Jordi Molla (1034)
Desde pequeño, su cabeza creaba "mundos maravillosos o terroríficos, a veces”. Pero el niño creció y su imaginación sigue imparable. Director, guionista", escritor, fotógrafo, actor-por supuesto-Jordi Molla ha encontrado en la pintura un refugio para su espíritu inquieto y autodidacta. Y aunque la primera vez que expuso sintió el pudor de desnudar su alma, coleccionistas como Miguel Bosé ya tienen en casa sus obras, que oscilan entre los 1.200 y los 5.000 euros. Abstractos, papel y formatos de videoarte que se han paseado por ARCO y muestras como la que la E8 Galería ha recogido en Madrid. De título, Orden.
Los críticos dicen que parece que trasladaso al lienzo tus estados de ánimo.
A veces, describir las cosas es un error. Yo, en el arte y en las películas, no persigo la descripción. En mis cuadros hay sensaciones.
¿Desde cuándo pintar es algo serio en tu vida?
Para mí, la pintura es un espacio, un lugar de diversión, o debería serlo. Llevo pintando 15 años, y siempre ha sido un lugar de exploración; no pienso demasiado en el resultado. Realmente veo el cuadro cuando me separo de él.
Es inevitable mirar un cuadro y ver tus emociones, parecen golpes de efecto...
¿Sí? (rie)... Eso es lo que me interesa: las emociones plasmadas, en colores, en composición, en ritmo... Llevo pintando en Los Ángeles tres meses y me hace gracia ver cómo han ido cambiando los cuadros en ese tiempo. Tiene que ver mucho con cómo me he encontrado yo aquí. Empecé muy europeo, luego más americano.
Y cómo te sientes ahora?
Más europeo de nuevo, más elegante. La elegancia es una cualidad muy necesaria. Yo tuve un amigo que murió con elegancia y me marcó mucho.
Y a la hora de pintar, ¿quiénes pueden presumiro más de esa cualidad: los europeos o los americanos?
Los europeos. Lo americano es caótico y colorido, busca el shock. Y a mí eso me gusta, ¿qué le voy a hacer?
¿Qué te atrae de Estados Unidos?
Su juventud. Su disponibilidad para tantas cosas sin pensarlo. Y mira que el americano es un pueblo aterrorizado... Pero aun así tienen todavía un espíritu muy teenager, como un tío que se va a la discoteca abierto a todo. El español es solar, un tipo que, aunque las cosas vayan mal, confía en que irán bien. Es más de chiringuitos, más mediterráneo, gracias a Dios.
En tus pinturas recurres a menudo al uso de números y letras. También usas cintas. ¿Tienen algún significado para ti?
¿Sinceramente? Me gustan estéticamente. Son fronteras, delimitaciones... Todo
lo que son los fragmentos tiene mucho que ver con la sociedad de hoy. Ahora estoy haciendo como unas ventanas, como si fueran un mar de posibilidades.
Lo de ser un autodidacta debe de ser un orgullo.
Mira, los profesores, a no ser que sean muy buenos, me dan miedo. A mí me han ofrecido dar clases, pero es demasiada responsabilidad... Una vez le
preguntaron a Francis Bacon si era autodidacta y dijo: “Sí, gracias a Dios”. Una escuela le hubiera frenado.
¿De quién has aprendido tú?
Mi campo de inspiración es todo lo que me pasa en la vida. Cuando era jovencillo, me distraía con todo, pero desde que decidí ser actor, el acelerador
no ha parado. Y es superintenso. Recuerdo que un profesor me dijo que tenía buena escucha. Aunque a veces no me gustaría escucharme ni a mí mismo.
¿Te queda algún hobby por explorar?
La música... Para mí, explorar es una necesidad. He tenido muchas cosas en contra para expresarme, pero entiendo que, por una extraña razón, la gente
debe de pensar que para mí es más fácil. Una vez escuché a alguien en un laboratorio fotográfico que decía: “Aquí está el intruso°”. Bueno, me sonreí.
Me duele porque soy una persona sensible, pero de eso también aprendes y lo importante es no parar.
A tu edad has conseguido un buen currículum.
Tengo 41 años, es la mejor edad. Aunque desde chavalín ya era un alma un poco vieja. De hecho, tengo algunos amigos que me llaman "abuelo” (ríe]...
A veces escribes mensajes en inglés en tus obras.
Es para marcar distancia. De hecho, a veces escribo incluso con la mano izquierda, para que no parezca que lo hago yo. Incluso escojo frases al azar. Es como las películas, se cruzan en mi vida.
¿Por qué escribiste: 'Everybody wants to go to heaven but I just see people trying to go to hell?
Esta es mía. Porque una vez leí en un libro que todo el mundo quería ser feliz, pero siempre tenemos una queja. Es la condición humana. Lo bueno es que la frase no tiene nada que ver con el cuadro.
Eres un provocador, ¿te gusta?
Me gusta provocarme a mí. Igual me tachas de infantil, pero siempre he sido así. Querer pensar y que los demás piensen también es estimulante.
¿Crees en el cielo, en el infierno?
Creo en el destino. Hay un plan y lo que haces en esta vida es seguirlo.
Tienes ocho estrenos en 2010. Este mes te vemos en Noche y día, con Cruise y Cameron Díaz. ¿Cómo son?
Tom es amable y disponible, muy profesional. Cameron es una tía estupenda, una mujer muy cercana. La conozco desde hace diez años; te ríes mucho con ella.
Los tres protagonistas de Jamón, jamón, Penélope Cruz, Javier Bardem y tú, os habéis hecho muy grandes fuera de España; ¿lo comentáis, a veces?
No, es más una mirada con la que nos decimos, no lo que hemos conseguido, sino que estamos los tres juntos ahí después de tantos años... Muy cambiados, pero manteniendo la esencia. Y es un esfuerzo, porque lo más fácil es cambiar.
¿En qué no has cambiado?
Básicamente intento estar despierto. Me siento descansado; tranquilo, aunque . me exijo bastante a nivel vital y profesional. Y no soy caótico. Necesito una
disciplina. Pero sí intento ser libre, aunque me cuesta muchísimo.
Siempre tienes un aire muy serio...
¿Serio? Sí y no. Es mi forma de ser. Mi mejor amigo dice que tengo la ironía más brillante que ha visto nunca.
¿Vas a vivir entre Madrid y Los Ángeles?
Depende del trabajo: como una azafata o una pizza.