Compra si puedes el bacalao ya troceado para que te dé menos trabajo. De todas formas el bacalao que tengas ponlo a remojo 24 horas, mejor es pasarte horas. Cambiále 3 ó 4 veces el agua. Si te acuerdas vuelves a cambiarle el agua más veces, porque si no está bien desalado falla todo el trabajo. En la última agua puedes añadirle un chorrillo de leche.
Luego límpialo bien de espinas -si te lo venden sin ellas mejor, pero a pesar de que te lo vendan sin espinas reconócelo bien para comprobar que no queda ninguna-. Escúrrelos con las manos como si fueran un trapo. Vete dejándolo en un recipiente.
Ahora ya prepara una cazuela y ponle aceite, que tenga como un centímetro de altura (si te sobra, guarda ese aceite para unas patatas o pimientos rojos, etc). Picas las cebollas en juliana (para 1 Kg. de bacalao, 4 cebollas grandes); las pones en el aceite. Añádele 8 ó 10 dientes de ajo muy troceados (para algo el plato se llama ajo arriero), revuélvelo bien y que se pochen, que se pongan blanditas y cristalinas. Añade entonces todo el bacalao y lo revuelves bien y rehogas a gusto con una cuchara. Que no esté escaso de aceite; si te pasas, luego se lo retiras con una cuchara.
Tendrías que ponerle (a ojo) como 6 cucharadas soperas de tomate bien hecho, tal vez más, empieza con 4, añades, revuelves, ves el color que toma, y tal vez 6 u 8. **Baja el fuego y que se haga despacio 15 ó 20 minutos por lo menos, y que repose.
(**) Fríe aparte una patata grande cortada a trocitos muy finos y cuando esté blandita pero hecha, la añades al bacalao antes de bajar el fuego y que dé todo junto un buen hervor.
Puedes adornarlo con un enrejado de tiras de pimiento rojo.
Está más rico del día anterior. Todo esto es para 10-12 personas; para 6, todo la mitad más o menos.