Plauto, El gorgojo

Voy a indicaros en qué lugar determinado hallaréis fácilmente a toda clase de personas, a fin de que nadie tenga que cansarse cuando quiera encontrar a alguno: vicioso o sin vicio, honrado o golfante. Quien desee hallar a un perjuro, que se dirija al Comicio, y quien busque a un embustero y fanfarrón, vaya al santuario de Cloacina. A los maridos que derraman la hacienda los tendréis que buscar cerca de la Basílica; allí encontraréis a rameras trasnochadas y a los que viven del cuento. Para los que andan siempre tras comilonas, el Foro del Pescado. Por el Foro Bajo se pasean los varones distinguidos, y los ricos; más por el Foro Medio, junto al canal, los que no hacen sino darse pisto. Para caraduras, parlanchines y maldicientes, más arriba de la Bolsa: por el más leve motivo y con la mayor frescura hablan mal de los otros, a pesar de que ellos ofrecen ya mucha materia para dar que hablar. Por las Tiendas viejas están los que dan y aceptan usura. Detrás del templo de Cástor hay unos tipos a quienes se haría mal en conceder crédito de repente. En la calle de Los Etruscos hay hombres que comercian con su persona... (Plauto, 254-184, El Gorgojo)