Nota Nº 17

DOS COMERCIOS HERMANADOS

Hemos recordado en esta serie, algunas de las grandes casas de comercio de la época. Hoy vamos a dedicarnos a dos muy emblemáticas y a la vez hermanadas, aunque eran de distintos rubros.  

Ello, por el origen inmigratorio común de sus dueños, la amistad entre ellos y otros puntos de coincidencia que ya veremos: “Casa Sierra” y “Mercería Rodríguez”. La primera ha subsistido hasta el presente y próxima a cumplir 100 años, es hoy el comercio en actividad más antiguo de Gualeguaychú. Las claves de su longevidad son dos; una es su origen: fue fundada por los hermanos Antonio y Manuel Sierra, inmigrantes españoles, en noviembre de 1930.  

Es decir, en lo más agudo de la crisis mundial iniciada en 1929 y que acá hizo eclosión al año siguiente. Si aquellos heroicos gallegos se animaron a tanto y subsistieron, algo había en ellos que explica la fuerza del emprendimiento; si no vendían acá, salían a vender al campo en un carro ¡pero vendían! En esas recorridas los acompañaba un jovencito de 14 años; se llamaba Raúl Ghiglia. El negocio funcionó desde su origen en Alberdi y 25 esquina sudeste, en una antigua casa colonial donde vivió el célebre científico Juan José Nágera. A principios de los 40 el negocio marchaba viento en popa y se hizo necesaria la remodelación.  

Ésta se hizo coetáneamente al edificio de la "Mercería Rodríguez", con el mismo arquitecto y constructor; hasta se intercambien los albañiles entre ambas obras. Y en dos plantas, la alta para la familia. Luego los hermanos se separan y queda al frente Antonio, hasta que fallece en 1951. Su viuda no quiso seguir viviendo allí y entonces se vendió la planta alta a Don Cornelio Barcia. Fue la primera venta en Propiedad Horizontal de Gualeguaychú, en el marco de la Ley 13.512 sancionada en 1948. Sus hijos habilitaron al joven Raúl Ghiglia y la firma pasó a ser “Sierra y Ghiglia”. Éste ya era ampliamente conocido, no sólo por el comercio, sino como dirigente del Club Independiente, en la época de oro de Claudio Méndez Casariego como Presidente. 

Personalmente le debo mucho: gran parte de los graciosos relatos que luego pasaron al libro “Vivir en Gualeguaychú”, me los contaba Raúl en su negocio, acompañado de “Pelucho” Castillo, sobre el cual volveremos. Luego se incorporan como empleados Hugo Pilar Zola y Pedro Pablo Pérez.

La "Casa Sierra" representaba acá a la prestigiosa Trajería Suixtil, la de los trajes con dos pantalones y 290 medidas, por lo que adoptó el lema “la casa de los trajes”. Fue el primer negocio de la ciudad que vendía artículos e indumentaria deportiva. Esta no tenía la variedad actual, pero los clubes se surtían allí de juegos de camisetas, pelotas, paletas, raquetas, zapatillas, infladores y demás artículos. Raúl siguió hasta pasar sus 80 años y se había incorporado su hijo del mismo nombre. 

Cuando el padre fallece en 2003, su hijo hizo lo mismo que los Sierra habían hecho con su padre: le transfirió el negocio a Peruco Pérez, ampliamente conocido en el mundo futbolero. Y éste, ya viejo, un día dijo “no va más” y dejó el negocio en manos de sus sobrinos y actuales dueños: los hermanos Matías –abogado- Alvaro y Renato Lonardi. Tan ligados al deporte como sus antecesores.  

Y esa es la otra clave de la longevidad: haber previsto que a la muerte de los sucesivos dueños, alguien lo continuara, manteniendo el nombre.

La "Mercería Rodríguez", era líder, no sólo en nuestra ciudad. Fue fundada por Don Julio Rodríguez Vázquez, también inmigrante español. 

Nacido en Vilanova, provincia de Orense, en 1909. En 1926, con apenas 17 años, se vino a Argentina enviado por sus padres, ante el peligro de una guerra. Trabajó como cadete de una gran tienda en Bs. Aires y en 1930 fue trasladado a Concepción del Uruguay, donde conoció a su esposa, Ángela González, modista especializada en trajes de novia. 

Para entonces, ya conocía los secretos del rubro y la hora de independizarse, consideró que Gualeguaychú, era mejor plaza. El primer local de su mercería lo instaló en la misma cuadra de 25 entre Chile (actual Chalup) y 3 de febrero, donde después funcionó la "Casa Pedroni". 

Fue en 1943, pero al poco tiempo necesitó un local más amplio y compró una casa en la misma cuadra. Allí levantó el edificio de dos plantas, la de arriba para la familia -como los Sierra- con la intervención del Arquitecto Paul Tack que le dio su sello innovador y racionalista; el constructor fue Arriondo, o sea, los mismos que hicieron el local, de "Casa Sierra". 

Ello, por la gran amistad y comunidad de origen con ellos. Tal era la confianza mutua, que cuando Hugo Zola fue a pedir trabajo en Sierra, bastó que dijera que había trabajado en la mercería para que lo tomaran de inmediato. Por entonces, las mercerías eran general locales chicos, como lo fue ésta en su origen. Pero en el gigantesco local que luego ocupó, y el amplísimo surtido de mercadería, pasó a ser la mercería más importante de la Provincia. Allí se vendía todo lo necesario para las modistas, no sólo telas, sino los demás elementos de trabajo: tijeras, dedales, alfileres, botones, bastidores de bordar, agujas de tejer, sedas, tules, encajes, lencería, lanas, cintas, cordones, apliques, ballenitas, puntillas y especialmente ¡medias!. Este último ítem, dio lugar a que también, al igual que Sierra: acuñara su lema comercial: “La Casa de las Medias”.

Llegó a tener más de 20 empleadas. Perduran en el recuerdo los nombres de: Martha Orsinger, Gladys Rodriguez de Giunti, Katy Tagnani de Rabaschino, Sixto Furquín, Chela Tagnani de Alves, Rosa y Carmen Cruz, Malena Andrade de Melgarejo, entre otros. 

Don Julio, además de ser además un vecino inquieto y colaborador, fue directivo del Centro de Defensa Comercial y colaboró mucho con nuestro padre en toda la gesta pro Complejo Brazo Largo Zárate, en 1968. 

Murió en 1971 y la mercería siguió funcionando como tal hasta 1980.

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