Los Maravillosos

Años 50

Nota Nº 25

De todo un poco

Bueno, hemos cumplido con el "Luna". Corresponde, antes de seguir con otros temas, dedicar un párrafo a otra embarcación que navegó en nuestro río en aquellos años: la lancha de pasajeros “Carapachay”.

Las generaciones más recientes la recuerdan por el servicio que prestaba entre Gualeguaychú y Fray Bentos, cuando estuvo en manos de Carlos Méndez “el Negro”, en los tiempos de que estamos recordando. Pero el que la trajo a Gualeguaychú fue Pablo Bendrich, allá por 1947, quien al poco tiempo se la vendió a Méndez. No está de más recordar que Pablo Bendrich, de origen croata, fue también uno de los pioneros del transporte automotor de pasajeros a Buenos Aires. 

La "Carapachay" partiendo desde el Puerto de Gualeguaychú en el año 1970 (Fotografía de Michel)

Pero su embarcación más adentrada en nuestra comunidad fue el “Laurencena”. Seguramente más adelante y en otro contexto temático, le dedicaremos una página a aquel vecino tan progresista, que llegó a Gualeguaychú por una casualidad. La "Carapachay", ya en manos del Negro Méndez y después de sus hijos, era una lancha de madera “tipo Galofré” con motor diésel Gray Marino de 225 hp, muy similar a la que hasta hace poco tuvo el "Nene" Bredle. Entre sus capitanes, se recuerda a Conrado Muñoz y a Juan López, padre de Mario. Prestó ese servicio hasta septiembre de 1976, en que se inauguró el puente internacional.

Año 1936: Vapor "Gobernador Laurencena" en el Puerto de Gualeguaychú

Y ya que estamos en con el río, haremos algunas apostillas a temas ya tratados. 

Como recordar, entre las figuras emblemáticas al gran deportista que fue Eduardo “Vasco” Saller, nadador de aguas abiertas que se adjudicó importantes pruebas, como la primera Maratón Náutica de Neptunia, de 8 km. Y enseñó a nadar a muchos. Ya con unos cuantos años encima, se lo veía por el río nadando con un solo brazo, lo que se llama estilo “over” y siempre solitario. Como Gloria Goñi, que hasta muy avanzada edad y en días de frío, cuando nadie iba al agua, recorría con parsimonia grandes distancias. Saller fue uno de los fundadores del Club Regatas en 1958. 

Y ya que estamos con temas de natación, recordemos que Neptunia inició en 1948 la "Vuelta de la Isla" que hoy lleva el nombre de Hugo Fontán. En esa competencia marcó un buen tiempo Horacio Poderti, de 36 minutos, récord que durante muchos años no se podía bajar. Ahora lo superan hasta los infantiles. También cabe recordar que el Club Náutico también promovía la natación. Y que en 1952, durante la presidencia del Dr. Carlos M. Altuna, construyó en su sede la primera pileta de natación de Gualeguaychú. Con nostalgia recordamos también un deporte de agua que atraía mucho y hoy ha desaparecido: el "water polo". También en el Náutico se practicaba la navegación a vela, deporte que luego predominó, y tenía un velero-escuela: el “Junco”.

Saliendo del río y ya en tierra firme, cabe destacar una actividad inusual para un club predominantemente deportivo, como era Central Entrerriano. A iniciativa de su gran Presidente, José María Antonio Bértora, creó una biblioteca y sala de lectura en su sede. Llevaba el nombre de su primer presidente en 1913: Servando Cid de la Paz. Allí concurríamos los chicos del barrio a leer o a retirar los libros. Era muy completa y tenía entre otros, las colecciones completas de novelas de Julio Verne y Emilio Salgari, con las que nos deleitábamos. Claro, no había televisión.

Los cincuenta, registran también la llegada de nuevas profesiones. Hoy Gualeguaychú, tiene muchos y muy buenos kinesiólogos, algunos, como Diego Rodriguez, de prestigio nacional. Pero en aquellos años conocimos al pionero: Plinio Colombo. Era casado con una eximia raidista de natación: Pupé Arteaga, y sus hijos nadaban en Neptunia. Plinio, un tiempo antes de morir, me dejó una libreta con anotaciones de las competencias de natación con datos interesantísimos.

Y como también lo han recordado en algunos comentarios, vaya el párrafo de cierre para el más recordado de los medios de transporte con tracción a sangre de la época: el Mateo de “Chinganga”. Alguien nos aportó su nombre; Arístides Muñoz, si no fuera así agradeceremos si alguno lo sabe y cualquier dato adicional. Otro era el de Quintero, que vivía en Alem y Paraná (hoy Doello Jurado). Mi madre, Lía Elsa Piaggio era maestra en la Escuela Nacional 6 de Gualeyán (hoy llamada Pedro Jurado), y allá marchaba diariamente en Mateo, con sus compañeras, Mimí Sobral, Ítala Queirolo, Elena Hermelo, Pichona Díaz, Odila Bachini de Bértora (Directora) y otras.

En la próxima iniciamos lo mejor: cómo se divertían los gualeguaychuenses.

Autor: Dr. Gustavo Rivas 

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