Como se consiguió la obra 

Brazo Largo - Zárate 

Hoy se cumplen 38 años de la habilitación de la gran obra que nos sacó del aislamiento y cambió nuestra historia. Para quienes les interese - es larga- va a continuación la historia del papel que jugó Gualeguaychú en aquella gesta. Recopilada de los papeles de mi padre, Andrés R. Rivas, ambas se publicaron el mismo dia, una en cada diario local El Argentino y El Día, febrero de 1993, al cumplirse 25 años de la histórica asamblea en el Teatro Gualeguaychú, que culminó con el anuncio de la ciclópea obra. Acá van: 

PRIMERA PARTE 

(Publicada en El Argentino el domingo 14 de febrero de 1993 por Gustavo Rivas)

Sólo algunos soñadores imaginaron a la Mesopotamia unida por un gran puente sobre el Paraná, que la sacara del aislamiento. Así, a la idea del Ing. Alberto Méndez Casariego a principios de siglo, siguieron otras inquietudes de legisladores entrerrianos que llegaron a convertirse en Ley: en 1960 Horacio Domingorena logra la sanción de la N° 14.495 y en 1965, Fermín Garay consigue la N° 16.531. Pero ambas leyes como muchas otras, no salieron del plano de la letra. Otros entusiastas hacían lo suyo: el 5 de Diciembre de 1962 se realizó una asamblea en el Centro Comercial de Gualeguaychú, convocada para tratar el tema de los puentes. Se escucharon los informes de Horacio Domingorena, Andrés R. Rivas, Ramiro Rossi, Bernardo Spektor y Héctor Franchini. En 1964 surge la iniciativa del Rotary Club de Concordia, que presidía por entonces el Prof. Santos Monetta, denominada Operación Brazo Largo. Pero eran inquietudes aisladas. Faltaba algo y mejor lo expresa el comentario" de la pág. 3 de El Argentino del 3-2-68: "existía hasta ahora la voluntad difusa pero vehemente, faltaba sin embargo, la directiva, la dirección oportuna, que nucleara voluntades” Pero- faltaba también que una desgracia, catapultara esas- voluntades y convergieran al unísono en pos de la obra.

En 1966 una gran creciente del Paraná mantuvo cortadas las rutas por largos meses. De la desazón por el perjuicio enorme, los habitantes de toda la Mesopotamia sacaron fuerzas y nació un gran movimiento cuyos' resultados hasta hoy nos asombran. 1967 fue el año de la maduración y los preparativos. Y por fin, a principios de 1968, pareció haber llegado la hora de plasmar en realidad el más grande movimiento mesopotámico de que se tenga memoria.

Manifestación de Gualeguaychú reclamando el Complejo "Zárate-Brazo Largo"

En todas las ciudades de Entre Ríos y muchas otras de las provincias hermanas, empezaron a celebrarse reuniones multisectoriales. En Entre Ríos tuvieron un papel preponderante los Centros Comerciales aprovechando muy bien la organización de su entidad madre, la Federación, para facilitar los contactos. También tuvieron activa participación los Rotary Clubes y las Sociedades Rurales. En Corrientes y Misiones ocurría algo parecido ya que se. habían agrupado los transportistas, industriales yerbateros, comerciantes, en tanto que en la provincia de Buenos Aires los partidos del norte se movilizaban por la misma inquietud, teniendo como centro a la ciudad de Zárate. Pero ya Gualeguaychú se vislumbraba como ciudad cabecera de todo el movimiento. Al empuje de sus dirigentes se agregaba ¡por suerte! el de aquel gran Gobernador que fue el Brig. Ricardo Favre. El 21 de enero de 1968 se reúnen los Centros Comerciales en Colón con presencia de Favre y allí se echan las bases de un gran movimiento. Se continúa con otra reunión en Paraná el 31 de enero en el despacho del Gobernador, quien ese día clausuró toda otra actividad para concentrarse en el tema al que dedicó la jornada íntegra. Por el Centro Comercial de Gualeguaychú concurrieron Andrés R. Rivas y Emilio Angerosa (actuando como chofer, el autor de esta nota, que por entonces tenía 22 años). Y en esa larga jornada se fija la fecha para la gran Asamblea a celebrarse en Gualeguaychú: sería el 15 de Febrero de 1968. Es decir que en dos semanas había que organizar desde la nada, la magna reunión en nuestra ciudad sobre la cual, obviamente, recaía el peso de la mayor responsabilidad. Por cuenta de Favre corrían las invitaciones a las más altas autoridades nacionales y los otros tres gobernadores, más todos los intendentes de Entre Ríos. Pocos gobernantes he conocido con la ejecutividad de Favre: nadie se le escapó del compromiso, guay del Intendente que se hiciera la rabona; y a los funcionarios nacionales que se encontraban de veraneo les puso a disposición los aviones que fueran necesarios para traerlos a Gualeguaychú! Por cuenta de los dirigentes de las fuerzas vivas quedaba la convocatoria al resto de las entidades de la Mesopotamia.

