8. TEORIA DE PERTURBACIONES
Sabemos que los planetas se mueven alrededor del Sol en órbitas casi perfectamente elípticas debido a que su atracción mutua es mucho menor que la atracción del Sol sobre los mismos.
En la solución del problema de los dos cuerpos los elementos orbitales son constantes; si suponemos que varían a causa de las atracciones mutuas entre los distintos cuerpos, deberemos establecer sus ecuaciones diferenciales y resolverlas. Las expresiones que obtengamos para los elementos (en general sumas de términos en senos y cosenos y términos seculares) podremos utilizarlas para obtener un mayor orden de aproximación. En la práctica este método es rápidamente convergente pero muy laborioso. Las expresiones analíticas que se obtienen, válidas para un determinado periodo de tiempo, reciben el nombre de perturbaciones generales y permiten establecer el estado del sistema planetario antes y después de una época determinada, pero no pueden utilizarse para periodos de tiempo demasiado largos.
El método de las perturbaciones generales es aplicable a sistemas de satélites, a asteroides perturbados por Júpiter, a la determinación de órbitas de satélites artificiales, etc. Es una herramienta muy potente en astrodinámica porque las expresiones analíticas ponen de manifiesto las distintas fuerzas que actúan sobre el cuerpo (por ejemplo, el achatamiento de la Tierra sobre un satélite).
Una aproximación distinta del problema de n-cuerpos es la que utiliza perturbaciones especiales, que implica la integración numérica, paso a paso, de las ecuaciones diferenciales del movimiento desde la época inicial a la época en la que se desean las posiciones de los cuerpos. Tiene la ventaja de que es aplicable a cualquier órbita que implique cualquier número de cuerpos, y la desventaja de que no conduce a una fórmula general, debiéndose calcular, aunque no interesen, todas las posiciones intermedias de los cuerpos para llegar a la configuración final.
Tanto las perturbaciones generales como las especiales se pueden dividir en periódicas y seculares.
Se llama perturbación periódica a toda perturbación de la órbita de referencia que se repite con un periodo de revolución determinado, siendo, generalmente, el resultado de configuraciones similares de los cuerpos implicados.
Una perturbación secular produce un cambio proporcional al tiempo, o dicho de otra forma, sus efectos se acumulan con el tiempo.
En algunos casos es difícil distinguir entre perturbaciones de periodo muy largo y perturbaciones seculares debido a que el tiempo durante el cual se han podido llevar a cabo observaciones es corto comparado con el periodo esperado.
8.1 Movimiento de dos cuerpos perturbado
Recordemos (3.2) que la ecuación del movimiento relativo en el problema de los dos cuerpos
(1.8)
es un caso particular de la ecuación del problema de la fuerza central cuando ésta es newtoniana
Pues bien, supongamos ahora que además de esta fuerza central existe otra que llamaremos fuerza perturbatriz. La ecuación (1.8) se escribirá:
(2.8)
siendo f la fuerza perturbatriz por unidad de masa.
El movimiento que define (2.8) se llama perturbado. El secundario no describe una cónica y su trayectoria ni tan siquiera es plana.
En el instante t, el movimiento está definido por los vectores
y . Si el movimiento fuese kepleriano (f = 0) se podrían deducir de ellos elementos orbitales , , i, a, e, T. En el caso f 0, estos elementos definen la órbita que describiría el secundario a partir de la época t, si en este mismo instante se suprimiera la perturbación. La órbita kepleriana que se puede hacer corresponder de esta forma a cada punto de la órbita perturbada recibe el nombre de órbita osculatriz en este punto y sus elementos se llaman elementos osculadores, estando completamente definidos por la posición y la velocidad del secundario perturbado en el instante t.
Mientras el secundario describe su órbita, la órbita osculatriz se deforma, ya que si no ocurriera así el movimiento sería kepleriano. Luego, los elementos osculadores son funciones del tiempo.
Podemos decir que la órbita osculatriz es una órbita kepleriana tangente en cada punto a una órbita perturbada y cuyos elementos varían con el tiempo, e identificar el movimiento perturbado con un movimiento kepleriano sobre la órbita osculatriz.
El problema que se nos presenta es pues el de obtener las expresiones que nos den los elementos osculadores en función del tiempo. Partamos de una órbita osculatriz inicial determinada por los elementos
, ,i, a, e, T. Al cabo de un tiempo estaremos en un punto de la órbita perturbada al que le corresponderá otra órbita osculatriz con unos elementos osculadores que designaremos por
, , , … y en dicho punto el radio vector será y la velocidad (utilizaremos para indicar el paso de una osculatriz a otra y d cuando pasamos de un punto a otro de la órbita perturbada). Calcularemos las variaciones de los elementos
… durante la variación de tiempo . Llamaremos
Integrando estas expresiones tendremos … lo que nos dará en cada instante la posición de la órbita osculatriz.
