Preciosa y Cacahuate fueron a la ciudad. Fueron a pie a una estación de servicio. Vieron a un hombre que llenaba el tanque con gasolina y le preguntaron: "¿Sabe Ud. si hay una farmacia por aquí?" El hombre llevaba pantalones cortos y tenía una raqueta de tenis. No les respondió. No tenía tiempo.
Preciosa tenía varias cartas y tarjetas y quería echarlas en el buzón mientras estaban en el centro. Puso sellos en las cartas y las tarjetas, pero Cacahuate le dijo que podían entrar en el correo y preguntarle a alguien dónde podían encontrar una farmacia. Por eso, Preciosa y Cacahuate fueron a pie al correo y Preciosa envió sus cartas y tarjetas. Le preguntaron a un hombre dónde podían encontrar una farmacia, pero él les dijo: "Se me olvidó".
Se quedaron en el centro y fueron a la biblioteca. Todavía no encontraron la farmacia. No sacaron libros. Miraron un mapa. Querían sacar el mapa de la biblioteca, pero solamente lo miraron. No sacaron el mapa porque no tenían tarjeta para sacar libros de la biblioteca. Pronto encontraron una farmacia en el mapa. Devolvieron el mapa al bibliotecario y fueron a pie.
Esperaron unos momentos delante de la farmacia porque faltaban diez minutos para que la farmacia se abriera. Cuando se abrió, entraron y buscaron la crema de afeitar enseguida. La farmacia era más grande que un supermercado. Encontraron pasta dental, champú, cepillos de dientes y jabón. Encontraron palos de golf, pelotas y patines, pero no encontraron crema de afeitar. Preguntaron a la dependienta dónde estaba la crema de afeitar, pero ella no los escuchaba. De pronto, la farmacia se cerró. Los empleados empujaron a Cacahuate y a Preciosa y cerraron las puertas de la farmacia. Las cerraron tan rápido que golpearon a Cacahuate en el pie. Cacahuate y Preciosa tuvieron que ir al consultorio de un médico.
Preciosa y Cacahuate no querían quedarse en el centro. Al día siguiente decidieron ir a un pueblo pequeño porque a ellos no les gustaban las ciudades. Fueron al banco. Esperaron mucho tiempo porque había mucha gente allí. Esperaron hasta las tres de la tarde y cobraron un cheque grande. Sacaron todo su dinero del banco y pronto llegaron al aeropuerto. À las seis de la tarde salieron para un pueblito en Guatemala.
Caminando por las calles, vieron un equipo deportivo jugando con pelotas. Vieron a una mamá cuidando a muchos niños. Les gustaba mucho más la vida en ese pueblo pequeño. Le preguntaron a una chica si les podía decir dónde estaba la farmacia. "¡Cómo no!" les respondió. La farmacia estaba a casi 30 millas en otro pueblo. Les dijo que había un dentista que venía los martes y que en el pueblo tenían una panadería muy buena y una iglesia histórica, pero no había farmacia. Nadie en el pueblito vendía crema de afeitar. "Muchas gracias", le dijeron a la chica. "De nada. ¡Hasta pronto!" respondió.
¡Caramba! Como no tenían crema de afeitar en el pueblo, Preciosa y Cacahuate no pudieron afeitarse. Decidieron que nunca jamás iban a afeitarse.