Los Maravillosos

Años 50

Nota Nº 20

PERSONAJES DEL RIO

3ra. Parte: DON "LOTE" HEREDIA

Don Teodoro "Lote" Heredia

Hemos dejado para lo último a esta figura tan significativa del ambiente del río, pero que también la ha sido de la ciudad. 

Por diversos motivos: los años que vivió, su prodigiosa memoria, su irreprochable conducta y vocación de servicio. 

Sus distintas actividades que realizó lo fueron siempre en el río, del que llegó a conocer sus secretos, sus historias a lo largo del tiempo, todo lo cual nos llevó a considerarlo hace mucho como “la memoria viviente del río”.

Don Teodoro Heredia nació en 1912 en la estancia "El Potrero", de los dominios de la familia Unzué, que se extendían desde la Isla "San Lorenzo" hasta la boca del Gualeguaychú, abarcando parte de lo que hoy integra ciudad. 

Era de práctica que los nacimientos en la estancia no se inscribieran de inmediato, sino que periódicamente los anotaban “en lotes”. Eso tuvo mucho que ver con su apodo. 


También era usual que Don Saturnino J. Unzué y su esposa, Inés Dorrego, apadrinaran esos niños. Pero algo debió haber advertido Saturnino en aquel chico, porque lo eligió como su ayudante de confianza. Y para el año en que concretó la donación de las 115 Has que hoy forman el Parque, Teodoro con diez años, era el boyerito que lo acompañaba en sus recorridas por los campos. 

A los 20, él se encargaba repartir la leche del tambo que Unzué tenía junto al arroyo del "Camino de la Costa", llamado hoy por ello “De la lechería”. En esos menesteres, cuando tenía 23 años le tocó enfrentarse con la misteriosa muerte de Blanca Sosa en el castillo de la isla, allá por 1935, de lo que hemos dado cuenta en otras notas.

En la década de 1940 se incorpora al Ministerio de Obras Públicas de la Nación, a cuyo cargo estaba el mantenimiento de diversos servicios, como el dragado, balizamiento y boyado. Él era el encargado de mantener las boyas y de alimentar de energía a las que eran luminosas.

Es decir, que aquel “boyerito” del campo en su niñez, pasó luego a ser el “boyero mayor” de nuestro río. Luego de su jubilación en los años setenta, se dedicó en el Club Náutico, al cuidado de muchas embarcaciones, tarea que dejó siendo ya nonagenario. También se vinculó en las últimas décadas de su larga vida, a su querido Club de los Abuelos.

Lo admirable en él, era la asombrosa retención de recuerdos, anécdotas e historias a lo largo de las décadas. 

Fue testigo de las obras que se hicieron en el parque para habilitarlo y cómo era éste, antes de su donación. Vio hacer el puente y nos describió minuciosamente todas las etapas de su construcción; recordaba las tres balsas a maroma que esa obra dejó atrás y cómo era cada cuadra de nuestra costa antes de hacerse la costanera, que también vio construir. Y nos relataba cómo eran las regatas de antaño.

Teodoro Heredia con Ricardo Kroh a bordo de la "Don Lote"
"Lote" Heredia realizando mantenimiento de boyas

Rescató del olvido una obra que se truncó antes de que él naciera. Era el Puerto Unzué sobre el río Uruguay, el que finalmente “no fue” porque a algún interés foráneo afectaba ese emprendimiento, que hubiera sido un dinamizador de toda la zona. Tenía fresco el recuerdo de cada creciente o las grandes bajantes.

Entre sus innumerables relatos del pasado sobre hechos ocurridos en nuestro río se destaca también uno de los años 30: el asesinato de Sansón cerca de la "Boca", descubierto después por una casualidad. Lo contaba con lujo de detalles, 60 años después.

Otro luctuoso acontecimiento lo tuvo como protagonista: el hundimiento de la draga en abril de 1959, de la que era tripulante. A principios de los 90 fuimos juntos hasta la draga hundida y allí, “in situ” y filmación de por medio, me explicó detalladamente todos los factores que llevaron al trágico desenlace. Y tuvo la previsión de relatarme todo lo que recordaba del río en sus memorias, que en forma manuscrita me entregó pocos años antes de morir.

Amante de la naturaleza, identificaba cada una de las especies botánicas y zoológicas de nuestras costas. 

Bondadoso y paciente con los niños, consejero de los navegantes y una debilidad que compartimos: los perros, sus fieles compañeros.

Demostraba su gratitud, aún con las personas ausentes hace mucho tiempo. Católico como era, encargaba una misa para cada aniversario de la muerte de Doña Inés Dorrego. Fue la esposa de Saturnino Unzué, en cuyo homenaje se le denominó “La Inés” al gran banco que se formó en el río Uruguay frente a la desembocadura del Gualeguaychú. 

Era el único gualeguaychuense que se acordaba tanto de ella.

Peronista de ley y autodidacta, había leído mucho sobre Perón y Evita. Él me prestó su ejemplar de “La Comunidad Organizada”. También le interesaba Garibaldi y visitó el museo que lo recuerda en Laguna, Brasil.

Durante muchos años, con un grupo de nautas y amigos, le festejábamos el cumpleaños –los 9 de noviembre- en el Club Náutico, con el cordero que invariablemente traía Soco Bértora para cada ocasión.

Hombre prudente, humanitario, respetuoso, de costumbres sencillas, "Don Lote" llegó a los cien, seguramente por haber mantenido el equilibrio de una vida sana en paz espiritual. En 2012 me invitó al que sería su último cumpleaños ¡el de los cien! en su casa de Avenida 2 de Abril. En ese encuentro, su ya reducida memoria se había centrado casi exclusivamente en vivencias de sus épocas de boyerito de Unzué. Ya se notaba la proximidad del final. Y así fue: falleció el día 26 del mes siguiente.

Cien años vividos en el río para conocerlo de joven y para recordarlo de viejo.

Y acá nosotros, para recordarlo a él, por siempre, querido Don Lote.

"Lote" Heredia con Voyko Gasparovic en el CNG
"Lote" Heredia: hombre prudente, humanitario, respetuoso, de costumbres sencillas

Autor: Dr. Gustavo Rivas 

Gualepedia: Índice de la página