El misterioso bombardeo cósmico del siglo VIII

Fecha de publicación: Jun 12, 2012 5:53:22 PM

A finales del siglo VIII, la Tierra fue alcanzada por una potente y misteriosa oleada de radiación procedente del espacio exterior. Sus huellas, impresas en los anillos de los árboles de la época, han sido encontradas ahora por científicos japoneses.

Estas huellas son la prueba de que hace exactamente 1.237 años, algo muy extraño sucedió en el espacio. Algo que provocó un "bombardeo" de rayos cósmicos de una intensidad nunca vista contra nuestro planeta. Los restos de aquél evento han quedado registrados en los anillos de árboles de todo el mundo.

Aunque muy pocas veces nos demos cuenta de ello, la Tierra sufre de forma constante el impacto de billones de protones y otras partículas de altas energías procedentes de fuentes espaciales muy energéticas. El Sol, las supernovas y otros objetos mucho menos evidentes, como lejanísimos púlsares, quasares, magnetares y estrellas de neutrones, emiten de forma constante cantidades ingentes de radiación en todas las direcciones posibles, incluída la nuestra. Sin embargo, la procedencia de estos rayos sigue siendo desconocida.

Ahora, en la Universidad japonesa de Nagoya, un equipo de investigadores dirigido por Fusa Miyake ha encontrado en dos cedros milenarios una tasa espectacularmente elevada de carbono-14 (un isótopo radiactivo del carbono) en los anillos correspondientes a los años 774 y 775 de nuestra era. Lo cual significa que durante ese periodo nuestro planeta sufrió un intenso bombardeo de rayos cósmicos.

A raíz de este tema surge una pregunta: ¿De dónde vino el bombardeo de radiación del finales del siglo VIII? Las respuestas pueden ser varias. Una posible fuente de rayos cósmicos es el Sol, cuya actividad, como se sabe, varía en periodos de once años de duración y que, en ocasiones, nos sorprende con intensas llamaradas cuyos efectos llegan hasta la Tierra.

La otra posibilidad para un evento tan poderoso sería la explosión de una supernova, la muerte violenta de una estrella. Sin embargo, ninguna de estas dos posibles explicaciones convence a los investigadores. Si el bombardeo lo produjo el Sol, debió de ser durante una erupción solar como jamás hemos visto, y de una intensidad tal que resulta casi inimaginable. Si algo así se produjera hoy en día aniquilaría sin contemplaciones y de un solo golpe las redes eléctricas y de comunicaciones de todo el mundo.

Por esta razón, el siguiente paso para intentar aclarar el misterio es investigar a fondo en los archivos históricos para comprobar si, hace 1.237 años, alguien, en algún lugar, vio una extraña llamarada en el cielo.

En mi opinión, estudiar fenómenos paranormales como este es de suma importancia. ¿Quién sabe si el bombardeo cósmico del que se habla pudo tener algún tipo de influencia sobre el ser humano y su evolución? ¿O sobre el terreno en el que vivimos? ¿O sobre las mareas y las corrientes? ¿Y sobre el transcurso de la vida, en general? Estudiando acontecimientos históricos como este, podremos llegar a saber más y más sobre cómo hemos acabado siendo lo que somos hoy en día.