Los Maravillosos

Años 50

Nota Nº 22

GUALEGUAYCHÚ EN LOS AÑOS 50. Temas diversos.


Hoy haremos un popurrí de temas varios que hemos dejado colgados. 

Por ejemplo ¿Cómo era la Policía de entonces? Los agentes lo eran en su gran mayoría por vocación, a diferencia de hoy, en que muchos llegan ahí como una salida laboral. Había más respeto hacia ellos, se los trataba de usted, y eran muy raros los casos de resistencia a la autoridad que hoy abundan. Si encontraban un borracho en la calle, lo detenían hasta que se refrescaba. A los menores, no sólo nos detenían sino que nos hacían barrer el patio o la vereda. ¿Causales? Por ejemplo, treparnos a un árbol en la plaza o subirnos al monumento a San Martín. Ni se soñaba con que personas mayores pudieran cruzar la plaza en bicicleta: o los interceptaban los placeros, o la policía que colaboraba en su cuidado; luego se desentendieron. Hoy, no sólo la cruzan en bicicleta sino también en motos. No había comando radioeléctrico, pocas seccionales; la cuarta por ejemplo se estableció luego de que se hizo el barrio de los inundados al final de la década. Muy pocos vehículos, y por ello las rondas eran a caballo. Al no tener equipos de radiocomunicación, por la noche se intercambiaban señales acústicas con una especie de pitos o pequeñas flautas que emitían un sonido muy característico, que era contestado a la distancia mediante un código. También teníamos la Policía Federal que estaba ubicada en 25 de Mayo Nº 533 entre Mitre y 3 de Febrero, donde actualmente funciona el Museo Almeida. 

El transporte urbano estaba cargo de la empresa Manevy que tenía su sede en Alem casi Del Valle. Hasta poco tiempo antes, habían circulado los colectivos de Deolindo M. Gavagnin, que también usaba en verano unidades abiertas, es decir sin techo, a los que se le llamaba “bañaderas”. Había un servicio especial para llevar pasajeros a los bailes del “Lusera” en el parque, sobre los que volveremos. Salían del "Café Argentino" en 25 de Mayo y Rocamora. Digamos de paso, que ese no fue un café más: fue una Institución. Fundado por don Don Francisco Iglesias en 1916, y en un local de casi cuarta manzana, duró unos 60 años, con lo que fue el de más larga vida en nuestra ciudad. 

Y en 1943, sus parroquianos, bajo el influjo de Alejandro “Jano” Denegri, por entonces dueño, fundaron allí la Biblioteca "López Jordan"; único caso en la historia de una biblioteca fundada en un café.

En otro orden, y aludiendo a las numerosas sugerencias y comentarios de nuestros lectores, varios han aludido a una fábrica de soda de aquellos tiempos: la “Vimal”. Pero resulta raro que ninguno – ni aún los radicales- se hayan acordado de donde surgía ese nombre. Era el acrónimo formado por las primeras sílabas de los apellidos de sus tres socios, todos conspicuos dirigentes radicales: VIllanueva (Samuel) Martinez Garbino (Lucio J.) y Alvarez ( Isaac Manuel “ el Colorado”. Estaba ubicada en San Martín casi 3 de Febrero, pegado al actual Hotel Embajador.

Dentro de los comercios líderes de la época, cabe destacar la juguetería de "Caviglione Hermanos", sita en Urquiza y Rosario, donde después funcionó la Agencia Citröen de Thea, Bernay y Fernández y el supermercado “El Picaflor”. Fue fundada por los hermanos Bartolomé y Ernesto Caviglione quienes hicieron construir el inmenso edificio allá por los años 30 que ostentaba hasta hace poco su nombre plasmado en lo alto de la mampostería. Fue sin duda la juguetería más grande que hubo en Gualeguaychú y muy posiblemente en la Provincia. No obstante su liderazgo, a dos cuadras se animó a competirles el Sr. Borzotti, Urquiza casi 9 de Julio y mal no le fue porque estuvo varios años.

En gastronomía existían también liderazgos, como en parrilla, la de Luna en Costanera frente al puente. Si querías comer una buena milanesa había dos opciones: el Bar “Cacharpaya” en el edificio del Mercado, donde el Maestro Rafael Veroni (célebre raidista en bicicleta), las preparaba de maravillas. Y la otra opción era el restaurant Dacal de Bolívar y Chacabuco, ángulo sudoeste, donde las hacía la esposa del dueño, Doña Gumersinda, madre de "Bocha" y eran famosas en leguas a la redonda. Y el "Hotel Comercio" (25 de Mayo y 3 de Febrero) tenía un restaurante de gran prestigio zonal, cimentado en sus especialidades, como las ranas, caracoles y los célebres ravioles con tuco, los mejores que he comido en mi vida.

Autor: Dr. Gustavo Rivas 

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