Por la Comisión Nacional Pro Integración Mesopotámica Don Andrés Rivas que peticionó formalmente la obra entregando al final un memorial firmado por las fuerzas vivas de las cuatro provincias

Pero ese 31 de enero aún no se le había dado forma a este movimiento que crecía en las cuatro provincias con fuerza inusitada. Recién en los días siguientes se hicieron las asambleas en todas las ciudades para elegir sus representantes a ese gran cabildo abierto. Gualeguaychú los eligió al día siguiente: el 1 de febrero de 1968 ¿se puede pedir más celeridad? Y el día 4 se celebró en el salón del Honorable Concejo Deliberante de nuestra ciudad una gran asamblea con representantes de las cuatro provincias y de la Cámara de Entre Ríos en la Capital Federal.

En esa reunión quedó fundada la Comisión Nacional pro Integración Mesopotámica, eligiéndose como sede permanente a Gualeguaychú y Presidente, a Don Andrés R. Rivas, quien designó Secretario a David Della Chiessa (h) representante de la Soc. Rural de Gualeguaychú, como un homenaje a su padre, el gran pionero de la Ruta 14. Es decir, que desde que crea la. Comisión Nacional hasta la gran asamblea median apenas diez días. Se trabajó con un ritmo intenso, pero en el que ningún detalle se escapaba.

La histórica asamblea en el Teatro Gualeguaychú, que culminó con el anuncio de la ciclópea obra.

Centenares de cartas salían desde Gualeguaychú, la mayor parte de la pluma de Marco Aurelio Rodríguez Otero, los teléfonos no cesaban de enviar y recibir llamadas. Se abrió una cuenta en la Cooperativa de Créditos, la Nº 2419, abierta a la suscripción pública que tuvo una respuesta generosa de toda la comunidad. Hasta las instituciones más modestas se sumaron a la cruzada e hicieron su aporte. El Argentino, a impulsos de su Director Dr. Pedro Bachini, que integraba la delegación local, brindó una cobertura de singular amplitud, sirviendo también de enlace con sus colegas provincianos y capitalinos. En Bs. Aires se organizó rápidamente una delegación táctica para facilitar toda la acción: desde la oficina del Frigorífico Gualeguaychú S. A. en calle Sarmiento 512, Don Pedro Charriére llevaba en mano propia la correspondencia, además, la Cámara de Entre Ríos; toda la oficina de Goldaracena Hermanos SA en calle Florida, las Asociaciones Entrerriana y Gualeguaychuense de Bs. Aires, y otros comprovincianos radicados allá, como Ramiro Rossi, Horacio Domingorena entre otros, que actuaban con gran celeridad y eficiencia, acorde a la importancia de la empresa. 

