Repaso 8.1 Una aventura en la calle

Había una chica que estaba manejando por la carretera. No le gustaba la carretera porque había muchos camiones y mucho tráfico. Tenía un problema. Era una conductora muy baja. Era tan baja que no podía ver muy bien mientras estaba manejando. Para ella era muy complicado manejar. Salió de la carretera y entró en el centro.

Tenía otro problema también. Tenía que regresar a su casa antes de las tres de la tarde, porque su familia iba a regresar a casa a las tres. Ahora la chica estaba en la avenida Veracruz y todavía había mucho tráfico. A la chica no le gustaban tampoco las calles del centro porque eran muy estrechas. La chica tenía mucha prisa. Tenia que regresar a casa. Tenía que llegar muy pronto. Era muy importante. Tenía aproximadamente diez minutos para llegar a casa.

La chica no paró en una señal de parada porque no la vio desde su asiento. Siguió derecho una cuadra más y vio que, por fin, estaba en su propio barrio, cerca de su casa. Estaba cerca de la plaza cuando tuvo que parar en un semáforo. Paró y esperó aproximadamente 30 segundos. Desde su asiento no podía ver mucho, pero pensó que unos peatones estaban esperando en la esquina.

La chica tenía mucha prisa. Decidió seguir aunque no podía ver bien. Estaba siguiendo lentamente hasta el cruce de calles cuando de pronto vio que los peatones ahora estaban caminando en la calle. Ya no estaban en la esquina. ¡No quería matarlos! Por eso, dobló rápidamente a la derecha para salir del cruce de calles. Siguió manejando, cruzó el puente y entró en la plaza. En este momento, perdió completamente el control del coche. Pasó por la plaza, pero cuando el coche de la chica chocó con la estatua, se fueron volando. El coche siguió hasta la fuente y paró en el medio de la fuente.

Después de unos momentos un policía que estaba leyendo en el parque vio el accidente y caminó despacio al coche de la chica. Ella estaba sentada en el asiento de su coche, completamente mojada. El policía le dijo, dame tu permiso de manejar

La chica no se lo dio.

¡Hazlo ya!¨ le dijo el policía.

La chica no se lo dio. No lo tenía. La chica sabía que tenía que hacer lo que decía el policía, pero no quería admitir que no tenía permiso de manejar. Tampoco quería admitir que solamente tenía 12 años. Tampoco quería admitir que tenía prisa porque tenía que regresar a casa con el coche antes de que regresara su madre. Ella decidió que de hoy en adelante iba a viajar en el metro.