Ahora bien, en cada instante t
es el vector de posición del secundario sobre la trayectoria y sobre la órbita osculatriz. Por tanto, al cambiar de osculatriz, variará en segundo orden y por consiguiente,
(3.8)
En cambio, debido a la acción de la fuerza perturbatriz , en un tiempo la velocidad sufrirá una variación
(4.8)
Consideremos ahora, además del sistema de referencia P, Q, R que hemos definido al estudiar el problema de los dos cuerpos no perturbado (3.11.3), otro ligado al secundario S, (Fig. 1.8) definido de la siguiente forma:
Origen O común al P, Q, R . Eje S en la dirección de la recta que une el origen con el secundario. Eje T perpendicular al anterior en el plano de la órbita y sentido positivo hacia el sentido positivo de Q. Eje R coincidiendo con el eje R del sistema P, Q, R. Podemos suponer también tres vectores unitarios
, ,, sobre cada uno de dichos ejes, respectivamente.
Teniendo en cuenta (3.8), debido a la perturbación, la variación del plano de la órbita osculatriz se traducirá en una rotación alrededor de
definida por un vector
(5.8)
cuya expresión en función de sus componentes respecto a S, T, R serán:
(6.8)
Por otra parte, con la velocidad variarán los elementos
, i y . Las variaciones de dichos elementos serán rotaciones alrededor de los ejes Z, línea de los nodos y R, respectivamente; por tanto, las podremos representar por tres vectores:
en la dirección del eje Z, y sentido hacia Z positivo;
en la dirección de la línea de los nodos y sentido hacia el nodo ascendente N ; en la dirección de R y sentido hacia R positivo.
Por tanto, podremos expresar de la forma:
(7.8)
Las componentes de los vectores ,, en la base S, T, R son:
y por consiguiente:
(8.8)
8.2 Ecuaciones de Gauss
Deduciremos las ecuaciones de Gauss a partir de las integrales del movimiento.
Sean, en el sistema S,T,R:
En el caso kepleriano, la ley de las áreas toma la forma
. En nuestro caso, no es constante. Su variación será:
por tanto:
(9.8)
Por otra parte:
(II)
Si la fuerza perturbatriz no tiene tercera componente, es decir, si f está en el plano de la órbita, según (I) y (II) no variarán ni el nodo ni la inclinación de la órbita.
Para hallar la variación de
partiremos de la integral de la energía:
derivando:
de donde:
(13.8)
y recordando que las componentes de
en el sistema S,T,R son (ver 28.3):
y además
Partiendo de y derivando: y teniendo en cuenta que , sustituyendo:
(14.8)
Despejando ahora e2 de p = a(1 – e2) y derivando, obtenemos:
Se puede calcular la variación del elemento orbital
derivando :
(15.8)
y de derivar la expresión que nos da el radio vector teniendo en cuenta los valores de e’ y p’ ya obtenidos, se halla
y poniendo cos E en función de cos V, utilizando
operando, agrupando términos y simplificando se obtiene
se obtiene finalmente:
De
derivando, obtenemos
(17.8)
y de también derivando,
y despejando E’:
El coeficiente de e’ es
que se puede expresar en función de V recordando que
resultando
y sustituyendo en M’
y sustituyendo
Las seis fórmulas indicadas por números romanos (del I al VI) constituyen las llamadas fórmulas de Gauss y dan la variación de los elementos orbitales al variar en un instante dado la velocidad del secundario a causa de la fuerza perturbatriz que actúa sobre él. Las aplicaremos al estudio del movimiento de satélites artificiales.
8.3 Variación de los elementos en un periodo
Sea α uno cualquiera de los elementos orbitales. En una cualquiera de las fórmulas de Gauss se verifica:
función que se puede desarrollar en serie trigonométrica según una cualquiera de las variables. Sea por ejemplo M:
pero, en este desarrollo ak y bk contienen también elementos de la órbita. Entonces podemos proceder por aproximaciones sucesivas. Si tomamos constantes los elementos del segundo miembro, diremos que tomamos una aproximación de primer orden. Si los consideramos linealmente variables, la aproximación es de segundo orden. Para una aproximación de primer orden será:
Llamaremos
a la variación de en un periodo, es decir:
En general se acostumbra a integrar según M. Siendo
, obtenemos
y por tanto,
(18.8)
Por la ley de las áreas
y
de donde
y recordando que
queda
que es la variación en función de la anomalía verdadera.
Recordando que
8.4 Perturbaciones debidas al potencial terrestre
Recordemos la expresión del potencial terrestre obtenida en 2.3.2, fórmula (31.2):
, diferenciando: y sustituyendo en (18.8), obtenemos la variación en función de la anomalía excéntrica:
(20.8)
es el potencial no newtoniano.
(19.8)
Sean S y P las componentes radial y perpendicular, respectivamente, de la fuerza perturbatriz correspondiente al potencial terrestre (Fig. 2.8), iguales a las componentes del gradiente de U:
(21.8)
Nos interesa ahora hallar las componentes fS, fT, fR de la fuerza perturbatriz para sustituirlas en las ecuaciones de Gauss. De la figura 3.8 deducimos:
Escribiendo la expresión de la variación de los elementos en función de la anomalía verdadera teniendo en cuenta el valor , obtenemos:
(24.8)
Sustituiremos
sucesivamente por los valores de las variaciones de los elementos orbitales dadas por las fórmulas de Gauss. En primer lugar, para tendremos, recordando (I):
y resolviendo la integral (se sugiere utilizar el método de resolución que nos da la teoría de residuos) se obtiene:
(25.8)
fórmula que nos da la variación de
en una vuelta.
