toda la mañana, pensando en el seguro cas-
tigo que le esperaba: por imprudente, por tramposo
y por tozudo. Eso sí, en los recreos disfrutaba de lo
lindo, corriendo y saltando sin necesidad de llevar el
odioso abrigo.
Cuando llegó la hora de salir del cole, su madre le
estaba esperando.
-¿Dónde está tu abrigo?-preguntó.
-Me lo han robado unos niños mayores-dijo Miguel,
sin pensar mucho en lo que decía.
Su madre se preocupó mucho, habló con los pro-
fesores y hasta con el director de la escuela. Miguel
estaba cada vez más asustado. Ahora además de
desobediente, se había convertido también en un
mentiroso. Desesperado, echó a correr mientras su
madre estaba hablando con el director. Corrió sin
parar hasta llegar a su escondite. Pero ¡terrible sor-
presa!: el abrigo había desaparecido.
Miguel se echó a llorar, desconsolado. En ese mo-
mento, oyó una voz bajita que le decía:
-¿Qué te pasa?; ¿buscas tu abrigo? Lo tengo yo.-
Miguel se volvió. Ante él, un niño pequeño tenía
puesto su abrigo. Antes de poder decir nada, el pe-
queño se lo quitó y se lo entregó diciendo:
-Toma. No importa. Lo malo es que esta noche pa-
saré el mismo frío que los demás días. El abrigo me
habría servido mucho. Pero ya estoy acostumbrado.
Además, es tuyo. Cógelo.- Miguel, avergonzado de
sí mismo, le respondió:
-¡Ni hablar! Yo lo dejé aquí, y tú lo encontraste. No
me importa si me regañan mis padres, me lo tengo
bien merecido. Ojalá que no pases frío esta noche
con él.-
Miguel volvió a casa más tranquilo, aunque aún sa-
bía que le quedaba lo peor. Así que decidió contar la
verdad; toda la verdad.
Sus padres le escucharon muy atentos. Cuando Mi-
guel terminó la historia, todos quedaron en silencio.
Fue su padre quien habló primero:
-Has desobedecido, mentido y te has comportado
como un niño caprichoso. Pero tu buen corazón
te ha salvado de un buen castigo. Te compraremos
otro abrigo. Pero de hoy en adelante, nunca más te
quejarás de la ropa que te mandemos poner.
Miguel besó a sus padres, y desde ese día nunca pro-
testó a la hora de vestirse. Además, ganó un amigo
de verdad, porque el pequeño y él pasaban muchos
ratos juntos. Corrían y jugaban todo el tiempo. Eso
sí, los dos con el abrigo puesto.
[Adaptación de un cuento popular castellano]
Desarrollo
Una vez aclarado el significado de aquellas palabras que los alumnos no hayan entendido, formular algunas preguntas de aproximación relativas al cuento y a la importancia de
cuidar la propia salud:
• A Miguel le obligan a ponerse el abrigo en invierno. ¿Qué puede pasar si fuese desabrigado a la escuela en un día de frío?
• ¿Qué pasaría si un día de mucho frío abriéramos la ventana y la dejáramos así hasta el día siguiente?
• ¿De qué color se ponen las manos cuando jugamos con la helada sin guantes?
Proponer a los niños inventar entre todos otro final posible-
El maestro puede sugerir:
• ¿Qué pasaría si en el cuento no aparece el niño pequeño y alguien se hubiera llevado el abrigo de Miguel?
• ¿Qué pasaría si Miguel se empeñara en seguir mintiendo y le descubriesen sus padres?
De este modo, los alumnos observan que nuestra conducta puede tener consecuencias negativas o positivas, por lo que es importante pensar antes de actuar.
REFLEXIÓN: