El fantasma de La Cachanilla

Fecha de publicación: 12-jun-2016 5:37:27

México es conocido en todo el mundo por sus tradiciones y maravilloso folclor; aquí se incluyen las leyendas, las cuales son parte de la cultura de este país. Algunas contadas desde la era prehispánica han logrado mantener su vigencia, y hoy en día están grabadas en nuestras memorias.

Mexicali, ciudad relativamente joven, no es la excepción en cuanto a seguir esta tradición oral. Tal es el caso de la leyenda del fantasma de La Cachanilla, historia que ha atemorizado a los mexicalenses por años.

Todas las leyendas tienen un principio, y los que hoy son fantasmas anónimos ayer eran personas de carne y hueso que deambulaban por nuestro querido Mexicali. Por eso es importante conocer el contexto social que se vivía en aquel entonces en esta ciudad.

Nuestra leyenda surgió después de la inauguración de la famosa plaza comercial La Cachanilla, en 1989. En ese año el panismo logró la victoria en las elecciones del estado, consecuencia de la inconformidad de la población ante el gobierno priista, el cual había demostrado su falta de capacidad al no saber manejar la fuerte crisis económica a nivel estatal. Se inició, entonces, un nuevo capítulo en la historia de Mexicali y Baja California.

Es muy importante recalcar que los antecedentes de la leyenda remontan a tiempos de antaño, después de la clausura de la Jabonera del Pacífico, S.C.L, en 1973. Cabe aclarar que en la Jabonera no se producía exactamente jabón, sino que ésta era en realidad una despepitadora de algodón que durante varias décadas fue fuente de muchos empleos, hasta su lamentable declive, por el fin de la época del oro blanco (época en la cual la producción y exportación del algodón era muy alta).

De 1973 a 1989 los antiguos terrenos de la Jabonera del Pacífico permanecieron baldíos y fueron testigos de los terribles hechos que dieron paso a la creación de la leyenda.

Se dice que había una feliz pareja en vísperas de matrimonio. Se dice que la novia era una mujer de tez morena, cabello negro como el ébano y belleza no nula, mas no extraordinaria; y que el novio era un hombre de tez obscura, carácter recio e iracundo y complexión fornida. Ambos, de clase trabajadora.

El novio adoraba a su amada con locura y vehemencia, pero su carácter lo hacía celoso al extremo. Jamás había tenido razón de sospecha o desconfianza; sin embargo, un día el viento llevó a sus oídos el terrible rumor de que su querida novia le era infiel con un pobre diablo de la colonia.

Rabioso, con la mente nublada de ira, el hombre manejó hasta la casa del presunto amante de su prometida. Para su desconsuelo se percató de que verdaderamente ella se encontraba ahí, ahogándose en besos y caricias de su rival. Esto solo sirvió para aumentar su furia, y su mente tomó la decisión de que la mujer con la que había soñado pasar el resto de sus días ya no merecía la vida.

La esperó en el auto, y cuando ella salió, en un destello de ciego arrebato, la tomó por el cabello y la azotó dentro de la cajuela del vehículo, encerrándola ahí para llevarla a su destino final.

Cuando detuvo el auto, abrió la cajuela y, sin preámbulos o palabras de despedida, le dio un tiro justo en la frente, matándola al instante.

Tomó su cuerpo y lo enterró en los antiguos terrenos de la despepitadora. Jamás se indagó mucho sobre la desaparición de la joven y él jamás fue culpado de nada, logrando tener una vida tranquila y plena.

De tragedia a fantasma

Los años pasaron y el Corporativo Coso, proveniente de Sinaloa, compró los terrenos de la Jabonera para edificar en su lugar la primera plaza construida como un refugio sociocomercial. En 1987 comenzó la construcción del proyecto y el 26 de abril de 1989 fueron abiertas sus puertas a los mexicalenses, quienes estaban maravillados por disfrutar sus compras y salidas familiares en un clima fresco y protector de los intensos rayos del sol o del extremo frío.

Pero, mientras que en el día era posible deleitarse con un ambiente sereno y feliz en La Cachanilla, muchos veladores del lugar aseguraban que no era lo mismo por las noches, pues, aunque los años habían pasado, el alma de la novia asesinada no se había marchado, llena de indignación y cólera por la impunidad de su muerte.

Incluso hoy en día muchos advierten lo peligroso que es merodear por la plaza a altas horas de la noche, ya que la joven aún vive en pena y dolor, buscando justicia, y no será hasta que la encuentre cuando podrá descansar.

Tercer semestre de preparatoria (2015)

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