“A puerta cerrada” todos somos el verdugo

Por Crisbel Varela

¿Existe un infierno? Según la religión católica, sí. Y también si hablamos de La divina comedia de Dante Alighieri.


Alighieri, escritor italiano, habló del infierno en su libro describiendo nueve círculos, un lugar en forma de cono invertido que va en dirección al centro de la Tierra, donde se encuentra Lucifer. Cada prisión del infierno representa parte de los pecados capitales y los seres humanos conocerán los correspondientes de acuerdo a lo hecho en vida.

Foto: Gleybert Asencio

Del infierno también relatan en “A puerta cerrada”, la pieza del francés Jean-Paul Sartre dirigida por Mary Carmen Valentino, un drama existencialista donde muestran que cualquiera se puede convertir en el verdugo de quienes lo rodean.


En el infierno de Sartre la puerta siempre está cerrada, no hay espejos, se ven en la necesidad de reflejarse en los ojos del otro y tampoco les permiten cepillarse los dientes, porque siempre están despiertos, condenados. En este infierno no hay torturas físicas, se trata de sufrir eternamente bajo la condena de ser olvidados por los vivos.

Foto: Gleybert Asencio

En escena, en principio hay cuatro personajes: un camarero (Andy Barreto) que lleva a dos mujeres y un hombre, todos muertos, a una habitación particular en la que están condenados a permanecer. Ninguno entiende por qué está allí al principio, se preguntan si alguna vez en vida se conocieron, pero la verdad es que los unen sus acciones.


Estelle (Adriana Herrera) había asesinado a su hija y engañado a su esposo. Murió por una neumonía; Inés (Mariana Reyes) admitió que había sido una mala persona, había inducido a la muerte a su primo y esposa y terminó muriendo ahogada con gas. Finalmente, junto a las damas, está Garcín (Daniel Hernández), quien maltrató a su esposa sin arrepentirse nunca por sus acciones y murió luego de que dispararon por ser un cobarde.

Foto: Gleybert Asencio

Desde el infierno, que fue representado con una escenografía de paredes con detalles dorados y una iluminación que pocas veces daba a los rostros de los intérpretes (tal vez por esa oscuridad que los acompañó a las tinieblas), los personajes podían ver como era lo que sería sus vidas, pero sin ellos, como ya no los extrañan y solo son pasado.


¿Quién es el verdugo?, fue una de las preguntas que todos se hicieron al llegar al infierno. Para luego, en el desarrollo de la historia, responderse que cada uno es el verdugo del otro, torturándose con palabras, recordándose lo que son. Sobre todas las cosas, ninguno sentía arrepentimiento por lo que hizo.

Foto: Gleybert Asencio

Aún cuando en una escena la puerta del infierno se abre, ninguno se va, porque su vanidad no los deja. Necesitan permanecer en la mirada del otro.


El vestuario a cargo de Mafalda Valentino dejó ver que la historia estaba enmarcada en la época de Charleston. Por otra parte, la dirección técnica correspondió a Dionys Fuentes.


La pieza se estará presentando en la Sala Doris Wells de la Fundación Casa del Artista el 12 y 13 de noviembre. Las entradas tienen un costo de 10 dólares.

Foto: Gleybert Asencio

“A puerta cerrada” se estrenó en París en el teatro del Vieux-Colombier en mayo de 1944, justo antes de la liberación de la ciudad durante la Segunda Guerra Mundial.

Foto: Gleybert Asencio