Se pone a cocer un recipiente con abundante agua fría, suficiente para cubrir los percebes, con 80 gramos de sal por litro de agua (esta es una de las claves).
Cuando empiece a hervir se añaden los percebes y se espera a que vuelva a hervir para retirarlo del fuego.
Se vierten los percebes en una fuente, tapándolos rápidamente con un paño para mantener el calor.