Si i< 90º (movimiento directo),
, el nodo retrograda.
Si i = 90º (órbita polar),
Si i >90º (movimiento retrógrado),
por i’. Tendremos:
que una vez integrado nos dará:
lo cual nos dice que la fuerza perturbatriz debida al potencial terrestre no afecta la inclinación de la órbita.
El mismo resultado se halla para las variaciones del semieje mayor y de la excentricidad. Es decir, se obtiene
Si , es . El ángulo i es entonces de ic = (tan i = 2). Dicha inclinación, que recibe el nombre de inclinación crítica, es aquella con que debe lanzarse un satélite artificial para que la forma de la Tierra no influya en el argumento del periastro. De hecho, con esta inclinación fueron lanzados los primeros satélites rusos.
Si i = ic no hay avance del periastro
Si i < ic el periastro avanza
Si i > ic el periastro retrograda.
y tan2 ic = 2.
Si i < 54º44
es Ds > 0
Si i = ic es Ds = 0
Si i > 54º44
es Ds < 0
ic es la inclinación con que se lanzaron los Explorer.
8.4.1 Perturbaciones debidas al potencial terrestre en el caso particular de un potencial terrestre central
Estudiemos el caso en que la fuerza perturbatriz es de la forma
Es evidente que en el sistema S,T,R sólo tiene componente no nula en la dirección de S, es decir
e i’ son proporcionales a fR, serán
Para
tendremos, recordando (III):
y siendo
resulta
Para
, tendremos asimismo, haciendo uso de (IV):
resultando
Vemos pues que una fuerza perturbatriz central no afecta la posición del nodo ni la inclinación y tampoco la forma de la órbita.
En cambio, veremos que sí afecta el argumento del nodo y la época de paso por el periastro. En efecto, sustituyendo en primer lugar w
en (24.8) tendremos:
El valor de la integral es
y por tanto:
Otra forma frecuente de expresar este resultado se obtiene con el cambio que da:
Sustituyendo ahora
en (24.8) obtenemos:
y después del cálculo de la integral:
donde el primer sumatorio se extiende para valores impares de k y el segundo para valores pares.
8.5 Perturbaciones debidas a la resistencia de la atmósfera
Para el estudio de las perturbaciones debidas al efecto de la atmósfera se hacen diversas hipótesis simplificativas:
a) Se supone la Tierra esférica
b) La densidad de la atmósfera decrece exponencialmente con la altura
c) La densidad del aire no varía con el tiempo (se desprecian las mareas: la Luna y el Sol producen mareas sobre la atmósfera, llegando a variar la densidad hasta un 20% por este efecto)
d) La resistencia de la atmósfera al movimiento de un cuerpo es proporcional al cuadrado de la velocidad del cuerpo
(26.8)
donde c = coeficiente de resistencia (
2,2)
s = área de la sección recta del satélite
e) La atmósfera gira con la Tierra; es decir, el punto r describe un paralelo (Fig. 4.8). Si
es la velocidad del satélite, la velocidad de la atmósfera y
la velocidad resultante, tenemos:
siendo
o también
(27.8)
donde ω es la velocidad angular de la Tierra y la latitud del punto r.
Si llamamos γ al ángulo que forman
y , podemos escribir:
El ángulo entre y no diferirá mucho del que formen con la proyección de sobre la tangente a la órbita (Fig. 5.8), de modo que si es
, tendremos:
El término es pequeño. En un punto ecuatorial es del orden de 0.5 km/s. A 300 km de altitud es del orden de 8 km/s. Luego, podemos escribir:
es decir:
siendo q0 la distancia al perigeo inicial
v0 la velocidad del satélite al pasar por el perigeo inicial
i0 inclinación del satélite al pasar por el perigeo inicial
En general
y , por tanto y pero el cociente está restando de la unidad, de ahí la desigualdad dada.
Vemos pues que VR está acotada por v y por un factor de reducción
El cuadrado de este factor F es tal que está comprendido entre 1 y 0.9
Con esto
(28.8)
y teniendo en cuenta que si es la fuerza perturbatriz por unidad de masa, será
(29.8)
(31.8)
Para el cálculo de las perturbaciones debidas a la atmósfera trabajaremos en la base L, N, R, definida de la siguiente forma:
L dirigido según la tangente a la órbita en la posición del satélite
N dirigido según la normal
R perpendicular al plano de la órbita
Expresaremos las ecuaciones de Gauss en esta nueva base. El cambio se expresará por
(32.8)
(33.8)
y teniendo en cuenta los valores de vr, vp y fL (primera componente de ) queda
o lo que es lo mismo:
(35.8)
Análogamente, para calcular e’ partiremos de (IV) y aplicando los mismos cambios y recordando que obtendremos:
(36.8)
(37.8)
y la velocidad v que podemos expresar en función de la anomalía excéntrica E. En efecto, recordemos que (39.8) y escribámosla para el perigeo. Si llamamos
a la densidad en dicho punto tendremos:
donde .
