Había una chica llamada Alicia que siempre tenía problemas. El primer problema era que Alicia era alérgica a los mosquitos. Vivía en San Salvador, El Salvador, y hay muchos mosquitos allí. Cuando un mosquito la picaba, siempre tenía que ir a la sala de emergencia del Hospital Benjamín Bloom en ambulancia. Pero en el hospital no podían ayudarla porque era alérgica a los antibióticos. No podían darle medicinas porque era alérgica a todas las medicinas.
Un día Alicia llamó para pedir una ambulancia. Los mosquitos la habían picado en todo el cuerpo. Pero mientras estaban manejando, hubo un accidente. Alicia llegó al hospital en taxi. Entró en la sala de emergencia en silla de ruedas. Los mosquitos le habían picado las piernas y Alicia no podía caminar. En la sala de emergencias había una médica nueva. Era una estudiante de una universidad de los Estados Unidos. La médica tenía catorce años. Alicia le explicó que tenía alergias. La médica la examinó. La estuvo examinando durante horas y horas. La doctora creyó que Alicia tenía un brazo roto a causa del accidente. Le sacó una radiografía del brazo y Alicia se cayó.
"Soy alérgica a las radiografías también." La médica le puso una inyección para mejorar la reacción a la radiografía. Le dijo a Alicia: "Creo que Ud. tiene un virus. ¿Le duelen los músculos?". Inmediatamente, Alicia tuvo síntomas nuevos. Se le puso la cara muy roja. "Soy alérgica a las inyecciones también." La médica le dijo que necesitaba una operación porque tenía una infección. Alicia le dijo: "Ud. no es una médica muy buena. Estoy peor ahora que antes."
Y Alicia salió del hospital. Fue a su computadora y buscó un lugar en el mundo en donde no hubiera mosquitos. No tuvo que buscar mucho tiempo. Pronto encontró un lugar perfecto. Se fue a vivir a Phoenix, Arizona, donde no hay mosquitos. Caminó por las calles y olió las flores. ¡Ay, no!
"¡Achíííííís!"
Alicia también era alérgica al polen.