En Misión de la Universidad, Ortega y Gasset afirma que la Universidad se constituye alrededor del estudiante y, más aún, que es la proyección institucional del estudiante. Si esto es así, y si queremos comprender cabalmente qué es y cuál es el sentido de la Universidad, entonces es necesario emprender una reflexión sobre aquello que es el centro de la Universidad: el estudiante.
Ahora bien, ya sea uno alumno o profesor, lo que iguala a todos los universitarios es el aprendizaje. Y ¿qué es aprender? Es maravillarse ante la belleza de la realidad misma o ante la belleza de la realidad que alguien suscita o nos hace ver. "La vida de la ciencia consiste en el deseo de aprender", escribió Charles S. Peirce hacia 1902, subrayando que lo que impulsa a querer aprender e investigar no son los resultados ni la información acumulada, sino el deseo. Ahora bien, ese deseo necesita ser cultivado. Como todo en la vida, para empezar algo hace falta prepararse, también para iniciarse en el aprendizaje. Siendo importante, no basta con "desearlo" para que a uno le vaya bien en sus estudios. Necesitáis iniciaros, es decir, a base de pasos iniciales torpes y penosos conseguir cada vez que el andar sea más suelto. Tal como ha dicho Guitton, necesitáis llevar a cabo una auténtica propedéutica, esto es, obligaros a llevar a cabo una serie de deberes indispensables o actividades obligatorias que os habitúen para una obra bella.
¿Qué pasos hay que dar? ¿A qué hay que acostumbrarse? Veámoslo más detenidamente.
2.1 Objetivos próximos: cómo estudiar, cuándo estudiar, dónde estudiar
Encuentra tu método. Afínalo. Descubre tus fortalezas.
Aprende a leer, a comprender y a memorizar.
2.2 Maestros y discípulos: cómo elegir un buen profesor
Aprende a encontrar auténticos maestros.
Distingue quién te puede "instruir" y quién te puede "educar".
Aprovecha las ventajas de ser joven.
Cultiva las virtudes propias del estudio.
Forja tu propio pensamiento acerca de las cosas.