Y llegó por fin el ansiado 15 de Febrero. Fue un día jueves, que el intendente Juan Francisco Vallejo declaró feriado en toda la ciudad. Desde temprano el punto de convergencia fue el aeropuerto local donde aterrizaron nada menos que 35 aviones esa mañana. Nunca se antes se había visto semejante movimiento. Obviamente que el primero en llegar fue Favre piloteando su propia máquina. Mientras tanto, a la vieja Terminal de Ómnibus llegaba el chárter fletado por Mario Goldaracena, portando a reporteros de medios de la prensa escrita, radiales y televisivos y conocidos periodistas de los principales órganos capitalinos. Más de cien automóviles provenientes de toda la Mesopotamia se dieron cita en Urquiza al Oeste, que ofrecía un espectáculo poco común: en los siete kilómetros que median desde el aeródromo estaban estacionados camiones de nuestra localidad y otros puntos do la provincia en un operativo organizado por las entidades que los agrupaban: cámaras empresarias y sindicatos, todos al unísono. Al ingresar en la ciudad la imponente caravana, un numeroso público se había volcado a la calle 25. Se detuvo en la sede de la Sociedad Rural -25 de Mayo 782- donde hubo una reunión previa. Cuando el Ministro de Economía de la Nación Adalberto Krieger Vasena se asomó al balcón, la cuadra entera estaba poblada de público, que portaba pancartas con la leyenda Brazo Largo Impostergable. Allí algunos exibían su ejemplar de El Argentino que dedicaba al acontecimiento nada menos que ¡seis páginas!

Al filo del mediodía, la columna se dirigió a la sala del Teatro Gualeguaychú, en el que las plateas y los palcos se habían reservado para las delegaciones foráneas, cuyos integrantes superaban las 600 personas, es decir, más de la capacidad prevista. El público de Gualeguaychú se acomodó como pudo en el área alta de paraíso, quedando afuera una nutrida multitud que ocupaba todo el hall y media cuadra de calle Urquiza desde donde seguían el acto por la red de parlantes que instaló especialmente la Difusora Grecco.

En el escenario del teatro se ubicaron las autoridades nacionales, el Ministro de Economía Adalberto Krieger Vasena , el de Obras Públicas Ing. Bernardo Loitegui; el Secretario de Gobierno Mario Díaz Colodrero el titular del CONADE, Gral. Osiris Villegas. También se ubicaron allí los cuatro gobernadores, el Intendente de Gualeguaychú, el Obispo Diocesano Pedro Boxler y muchos otros funcionarios.

Después de las palabras de bienvenida de Vallejo, habló un representante por cada provincia. Por Entre Ríos el Profesor Santos Monetta, de Concordia quien se refirió al tem del transporte en una excelente pieza oratoria. Uno de los más aplaudidos fue el del joven misionero Francisco Viaggini quien refirió al Turismo. Luego habló por la Comisión Nacional Pro Integración Mesopotámica Don Andrés Rivas que peticionó formalmente la obra entregando al final un memorial firmado por las fuerzas vivas de las cuatro provincias. Seguramente al Ministro Krieger Vasena debió impresionarse por fuerza unánime de aquel clamor. Fue el último en hablar cerró con el anuncio que todos esperaban: ¡LA OBRA SERÁ LICITADA!.

La sala entera estalló en vítores y aplausos, la gente espontáneamente se puso de pie y una ovación atronadora de casi cinco minutos- que se replicaba fuera de la sala- puso el broche final a una jornada histórica para Gualeguaychú.

El movimiento quedaba iniciado y a partir de ese día, cada uno hizo lo suyo. El joven Ministro Bernardo Loitegui (tenía menos de 40 años) cumplió con su compromiso y el 4 de julio de 1968 se abría en Buenos Aires la tan ansiada licitación -nacional e internacional- de la gigantesca obra.

Pero en verdad, la ardorosa lucha recién empezaba. Porque hubo que vencer después enormes resistencias propias de la burocracia capitalina y las presiones de los grandes grupos de interés que se oponían. Y ante cada dificultad, la Comisión Nacional Pro Integración Mesopotámica, estaba al pie del cañón, peticionando y removiendo dificultades. Fueron años de lucha constante y de frecuentes viajes y reuniones en una época en que las comunicaciones no tenían la fluidez actual.

Finalmente pudo más el empeño de aquellos dirigentes: en octubre de 1970 se puso la piedra fundamental en la costa del Paraná de la Palmas y por fin, en Diciembre de 1977, 1a gran obra quedaba librada al uso público.