Por otra parte, llamemos x a la semidistancia focal (Fig.7.8) :
con lo cual
y
Por tanto
y
(41.8)
Para la velocidad escribiremos:
de donde
(42.8)
Para simplificar aun más calcularemos x’ y trabajaremos con a’ y x’ en lugar de hacerlo con a’ y e’.
Escribiremos:
pero, sustituyendo
(43.8)
donde
(47.8)
(48.8)
y sustituyendo
De , tomando incrementos se obtiene
(49.8)
Tanto en
Si designamos por q y q’ las distancias perihélica y afélica respectivamente, tendremos:
como en y , ,… representan las funciones de Bessel
En primera aproximación se puede suponer
y al comparar los incrementos de q y q’, obtendremos:
Si se toma y e < 0.2, valores normales en el lanzamiento de satélites, este cociente es:
lo cual nos dice que el apogeo baja una diez veces más deprisa que el perigeo. La órbita tiende a hacerse circular.
Como que a disminuye, en media el satélite describe una espiral y acaba quemándose en la atmósfera. Es la “muerte” de un satélite artificial en órbita alrededor de la Tierra.
8.6 Perturbaciones debidas a la presión de radiación solar
Estudiaremos ahora las perturbaciones que sobre los elementos orbitales de un satélite artificial produce la presión de radiación solar directa, fenómeno que hay que tener en cuenta cuando se utilizan satélites con elevada superficie respecto a la masa. Despreciaremos la radiación reflejada procedente de los planetas (sobre todo de la Tierra) y de la Luna.
Se sabe que a una altitud de 800 km los efectos de la presión de radiación solar directa y la resistencia de la atmósfera sobre un satélite artificial de la Tierra son del mismo orden. Es más, para las temperaturas usuales exosféricas y por encima de los 800 km los efectos de la presión de radiación son mayores que los de la resistencia de la atmósfera para satélites que se mueven en órbitas circulares.
Para un estudio más preciso de la evolución orbital y para satélites en órbitas muy excéntricas, los dos efectos deberán ser considerados simultáneamente.
Sea la fuerza por unidad de masa debida a la presión de radiación solar directa. Llamemos al vector de posición geocéntríco del Sol y
al vector de posición geocéntrico del satélite. De la Fig. 8.8 se deduce que la fuerza perturbatriz se podrá expresar de la forma
(50.8)
y puesto que r es siempre mucho más pequeño que r0 se podrá escribir
(51.8)
con
y (vector unitario Tierra - Sol) siendo
(52.8)
donde k es un factor que depende del albedo y de la forma del satélite (k = 1 para una esfera perfectamente reflectante), s es la sección recta del satélite, m su masa y q0 se toma igual a 4.65x10-5 dinas suponiendo constante la distancia geocéntrica del Sol y la intensidad de la radiación solar a esta distancia.
El vector
, unitario en la dirección del Sol, varía con la posición relativa del Sol respecto a la Tierra; pero, en primera aproximación, podemos suponer que durante una vuelta del satélite se mantiene constante. En efecto, en un día un satélite geodésico da ocho vueltas a la Tierra y el Sol recorre aproximadamente 1º en su movimiento ánuo aparente alrededor de la Tierra. Por tanto, en una vuelta del satélite, el Sol se habrá desplazado sólamente 1/8 de grado y, en consecuencia, podemos despreciar el movimiento del Sol. Luego, según (51.8) y (52.8)
será una fuerza de módulo y dirección constantes a lo largo de un periodo.
Resolveremos este caso en el sistema P,Q,R (3.11.3) y utilizaremos la fórmula
(53.8)
Las componentes de
en el sistema P,Q,R serán
(54.8)
y, por consiguiente, las de :
(55.8)
8.6.1 Ecuación de sombra
Al aplicar la fórmula (53.8) tendremos en cuenta que responde al caso en que el satélite permanece siempre iluminado; pero, si el satélite penetra en el cono de sombra de la Tierra, mientras permanece eclipsado la presión de radiación no actúa sobre él y, por consiguiente, su movimiento no se ve perturbado por esta causa. Es preciso pues calcular cuando se producirá un eclipse. Como que la distancia del satélite a la Tierra es mucho más pequeña que su distancia al Sol, podemos suponer que la Tierra proyecta un cilindro de sombra en lugar de un cono (Fig. 9.8). Llamando al radio de la Tierra, en el instante de entrada o salida del satélite del cilindro de sombra tendremos:
y como que y son perpendiculares:
o sea:
Por otra parte, el módulo de
es y, por tanto:
Luego
(56.8)
Efectuando el producto escalar de r por u queda:
(57.8)
Recordemos que una posición cualquiera
del satélite en el sistema P,Q,R es
Por tanto,
(58.8)
ecuación de cuarto grado en cos E. Al resolverla podemos distinguir dos casos:
a) Las cuatro soluciones son imaginarias: el cilindro de sombra no corta la órbita del satélite.
b) Las cuatro soluciones son reales: hemos de buscar las dos soluciones que corresponden a la sombra para las cuales el satélite queda eclipsado; dicho de otra forma, la Tierra queda entre el Sol y el satélite (
).
