Los Maravillosos

Años 50

Nota Nº 24

EL “LUNA”: ÚLTIMO VAPOR

Ya lo hemos recordado al pasar, en notas anteriores. Pero el “Luna” se merece algo más, como por ejemplo, esta nota especial para él.

Muchos vapores recalaron en el puerto de Gualeguaychú, desde los primeros, como el “Cosmos” el “Eras” “Oriente G”, “Emma G” (éstos últimos de Domingo Garbino), lejanos en el pasado, de hace un siglo y medio. Después el “Yerba” (que se incendió), “Tritón” “Pingo” (a palas) y más cerca en el tiempo, el “Golondrina", “Viena” “Nicolás Ambrossoni”, contemporáneos del "Luna". 

Pero este fue el último y el que más recuerdan los gualeguaychuenses añosos, aparte de que su tripulación era en su totalidad de nuestra zona. Y por todo ello, el más añorado por quienes alcanzaron a conocerlo como viajeros, o simplemente porque lo vieron maniobrando en el puerto. Podrían mostrarme mil fotos de vapores y seguramente al "Luna" lo identificaría con certeza. Por la forma singular de su popa redonda tipo “cola de pato”, que no la tenía ningún otro.

Nació como vapor, muy lejos de aquí: fue construido en Liverpool, en 1889, es decir que tenía la edad de la Torre Eiffel. Tuvo su nombre desde el origen, respetando la ley del mar, que conseja no cambiar el nombre a los barcos, porque trae mala suerte. Tenía 40 metros de eslora (largo), cuatro camarotes, toldilla a modo de terraza, salón comedor y cocina. En 1894 lo adquirió Nicolás Mihanovich para su empresa naviera y lo utilizaba para viajes a distintos puertos del país y a Montevideo. En 1933 dejó de ser vapor y pasó a motonoave, con lo cual perdió la serenidad que tenía, por efecto de la trepidación. El 1949 pasó a ser parte de la Empresa Flota Fluvial del Estado Argentino (EFDEA). Fue radiado de servicio en 1966.

Año 1940: Vapor Luna en el Puerto de Gualeguaychú

El Luna no hacía el trayecto hasta Buenos Aires como otros vapores de mayor tamaño. Era sólo un buque “colector” que transportaba los pasajeros desde nuestro puerto hasta la inmediaciones de la boya Kilómetro 90 (distancia contada desde Palmira –ROU- que es el cero del Río Uruguay donde desemboca en en el Río de la Plata). Y como los ríos tienen su Km cero en la desembocadura, "la 90" es a su vez, el Km. cero del Gualeguaychú.

Zarpaba a las 21 hs. y el trayecto se hacía en poco más de una hora.

Allí lo esperaba un vapor de mayor porte, de la misma compañía a los que se les denominaba “de la carrera” que hacían el trayecto entre Buenos Aires y Concepción del Uruguay. Entonces el pequeño Luna se acoderaba al costado del buque mayor y través de una planchada, le transfería los pasajeros y regresaba a Gualeguaychú.

También hacía, aunque no en forma regular, viajes a Fray Bentos, en forma de excursiones. Como por ejemplo, los grupos de gualeguaychuenses que viajaban allí, para ver la película “El Gran Dictador” en la que Charles Chaplin satirizaba a Hitler, cuando acá estaba prohibida.

Los pasajes se adquirían en la Agencia Marítima de Carlos “Calengo” Rivas (que aparece en primer plano en la foto), sita en Del Valle y Caseros, ángulo sureste.

Esta era su tripulación en la década de los 50: Capitán: Luis Banini (abuelo de Mario), a quien le sucedió su segundo, “Pepe” Cordiviola; Comisario: “Chiche” Albónico; Jefe de Máquinas: Cayetano Magallán; Engrasador: Carlos Albónico. Mozos: Oscar Valli y Roberto Fernández; Marineros: Fidel Videla, Conrado Muñoz, Juan Caballero.

Su capitán era muy estricto con los horarios, y a la hora de zarpar, luego de las tres largas pitadas salía, aunque no hubieran subido todos los pasajeros y tripulantes. Uno de estos, en cierta ocasión llegó cuando el buque ya estaba a un metro del muelle y logró saltar para embarcarse. No tuvo la misma suerte Timoteo Gramajo, un peón del puerto que cumplía la función de mozo de cordel, que era cargar los equipajes de los pasajeros. Por un mal movimiento se cayó al agua entre el vapor y el muelle, con tan mala suerte que dio con su cabeza en el botazo (una especie de guarda para preservar el casco) y murió en el acto. Fue en la década del 50.

Como lo hemos recordado, la partida del "Luna" era todo un acontecimiento por la cantidad de pasajeros que embarcaban, familiares que venían despedirlos y muchos vecinos de la ciudad que concurrían a ver el espectáculo y se emocionaban cuando escuchaban las tres pitadas, se soltaban los cabos emprendía raudamente el viaje, al que seguían con la vista hasta que se perdía en la oscuridad del río. O sea, todo un emblema de los dorados años cincuenta, imposible de olvidar.

Le debíamos esta nota. 

El Vapor "Luna" en el río Uruguay

Autor: Dr. Gustavo Rivas 

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