Hoy, a 25 años de aquella histórica asamblea, todavía nos parece imposible que nuestros mayores hayan podido llevar a buen puerto aquella titánica gestión comunitaria.

SEGUNDA PARTE 

(Publicada en El Día el domingo 14 de febrero de 1993, por Gustavo Rivas)

Mañana se cumplen 25 años de aquella memorable jornada de Febrero de 1968, en la que concurrieron a Gualeguaychú, dos Ministros de la Nación; cuatro Secretarios de Estado, cuatro Gobernadores, directores nacionales, ministros provinciales, delegaciones de una treintena de entidades empresarias de Entre Ríos, Corrientes, Misiones y Provincia de Buenos Aires, periodistas de los principales medios capitalinos y de las cuatro provincias, y un número tal de concurrentes foráneos, que colmaron la sala del Teatro Gualeguaychú.

En ese recinto resonó el grito de la Mesopotamia entera que hacía escuchar su clamor. La prensa nacional ese día tenía sus ojos y oídos puestos en Gualeguaychú que fue por entonces capital simbólica de la Mesopotamia. Algún funcionario confesó asombrado jamás había imaginado una petición tan unánime y categórica: la construcción del complejo Brazo Largo-Zárate.

En el escenario del teatro se ubicaron las autoridades nacionales, el Ministro de Economía Adalberto Krieger Vasena , el de Obras Públicas Ing. Bernardo Loitegui; el Secretario de Gobierno Mario Díaz Colodrero el titular del CONADE, Gral. Osiris Villegas. También se ubicaron allí los cuatro gobernadores, el Intendente de Gualeguaychú, el Obispo Diocesano Pedro Boxler y muchos otros funcionarios.

Obviamente, los integrantes de la Comisión Nacional pro Integración Mesopotámica, que organizaron en una semana y media semejante despliegue, buscaron producir un hecho cuya contundencia impactara de modo tal, que no quedara resquicio para la duda. Y lo lograron: el Ministro de Economía de la Nación Doctor Adalberto Krieger Vasena, no pudo cerrar su discurso sin las palabras tan largamente esperadas: «la obra será licitada». Ni pudo contener la honda emoción que lo embargó, cuando esas palabras arrancaron una atronadora ovación que duró largos minutos, coronando la histórica jornada. Sin embargo, los organizadores de aquella titánica pueblada regional, no eran de marearse ni dormirse en los laureles: aún por sobre la euforia del momento, eran conscientes de las enormes dificultades que había que vencer, para que la promesa fuera realidad. 

Es más: sólo se prometía licitar, que era solo un primer paso. Cuando terminó la asamblea del Teatro, (la que presencié como bombero voluntario) me acerqué a felicitar a mi padre, Andrés Rivas, quien como Presidente de la Comisión Nacional Pro Integración Mesopotámica, había trabajado junto a sus pares a un ritmo asombroso en los días previos. Y me dijo en voz baja: «no cantemos victoria, porque esta lucha recién empieza». Los meses que siguieron, le dieron la razón. Porque la burocracia capitalina y tos poderosos intereses que se oponen a los grandes emprendimientos, cuando se asocian, logran frenar las obras más fecundas y de hecho, lo han conseguido en innumerables ocasiones. ¡Sí lo sabremos!.

Pero cuando del otro lado hay una voluntad férrea, un equipo dispuesto a no regalar ningún espacio, funcionarios leales que no se dejan doblegar por las fuerzas paralizantes ni por los poderosos lobbys a ellas asociados, y gobernadores que se juegan enteros por sus Provincias, la lucha se empareja y cada palmo ganado es un nuevo desafío. 

Para eso no había que perder ni un sólo día: El mismo 15 de Febrero de 1968 cuando las delegaciones no habían terminado de despedirse, ya las máquinas de escribir trabajaban a ritmo febril y ese día se estaban despachando las cartas a todas las ciudades de la Mesopotamia, para consolidar la organización gestada con tanta premura.

Cada funcionario, cada medio de prensa, recibía a los pocos días por escrito el agradecimiento y de paso, se le instaba la pronta concreción de la obra.