Un posible caso intermedio, con dos soluciones reales y dos imaginarias, no se puede dar si consideramos un cilindro de sombra:
Si A es el punto de entrada en la sombra, existirá un punto de salida B y forzosamente existirán los puntos C y D de entrada y salida de la parte iluminada del cilindro (Fig. 10.8). Por otro lado, si el satélite no entra en la zona de sombra, tampoco entrará en la parte iluminada del cilindro de sombra y permanecerá siempre iluminado.
(60.8)
(59.8)
2) Si el periastro queda dentro del cilindro de sombra (Fig. 12.8), es E2 < E1 y el esquema según el cual efectuaremos la integración es ahora:
8.6.2 Cálculo de las perturbaciones debidas a
Una vez hallados los valores E1 y E2 de la anomalía excéntrica correspondientes a los puntos de entrada y salida de la sombra, ya podremos integrar utilizando (53.8) en el caso a). En el caso b) distinguiremos dos subcasos que dependen de la posición del periastro con respecto a la sombra:
1) Si el periastro queda fuera del cilindro de sombra (Fig. 11.8), es E1 < E2 y efectuaremos la integración según el siguiente esquema:
donde toma el valor 1 si el perigeo está fuera del cilindro de sombra y 0 si está dentro.
Partamos ahora de las ecuaciones de Gauss e integremos según el esquema propuesto, para lo cual las expresaremos en función de E y sustituiremos las componentes fS, fQ, fR que aparecen en ellas por fP, fQ, fRsiendo
Empezaremos partiendo de (I), escribiéndola de la forma:
y recordando que
y sustituyendo:
es decir:
y en el caso de que no permanezca siempre iluminado:
De la misma manera hallamos para los demás elementos
si el satélite no se eclipsa y
si el satélite se eclipsa.
8.7 Perturbaciones debidas a la acción de otro astro lejano
Partiremos de la fórmula
(62.8)
obtenida en 7.5.1, que expresa el valor de la fuerza perturbatriz por unidad de masa debida a la presencia de un astro lejano (en aquel caso la Luna). En ella, m3 es la masa de la Luna,
es la distancia Tierra - satélite artificial,
Seguiremos suponiendo aquí, para fijar ideas, que el astro perturbador es la Luna y definiremos los elementos cuyas variaciones queremos hallar respecto al plano de la órbita de la Luna. Sean NN1 la órbita del satélite, NN el ecuador y NN1 la órbita lunar (Fig. 13.8). N es el nodo de la órbita lunar, N el nodo de la órbita del satélite (los dos respecto al ecuador) y N1 es el nodo de la órbita del satélite respecto a la órbita lunar. Sean, además, I la inclinación del plano de la órbita de la Luna con respecto al del ecuador; i, la del plano de la órbita del satélite con respecto al mismo plano del ecuador, e i1 la de la órbita del satélite con respecto al de la órbita de la Luna. Llamemos, por otra parte,
la distancia satélite-Luna, la distancia Tierra—Luna y ψ el ángulo que forman los vectores y .
, y a los argumentos de los nodos N, N y N1 respectivamente, este último contado desde la línea de los nodos ON, y
y , a los argumentos del periastro contados sobre la órbita del satélite desde su intersección con el ecuador y la órbita lunar respectivamente.
El problema que tendremos que resolver es, pues, el de calcular , i1 y conocidos I, , , i y . Para ello podemos aplicar las fórmulas de la trigonometría esférica al triángulo NNN1 (Fig. 13.8) en el que se conocen dos ángulos (I, 180º - i) y un lado
. Una vez determinados estos elementos les seguiremos llamando, por comodidad en los cálculos, , i y
, con el bien entendido de que los tenemos referidos al plano de la órbita lunar que tomaremos como plano fundamental XY (Fig. 14.8).
H
HHallaremos las componentes de en el sistema S, T, R. Observemos que es suma de dos vectores, el primero de los cuales sólo tiene componente según S. El segundo está multiplicado por cos
fórmula que podemos simplificar si suponemos que la órbita del satélite es de inclinación pequeña . Escribiremos, pues:
(63.8)
Por otra parte, si consideramos el triángulo TLN y llamamos
al arco TL, podemos escribir (Fig. 15.8):
y, utilizando la misma hipótesis :
De todo ello resulta que los cosenos directores de
con respecto al sistema S,T,R son:
y por tanto,
Luego, las componentes de , designando por M la masa de la Luna, serán:
(65.8)
(64.8)
Si el astro perturbador describiese una órbita circular alrededor de la Tierra, GM/R3 sería constante. Llamando N2 a dicha constante, (64.8) quedaría:
habiendo supuesto .
Partiendo de la primera ecuación de Gauss tendremos:
Suponiendo
e integrando según M, para lo cual haremos
tendremos:
(66.8)
y como que lo que nos interesa son las perturbaciones seculares, para integrar podemos tomar u = M, con lo cual (66.8) se escribirá, operando:
de donde
(67.8)
fórmula que nos dice que el nodo retrograda a lo largo del plano fundamental.
