Los neutrinos y Einstein

Fecha de publicación: Nov 19, 2011 5:18:44 PM

El neutrino desafía a Einstein

Un experimento halla pruebas convincentes de partículas que viajan más rápido que la luz. La comunidad científica pide cautela hasta que se confirmen los resultado.

Un hombre armado con una presentación Power Point y un puntero láser se dispuso cuestionar el límite de velocidad cósmica fijado por Albert Einstein hace más de un siglo. Era Dario Autiero, uno de los investigadores a cargo del laboratorio subterráneo del Gran Sasso, en Italia. Allí, a 1.400 metros bajo tierra, su equipo ha jugado a las carreras con el neutrino, una partícula elemental mil millones de veces más pequeña que un átomo de hidrógeno. Los investigadores dispararon neutrinos desde Ginebra y observaron su llegada al Gran Sasso tras un sprint de 730 kilómetros bajo tierra. Los resultados mostraban obstinados lo imposible: más de 15.000 neutrinos habían batido a la luz por 60 milmillonésimas de segundo.

Era una marca ridícula en una pista de atletismo, pero revolucionaria en ciencia. A principios del siglo pasado, la teoría de la relatividad de Einstein dijo que nada en la naturaleza puede viajar más rápido que la luz. Los resultados del equipo de Autiero son, por ahora, la mayor contradicción de ese límite de velocidad.

Los resultados obtenidos de estos experimentos son los más precisos obtenidos hasta el momento. El experimento ha utilizado una serie de satélites GPS para medir el punto exacto de salida y llegada de los neutrinos. Los neutrinos son pequeñas partículas sin carga que atraviesan la materia sin producir perturbaciones en ellas. Para poder cazarlos, el Opera usa un muro subterráneo compuesto por 150.000 ladrillos que contienen película fotográfica. El tiempo de desplazamiento también se mide con relojes atómicos de altísima precisión.

Desde Ginebra, los investigadores generan neutrinos mediante el choque de protones contra placas de grafito. Otro equipo los recibe tras su viaje bajo los Alpes, mide el tiempo transcurrido y lo compara con el que habría tardado un haz de luz en el vacío.

Durante tres años, sus neutrinos batieron a la luz por 60 nanosegundos sin que los investigadores del Opera hayan encontrado fallos. Su margen de error es de seis sigmas, que en la jerga de la física de partículas supone una confianza estadística casi absoluta.