El 16 de Febrero la novedad de Gualeguaychú estaba en la tapa de los matutinos de mayor circulación Del país, con profusión de fotos mostrando la sala repleta del Teatro Gualeguaychú.

La sala entera estalló en vítores y aplausos, la gente espontáneamente se puso de pie y una ovación atronadora de casi cinco minutos- que se replicaba fuera de la sala- puso el broche final a una jornada histórica para Gualeguaychú.

Y el 7 de Marzo, el joven .Ministro de Obras Públicas de la Nación, Ingeniero Bernardo J. Loitegui, recibía a la Comisión Nacional en pleno, en audiencia concedida a efectos de informar sobre la marcha de la tramitación. El Ingeniero Loitegui tenía por entonces 43 años y era sin embargo uno de los más valiosos funcionarios de la Administración Onganía. El fue el autor de la Ley 17.520 de peaje. (Peaje en serio; no la parodia que vino después). Al iniciar su discurso en el almuerzo del Club Frigorífico, después del de un brillante tribuno como Horacio Domingorena, se disculpaba de este modo: “no esperen de mi tanta elocuencia, esperen sí, la concreción de la obra, en eso no les voy a fallar...” Y mientras permaneció Loitegui al frente del Ministerio, no solo que nunca falló, sino que se jugó entero para sacar adelante el magno emprendimiento. Tan fue así, que para el 20 de Abril de 1968, a dos meses de la jornada que hoy recordamos, era sancionada la Ley Nacional N° 17.718 por la que se autorizaba el crédito de 34,120 millones de pesos con destino ala obra, a la vez que se autorizaba a Vialidad Nacional a efectuar el llamado a licitación, previéndose la utilización del sistema de peaje, lo que era revolucionario por aquel entonces en el país.

Sin embargo; nuestros dirigentes no descansaban: el 16 de Mayo de 1969, Loitegui recibe nuevamente it los integrantes de la Comisión Ejecutiva, quienes le solicitan activar el llamado a licitación, que se promete para d 15 de Junio. Así lo informa el diario «CLARÍN» del día siguiente que —dicho sea de paso— fue el medio que más apoyó los reclamos mesopotámicos.

¿Porqué esta insistencia? Porque algo empezaba a interferir y mi padre, que tenía muchos amigos en Vialidad Nacional, recibía al instante las noticias de todo lo que se iba interponiendo.

Hasta que el 19 de Mayo 'de 1968, una solicitada publicada por el sindicato de los maquinistas ferroviarios La Fraternidad en diarios capitalinos, saca a luz uno de los obstáculos que entorpecerían el desarrollo de la tramitación: se hablaba se suprimir el tramo ferroviario incluidos en la obra. Sin embargo el Ministro ratificó que el proyecto original sería respetado. Y las cosas marcharon el día ,4 de Julio de 1968, en el salón de acuerdos del edificio de Vialidad Nacional –en su edificio de Retiro- se procede a anunciar el llamado a licitación tan ansiado, con presencia de las más altas autoridades nacionales y miembros de la representación mesopotámica. Al día siguiente, la noticia estaba en todos los diarios: la fecha de la apertura se fijaba para el 27 de Diciembre de 1968 y se preveía un plazo de 36 meses para la terminación de la obra. En palabras de Loitegui: “esto, hace unos meses, era una utopía”.

Llegó el 27 de Diciembre. Y llegó también a Vialidad Nacional una lluvia de telegramas desde todas las ciudades - de la Mesopotamia, que hábilmente había recomendado la Comisión Nacional. Como para que algún funcionario dubitativo no se olvidara que había detrás un interés inclaudicable de toda una región. La noticia llenó el júbilo a todos los pueblos de las cuatro provincias, en los que se festejó al día siguiente con gran algarabía y no faltaron ruidosas caravanas de autos. Sin embargo, se avecinaban los meses más dificultosos de esta gesta. Fue un año y medio de desazón y de lucha en la que por momentos, todo parecía perdido. El 10 de Mayo de 1969, se celebra otra audiencia con el Ministro Loitegui para instar la rápida adjudicación. Algo pasaba: la marcha se había detenido. Una vez más, los niveles intermedios, al decir de José Luis de Imaz, frena más de lo que Ministro podía empujar. El 24 de Junio de 1969, La Nación publica un editorial de estilo vehemente: “Ante la Postergación de una obra”, en el qué pedía explicaciones sobre el mutismo que rodeaba la ya evidente paralización. De toda la Mesopotamia llegaba el clamor a Gualeguaychú: Centros Comerciales, Cámaras Industriales, Rotary Clubes de Entre Ríos. Corrientes y Misiones se ponían en alerta amarillo.