Si efectuáramos la integración entre 0 y M encontraríamos:
13º/día, N 1º/día), obtendríamos que el nodo de la órbita lunar retrograda, dando una vuelta completa en 18,6 años, mientras va oscilando alrededor de su posición media.
Partiendo de la segunda fórmula de Gauss obtenemos
y, por consideraciones análogas al caso anterior,
(69.8)
Utilizando la conocida fórmula trigonométrica
obtenemos:
y volviéndola a aplicar:
Por tanto:
(70.8)
de donde
(71.8)
Si integrásemos entre 0 y M obtendríamos
0 se reducirá a
es decir, en nuestro caso:
es decir,
Luego, con c = na2:
e integrando entre 0 y M:
o sea, que tampoco en este caso hay términos seculares.
Un cálculo análogo al efectuado nos daría
Para el estudio de las variaciones del argumento del perigeo, partiendo de la quinta fórmula de Gauss, haciendo en ella V = M y teniendo en cuenta la primera, obtenemos:
Sustituyendo
y por sus valores (65.8), haciendo y , y utilizando relaciones trigonométricas análogas a las utilizadas para calcular , integrando, obtenemos:
e integrando entre 0 y M:
Hay un término secular, lo cual era de esperar porque también aparece en
, y los demás son términos periódicos.
8.8 Perturbaciones debidas a la acción de varios astros
Consideremos n + 2 puntos materiales P0, P, Pi (i = 1, 2, ...n) de masas respectivas m0, m, mi (i = 1, 2, ...n) y sean y los vectores de posición de P0 y P en un sistema inercial 0; X, Y, Z (Fig.16.8). Tomemos un sistema de ejes cartesianos con origen en P0 y ejes x, y, z paralelos a los X, Y, Z, respectivamente. Llamemos
y a los vectores de posición de P y Pi con respecto a P0 y al vector de posición de Pi con respecto a P. De acuerdo con la fórmula (32.7) de 7.4, suponiendo m0 = 1 y refiriendo las otras masas a esta unidad, la ecuación del movimiento de P con respecto a P0será
(74.8)
llamada función pertubatriz.
Podemos obtener la formulación canónica de las ecuaciones del movimiento por consideraciones análogas a las planteadas en 7.1. En efecto, observemos que se verifica
(73.8)
en la que el primer término del segundo miembro representa la acción del cuerpo P0 sobre el cuerpo de masa m, el primer término en el paréntesis la acción de los cuerpos de masas mi sobre el de masa m y el segundo término en el paréntesis representa la acción de los cuerpos de masas mi sobre el primario de masa m0 = 1. Evidentemente esta fórmula (73.8) se puede aplicar tanto al estudio del movimiento de un planeta del sistema solar (P0 = Sol) como a un satélite artificial de cualquier planeta o satélite natural.
La parte de (73.8) que depende de mi es la aceleración perturbatriz o fuerza perturbatriz por unidad de masa y es fácil ver que deriva de una función de fuerzas
(75.8)
nos queda
(78.8)
Introduciendo ahora la función hamiltoniana H definida en (7.1) y operando de manera análoga a como hemos operado allí, tendremos las ecuaciones:
(79.8)
indicando por y los gradientes respecto a las variables y respectivamente. Las ecuaciones (79.8) son una generalización de las (9.7) y suelen escribirse también en la forma:
(80.8)
8.8.1 Perturbaciones especiales. Método de Encke
Veamos ahora como podemos integrar numéricamente las ecuaciones (73.8) para intervalos relativamente pequeños. Escribámoslas en la forma
(81.8)
Si las masas mi desapareciesen brúscamente en un instante t, el movimiento sería kepleriano y obedecería a las ecuaciones
(82.8)
siendo el radio vector de P respecto a P0 en el instante t0.
Supongamos que podemos distinguir entre cuerpo perturbado y cuerpo no perturbado. A partir de la época t0 uno y otro siguen trayectorias distintas; pero, tienen evidentemente las mismas posiciones y las mismas velocidades iniciales
Supongamos que hemos calculado el valor numérico de las coordenadas en función del tiempo y pongamos
De esta forma ponemos en evidencia las perturbaciones de las coordenadas, o dicho de otra forma, las coordenadas diferenciales de la posición perturbada con relación a la posición kepleriana.
Continuemos designando por mi las masas de los astros perturbadores y por sus coordenadas. Si, como ocurre normalmente, nos proponemos determinar las perturbaciones ejercidas sobre un pequeño planeta o sobre un cometa por uno de los grandes planetas cuya teoría analítica ha sido completamente desarrollada y que no sufre ninguna perturbación sensible por parte del astro estudiado, es legítimo suponer conocidos los valores numéricos de las posiciones
en función del tiempo.
(83.8)
donde
Las coordenadas satisfacen la ecuación (81.8) de modo que
(84.8)
Las perturbaciones
pueden determinarse por integración directa de las ecuaciones (84.8). El término puede calcularse, para alguna fase de la integración, a partir de las leyes del movimiento elíptico y el
se calculará para cada fase de la integración extrapolando . Ahora bien, este proceso no es práctico, puesto que es muy pequeño y con lo cual resulta que su diferencia, primer término de
, es muy poco significativa. Para salvar esta dificultad Encke ideó una transformación que dió lugar al llamado método de Encke.
