De la Muralla China al desierto mexicano

Fecha de publicación: 11-mar-2011 0:30:48

Quong Lee, un gran hombre de gran corazón y bastante perseverante en su trabajo. Él es mi padre, que está casado con la más hermosa mujer: Angélica Saavedra, una de las primeras habitantes de esta región.

Me llamo Carmen Lee Saavedra y vivo con mis padres en el barrio de La Chinesca. Soy de ascendencia china por parte de mi papá, y mexicana por parte de mi mamá.

Como dije antes, vivo en La Chinesca, ¡ah!, un hermoso lugar, con un ambiente muy peculiar, parecido a las calles de un país lejano: China.

Yo no he viajado hasta allá, pero mi papá vino desde China, atravesando caminos y problemas muy difíciles a lo largo de toda su vida.

Mi padre nació allá y en plena época de su juventud se vio obligado a emigrar, puesto que la estabilidad económica y política de ese país empezó a decaer drásticamente.

Papá tuvo que buscar nuevos horizontes y mejores condiciones de vida. Así que, junto a otras personas, emprendió un largo viaje en mar hacia Estados Unidos. Ahí todo marchaba bien; consiguió un gran trabajo como pescador de abulón en la bahía de San Diego.

Pero un día, el gobierno de Estados Unidos descubrió que aquellos barcos habían llegado de manera ilegal, así que expulsó a todos los chinos, de esa zona, a México, en ferrocarriles.

Miles de chinos abordaron esos barcos. Pero aquellos buques no tuvieron, como destino, China, sino otras partes de México. Cuando ya se encontraban en tierra firme, localizaron a un residente, José Escobedo, quien los guió por el desierto hacia nuevas tierras donde podrían establecerse.

Mi padre en todo momento conservó la calma y jamás se separó de su grupo en ninguna ocasión, como marcaba su tradición. Aquel viaje en ferrocarril parecía eterno; día y noche tuvo que viajar en un pequeño gabinete con poco espacio, junto a muchos de sus familiares.Hasta que un día el tren se detuvo en una estación que tenía un letrero poco llamativo, que decía: "Bienvenidos viajeros". Para ese entonces, Quong Lee no dominaba el idioma español, así que siguió su camino hacia una nueva vida, tomando nuevos rumbos.

En fin, papá consiguió un empleo. pero ahora el problema era que el gobierno de Sinaloa (el lugar donde se encontraba) se atemorizó, pensando que los chinos atacarían esa región. Así que pidió que todos los chinos que habitaran en esas áreas abordaran unas embarcaciones que se les prepararon, para que fueran transportados a sus tierras natales.

Miles de chinos abordaron esos barcos. Pero aquellos buques no tuvieron, como destino, China, sino otras partes de México. Cuando ya se encontraban en tierra firme, localizaron a un residente, José Escobedo, quien los guió por el desierto hacia nuevas tierras donde podrían establecerse.

En ese entonces solo quedaban 42 chinos. Pero después de una larga travesía de nueve días, solo sobrevivieron 7 y el guía mexicano. Entre ellos, Quong Lee. Todos ellos inauguraron el Valle de Mexicali con trabajos agrícolas y fueron los primeros pobladores que formaron La Chinesca.

¿Te gustó la historia? Espero que sí. Me encantaría quedarme a conversar, pero tengo un día muy laborioso por delante que me espera, así que debo irme. Pero no te preocupes, luego te contaré otra anécdota fabulosa. ¡Nos vemos pronto!

Primer grado (2010)