El periodista uruguayense Ernesto Bourband T. confiaba en Don Andrés Rivas a quien bautizara como tábano socrático y se sumaba a la preocupación del diario La Calle por la inusitada demora. Es entonces cuando el tábano resuelve picar un poco más arriba y el 29 de Agosto se despacha desde nuestra ciudad un extenso telegrama dirigido al Presidente de la Nación, Gral Juan Carlos Onganía, en el que con términos durísimos se requiere su personal intervención por las graves anomalías detectadas en la tramitación: el Director de Vialidad Nacional había delegado en una comisión ad hoc, la negociación con las empresas oferentes dando directivas que importaban sustanciales modificaciones y consecuente dilación. En criollo: desprolijidades....

Dicho telegrama se comunicó de inmediato a los cuatro gobernadores y todas las instituciones de esas Provincias. Se cumplía así lo que venía reclamando el Doctor, Héctor Saffores de Colón: abrir el fuego... El 25 de Septiembre de 1969, Clarín hace un severo llamado de atención: habían pasado cinco meses sin ninguna noticia, la burocracia con su batalla de papeleo desacata al Presidente... concluía.

Y comienza a gestarse otro movimiento para converger en Gualeguaychú. Si no fue suficiente la Asamblea, hagamos la Gran Cruzada se decía. Y en Marzo de 1970, en una reunión de la Comisión Ejecutiva celebrada en Buenos Aires (casa del Banco Entre Ríos) se resuelve organizar otro movimiento similar al de 1968, para el día 12 de Abril en Gualeguaychú. Pero no llegó a concretarse, porque el panorama comenzó a cambiar. En cambio, se realizó una reunión pública en el Instituto Magnasco de nuestra ciudad, el día 15 de Septiembre de 1970, a la que concurrieron delegaciones de toda la Mesopotamia y numerosos periodistas; para escuchar el informe público que brindaron el Secretario de Transportes - Recaredo Vásquez y el Administrador General de Vialidad Nacional Ingeniero Roberto Agüero: el clima comenzaba a despejarse. En esa reunión pública se encontraban presentes también: el Gobernador Ricardo Favre, el Intendente Guillermo Cardozo, el Ministro de Economía del nuevo gobierno de la Nación (el 8 de Junio había asumido el Gral. Levingston): Doctor Aldo Ferrer. A este último, le debemos el haber sacado a flote la obra. Así me lo recalcaba mi padre en varias oportunidades.

En pocos meses removió todos los obstáculos y en Octubre de 1970 se colocaba por fin la piedra fundamental a partir de la cual, las empresas adjudicatarias Techint-Albano y Chacofi empezaron a construir los colosos.

¿Y cómo se llegó a tener acceso a Ferrer? Por la gestión de otro gualeguaychuense, amigo del Ministro: Horacio Domingorena, que aparte de haber sido autor de la Ley 14.495 de 1960, por la que se autorizaba esta obra, luchó como pocos hasta ver concretada sus aspiraciones.

Así se venció a la burocracia: con habilidad y empeño, pero también, con la ayuda invalorable de funcionarios - como, Loitegui, Agüero; Ferrer, sin olvidar el apoyo logístico de -aquel gran Gobernador que fue Ricardo Favre, con cuya memoria los entrerrianos estábamos en deuda.

Lo demás es historia conocida: el 14 de- Diciembre de 1977: él complejo se libraba al uso público y la Mesopotamia rompía definitivamente su aislamiento.


Doctor Gustavo Rivas