Se tiene
Hagamos ahora
de donde
y llamemos
(85.8)
Tendremos:
(86.8)
1 podemos obtener un valor aproximado de (86.8) desarrollando en serie
(88.8)
y todavía podemos definir una función
que cuando q
0 vale f = 3.
La ecuación (84.8), resulta, con estos cambios:
(89.8)
y es la que debe integrarse en el método de Encke. La solución comprende seis constantes de integración que se toman de modo que las coordenadas y las componentes de la velocidad en una órbita no perturbada (
, ) sean las mismas que las de la órbita perturbada en una época particular para la cual y son nulos. La fecha en la que esto ocurre se llama la fecha de osculación.
Las ecuaciones (89.8) son rigurosas si q se calcula con la fórmula (85.8). Para iniciar la integración q se calcula con la fórmula (87.8). Las perturbaciones van siendo incrementadas gradualmente y cuando sus cuadrados ya son apreciables entonces se utiliza la fórmula (85.8).
Si limitamos la integración a una época dada t1, obtendremos
y correspondientes a dicha época. Con y podremos determinar los elementos de una nueva órbita osculatriz siendo t1 la época origen. El proceso se puede seguir hasta conseguir que las diferencias O – C sean suficientemente pequeñas. De esta forma, la órbita perturbada se halla dividida en una serie de arcos cada uno de los cuales ha sido objeto de una operación particular. Decimos que con este proceso hemos rectificado la órbita.
El método de Encke es uno de los métodos que se conocen con el nombre genérico de método de 1as perturbaciones especiales. Se aplica al cálculo de efemérides de pequeños planetas para los cuales no se ha establecido una teoría analítica, al cálculo del movimiento de cometas perturbado por los grandes planetas, etc. Últimamente se ha recurrido al método de las perturbaciones especiales para controlar en ciertos puntos la teoría analítica de algunos planetas, principalmente Marte y Saturno.
8.8.2 Método de variación de las constantes de Lagrange
Siguiendo a Lagrange consideraremos un sistema algo más general que el (80.8) de 2k ecuaciones con 2k incógnitas que escribiremos de la forma
(90.8)
con funciones de las 2k variables y el tiempo.
Supongamos que las funciones
(92.8)
(91.8)
que dependen del tiempo y de las constantes a1,..., a2k, son las integrales del sistema
(93.8)
mientras que si las aj (j = 1, 2,..., 2k) son constantes será:
(96.8)
y multiplicando la primera de estas igualdades por , la segunda por y sumando respecto al índice i obtenemos:
(97.8)
ecuaciones de Lagrange que suelen escribirse de la forma
(98.8)
donde
(99.8)
son los llamados paréntesis de Lagrange.
Recordemos algunas propiedades de estos paréntesis que nos van a ser útiles:
a) Si ah = aj. el paréntesis es nulo.
b) para cualquier par de valores de ah y aj.
donde
c) cualesquiera que sean ah y aj.
d) Un giro del sistema de referencia alrededor de uno cualquiera de los ejes de modo que O; x, y, z → O; x1, y1, z1 transforma el paréntesis de Lagrange de la siguiente forma
y son los transformados de los vectores y con este giro, α es el ángulo de giro y es el jacobiano de la transformación.
8.8.3 Aplicación al movimiento planetario
Para aplicar el método de variación de las constantes al movimiento planetario necesitamos algunas expresiones deducidas al estudiar el movimiento elíptico (3.6) y sus derivadas con respecto al tiempo que listamos a continuación:
(101.8)
(100.8)
(102.8)
(104.8)
(105.8)
(106.8)
En virtud de la independencia del tiempo de los paréntesis de Lagrange (propiedad c)) podemos calcular el valor de estas derivadas para cualquier instante t. Así, si hacemos t = T (época de paso a por el periastro) y tenemos en cuenta que en el periastro es E = 0, de (102.8) obtenemos:
(108.8)
Recordemos, por otra parte, los giros que nos permiten pasar del sistema (P0; x,y,z) al sistema de coordenadas sobre la órbita del punto P de masa m (3.11.3 y 3.12). Si llamamos p y q a dos cualesquiera de los elementos orbitales
(109.8)
siendo:
y aplicamos la propiedad de los paréntesis de Lagrange que hemos designado por d), el paréntesis [p, q], a causa de estos giros, se irá transformando en otros [p, q]1, [p, q]2, [p, q]3 , dados por las expresiones:
De (109.8) por sustituciones sucesivas se obtiene
(110.8)
siendo, por definición de peréntesis de Lagrange:
Pero, aplicando una conocida propiedad de los jacobianos y teniendo en cuenta las expresiones (108.8) podemos escribir:
cuya derivada respecto a p es
y, por tanto,
(112.8)
El proceso de cálculo que hemos seguido para llegar a la fórmula (112.8) constituye lo que se conoce con el nombre de método de Whittaker.
