20/01/23

La monstrua: Entre demonios, risas y lágrimas

Por Crisbel Varela

En el interior de cada ser humano habitan demonios que salen a relucir de vez en cuando. Son esos que no te dejan dormir por las noches y te hacen cuestionarte sobre todo lo que haces o como te ven los demás. Con una pieza donde la teatralidad no queda puesta en duda, la actriz Gledys Ibarra se transforma en La monstrua para llevar al espectador una reflexión que está presente de principio a fin. ¿Cuándo enfrentaremos al monstruo que llevamos por dentro? (eso que nos atormenta).

La monstrua es esa mirada al espejo al que cada persona puede enfrentarse a diario. Es cuestionarse, lamentarse, reír y llorar al mismo tiempo.

Foto: Gleybert Asencio

Cornelia tenía un problema en la pituitaria desde muy pequeña. Eso ocasionó que el vello de su cuerpo creciera descontroladamente -al igual que sus inseguridades- y aunque su madre intentó múltiples estrategias para detenerlo (hasta quemar su raíz) sólo conseguía hacerle daño a este personaje que terminó convirtiéndose en una atracción del circo de Las Ilusiones, en la mujer barbuda.


“Yo no soy un hombre que se disfraza de mujer para parecer una mujer. Yo soy una mujer que parece un hombre aunque se vista de mujer”, dice Cornelia comenzando la función.

Foto: Gleybert Asencio

Lo que vemos en nosotros cuando nos miramos al espejo es un cuestionamiento que está presente en la pieza. Al igual que la pregunta sobre qué consideramos belleza. ¿Es la belleza un reflejo del alma?, ¿es bueno todo lo que consideramos hermoso?, ¿dependemos del ojo que nos mire para ser calificados?


“¿Es el alma tan ingenua, tan ignorante?, ¿cuál es la verdad? ¿La tuya?, ¿la de Dios? ¿la de los hombres?”, menciona la actriz en una de sus escenas.


Gledys Ibarra se encarga de mostrar en la obra a una artista que juega con la imaginación del público, que deja en el escenario la esencia de estar sumergida en el personaje de Cornelia, quien transmite dolor, tristeza, en cada expresión facial a pesar de estar en un mar de risas.


Foto: Gleybert Asencio

La musicalización de la pieza, incluyendo a Vivaldi en su repertorio le dio el dramatismo y la intensidad precisa al texto, un unipersonal del uruguayo Ariel Mastandrea, que es una mirada poética sobre la belleza, la fealdad y lo que puede ser distinto. La iluminación de José Jimenez en tonos cálidos también fue de los elementos que le dio los matices necesarios a la obra, mientras la escenografía de Elvis Chaveinte logró mostrar el circo decadente en el que está envuelta la protagonista.

Foto: Gleybert Asencio
Foto: Gleybert Asencio

Durante la puesta en escena la artista usó distintos delantales además del vestuario principal. Logra simbólicamente crear capas que arman a la monstrua.


La monstrua se estrenó el 19 de enero bajo la dirección de Rossana Hernández en los espacios del Centro Cultural BOD, en La Castellana, Caracas.