Las ecuaciones de Lagrange (98.8) para un movimiento orbital perturbado se pueden obtener de manera sencilla sustituyendo los elementos ah, aj (o p, q) por cualquiera de los elementos orbitales. Así, cuando utilicemos las variables
los paréntesis de Lagrange tomarán los valores:
(113.8)
siendo nulos todos los restantes. Luego, en este sistema de variables, las ecuaciones (98.8) se escribirán:
(114.8)
sistema que constituye una de las formas canónicas de las ecuaciones del movimiento planetario.
Si, en lugar de las anteriores, utilizamos las variables , , , llamadas variables de Delaunay, obtendremos:
resultando el sistema
(115.8)
Si en lugar de la función perturbatriz R consideramos la función
(116.8)
utilizado por Delaunay en su teoría de la Luna.
Si tomamos las variables ordinarias
y calculamos los paréntesis de Lagrange utilizando (112.8) encontraremos que los únicos no nulos son:
(119.8)
sistema fundamental en el estudio del movimiento planetario que nos da las variaciones de los elementos orbitales de un determinado planeta (de masa m) a partir de un cierto instante en el que conocemos su órbita osculatriz.
Estas ecuaciones (119.8) son rigurosas y aunque las hayamos deducido para las perturbaciones producidas sobre un planeta de masa m por otros cuerpos del sistema solar (recordemos (74.8)), se pueden utilizar cuando R es debida a cualquier otra causa; por ejemplo, a la forma y distribución de la masa de un planeta cuando se aplican a un satélite artificial de dicho planeta.
Es fácil pasar del sistema (119.8) al sistema de ecuaciones de Gauss (I a VI del Cap. 8) sin más que tener en cuenta que la R a la que nos estamos refiriendo como función perturbatriz es la aceleración perturbatriz. Basta pues escribir las derivadas de R que aparecen en (119.8) en función de las componentes radial, transversal y perpendicular a la órbita.
8.8.4 Solución de las ecuaciones planetarias de Lagrange
Se puede establecer la teoría analítica general de las perturbaciones en el sistema planetario utilizando las ecuaciones (119.8) y la función R (74.8) escritas para cada uno de los planetas siendo el Sol el primario de masa 1. Sin embargo, en la solución de Lagrange la función R se escribe en la forma de d’Alambert
(121.8)
y donde los argumentos D dependen linealmente de las anomalías medias, de los argumentos de los nodos y de los argumentos de los perihelios de los cuerpos perturbadores y del perturbado, o sea:
(120.8)
donde los coeficiente F son los productos de mi (masa de los cuerpos perturbadores) por ciertas funciones de los ejes mayores, de las excentricidades y de las inclinaciones, es decir, si, para simplificar y como hacen la mayoría de los autores, suponemos un solo cuerpo perturbador de masa m’,
(122.8)
con j, j’, k, k’, l, l’ enteros.
Como que las masas de los planetas son muy pequeñas comparadas con la del Sol, podemos suponer que la variación de los elementos dada por las ecuaciones (119.8) es muy pequeña; por consiguiente, para resolver el sistema de ecuaciones diferenciales de Lagrange podemos proceder por aproximaciones sucesivas.
Para obtener las perturbaciones de primer orden en la primera aproximación reemplazaremos en los segundos miembros todos los elementos por sus valores iniciales (elementos osculadores) a0, e0, i0, ... e integraremos después con relación al tiempo. Tendremos:
cuando el tiempo figura linealmente en los argumentos D0, y
cuando y, por tanto, el tiempo no figura en la expresión de D0.
En el primer caso las integrales dan las desigualdades periódicas de los elementos y en el segundo caso dan las perturbaciones seculares.
Observamos que en el segundo supuesto (), en virtud de las expresiones (124.8), en las perturbaciones de primer orden y en la primera aproximación las perturbaciones del eje mayor y las del movimiento medio no contienen términos seculares.
Generalmente, los valores j y
son tales que no es una cantidad particularmente pequeña en comparación con y los periodos de los términos en que figuran son del mismo orden que los periodos orbitales de los dos cuerpos implicados. Estos términos reciben el nombre de desigualdades de corto periodo. Si j y j’ son tales que hacen que
tome un valor, sinó nulo, muy pequeño sin ser nulosj y j’, entonces existirá una relación aproximada de conmensurabilidad entre el movimiento medio del cuerpo perturbado y el del perturbador. Las desigualdades correspondientes tienen un periodo muy largo y reciben el nombre de desigualdades de 1argo periodo; además, su coeficiente, que contiene el factor
puede tomar un valor muy grande independientemente de que F0 sea grande o pequeño. Se dice entonces que
es un pequeño divisor.
El ejemplo más notable de desigualdades a largo periodo es dado por Júpiter y Saturno cuyos movimientos medios son respectivamente
Si desarrollamos la razón , en fracción contínua obtenemos:
Las fracciones reducidas son:
y la que da el divisor más pequeño es . Luego:
El periodo de esta desigualdad abarca 883 años; la longitud media de Júpiter puede ser perturbada de unos
y la de Saturno de unos . Estas son las desigualdades más importantes debidas a las perturbaciones en el sistema solar.