Mateo 18 El amor a los pequeños

Mateo 18 – El Amor a los Pequeños

Introducción

A. Juan 3:16 “De tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito…”

1. El contexto de Mateo 18 comienza en 17:24-27. La frase central es “para no ofenderles.”

a. “Ofender” – (Vine) Originalmente la parte del lazo o cepo en donde se pone la carnada. Entonces la trampa, Romanos 11:9. En Apocalipsis 2:14 se refiere a la trampa de Balaam para hacer tropezar a Israel.

b. Mateo 16:23 Las palabras de Pedro fueron lazo puesto por Satanás.

c. Mateo 13:41 En la parábola de la cizaña, “los que hacen iniquidad,” sirven como “piedra de tropieza.”

2. Había cosas que Cristo no haría, aunque fuera lícito, porque no quería que nadie sacara la conclusión equivocada, y perder su alma. No quería dejar la mala impresión que sirviera de tropiezo para otros.

B. Mateo 18 nos enseña cuán serio es frustrar el amor de Dios para “los pequeños.”

1. 1 Juan 4:19 Él nos amó primero.

2. 1 Juan 4:8-10 “Dios es amor.” “Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él.” V.10 “En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.”

I. Los Humildes son los Mayores en el Reino. Mateo 18:1-5

A. La cuestión no es solamente “quién es mayor,” sino incluso “¡quién puede entrar en el reino de los cielos!”

1. El niño que Jesús puso en medio de ellos fue un símbolo de cierto carácter, la persona que se humilla como ese niño.

2. Los humildes son mayores en los ojos de Dios. Son la fuente de la cual Dios saca siervos del reino. No todos los humildes se salvan, pero uno no puede ser salvo sin humillarse. Además, los salvos no pueden quedarse salvos si no siguen humildes.

3. Los niños son los humildes que todavía están perdidos, y también los humildes que ya son Cristianos. Por lo tanto, Cristo los llama “niños” (v5), “los que creen en mí” (v6), “tropiezos” (v7), “pequeños” (v6,10,14), “ovejas” (v12), “hermanos” (v15,21), y “siervos” (v23).

B. Mateo 5:3 “Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.” 1. Filipenses 2:3-11, “Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; 4 no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. 5 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús,6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.”

2. Romanos 12:10 “Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros.” Nadie puede obedecer esta orden sin la humildad.

II. Dios se enoja grandemente cuando alguien hace tropezar a uno de sus queridos. Mateo 18:6-9.

A. El gran amor de Dios le hace enojarse mucho cuando sus queridos tropiezan a causa del pecado o el descuido de otros, incluso los otros que son los queridos de Dios.

B. Si uno piensa en hacer tropezar a alguno de estos pequeños que creen en Jesús, fuera mejor hundirse en lo profundo del mar. “¡Ay del mundo por los tropiezos! Porque es necesario que vengan tropiezos, per ¡ay de aquel hombre por quien viene el tropiezo!” El Señor se enojó y fuego cayó sobre Nadab y Abiú. Se enojó y abrió la tierra y tragó a Datán y su compañía. Se enojó y envió la plaga de serpientes al campamento de Israel. En la mente de Jesús, cuando mira al hombre que hace tropezar a uno de sus pequeños, lo mira en lo profundo del mar. (18:6-7)

C. Nos advierte a los discípulos, si la carne nos tienta a caer o hacer tropezar a otro (a quien Dios ama), mejor cortar la mano, el pie, o sacar el ojo, porque el Señor está pensando en echarle a todo que hace tales cosas en el infierno de fuego. (18:8-9)

III. Dios ama a los pequeños. Mateo 18:10-14

A. Entre los discípulos, somos un paquete de pequeños. Es muy fácil menospreciar a los humildes. Pero no se olvide, que Dios manda a sus ángeles a cuidarles y darán cuenta a Dios a quien siempre ven el rostro del Padre celestial (18:10). No hay hombre que puede ver a Dios, pero los ángeles sí pueden y ellos todos son “espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación.” Hebreos 1:14

B. “Porque el Hijo del Hombre ha venido para salvar lo que se había perdido.” (18:11)

1. Los pequeños humildes, que andan entre los cristianos, son los mismos que Jesús quiso salvar cuando murió en la cruz.

2. A pesar de sus defectos, el Señor los ama como el pastor ama sus ovejas. Si una de cien se descarría, deja las 99 para buscarle la perdida. Va por los montes a buscar la que se había descarriado. Sigue amando la perdida, aunque sea necia y la busca para salvarla.

-- Al encontrarla se regocija más por aquella, que por las que nunca desviaron del camino.

-- Quiere que también nosotros le amemos a los pequeños, aunque nos frustran sus debilidades y su necedad. Hay muchos tropiezos. Hay muchas asechanzas de Satanás que las llevan a descarriar.

-- “No es la voluntad de vuestro Padre que está en ellos cielos, que se pierda uno de estos pequeños.” (18:14)

IV. Dios exige que todos le ayuden salvar a los pequeños. Mateo 18:15-20

A. “Por tanto, si tu hermano peca contra ti,” El hermano que peca es la oveja que se descarría. Es la oveja a quien el Pastor Jesús ama hasta dejar a las 99 buscándola.

1. La carga es nuestra. Servimos a la disposición de Jesús.

2. Debemos buscarla por reprenderla, primeramente, estando uno y ella solo. Si la oveja le oye, ya ganamos al hermano. (18:15)

3. Si el caso es más duro, y aunque humilde para comenzar, resiste la corrección, toma a otros uno o dos, como testigos para confirmar toda palabra. (18:16) Deuteronomio 17:6; 2 Corintios 13:1; 1 Timoteo 5:19.

4. Si el hermano no los oye, ni tampoco la iglesia, “tenle por gentil y publicano.”

B. Todo es para ganar al hermano.

1. 1 Corintios 5:4-5 La esperanza es de salvarle, pero también para salvar a los demás humildes, pequeños discípulos, v7-13.

2. 2 Corintios 2:5-11 Lograron salvar al hermano en este caso.

C. Cuando la iglesia obedece la orden del Señor, están de acuerdo con Dios y la sentencia de la iglesia está confirmada en el cielo. (18:18-20)

V. Ayudamos a Dios salvar a los pequeños por perdonarles cuando se arrepienten. Mateo 18:21-35

A. Pedro preguntó, “¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete?”

1. Pedro tal vez consideraba que siete veces sería generoso, pero Jesús multiplicó siete por setenta. Tanto quiere Jesús que soportemos el uno al otro las ofensas que sufrimos entre nosotros.

2. Los humildes entre sí mismos a menudo se ofende, quiera o no quiera, por ignorancia, por debilidad, o sea por deseos desconocidos. No importa. Cristo quiere que nos amemos y que trabajemos juntos en la causa de salvar a los perdidos del mundo. Aun los humildes pecan. Son los niños de Cristo, los hermanos en Cristo, las ovejas descarriadas y Dios nos perdonó para que podamos trabajar en su viña, salvando a los pecadores, los que son los ofensores, los pecadores, tanto los del mundo como los de la familia de Dios.

B. Jesús presentó una parábola de “Dos Deudores” para ayudarnos tener un poco de perspectivo en cuanto a nuestra deuda que Dios canceló y nuestra obligación de cancelar las deudas de los de más quienes pequen contra nosotros. (18:23-35)

1. El reino de los cielos es semejante a --- un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos. V. 23

-- Dios es el Rey y nosotros somos los siervos a quienes Dios juzgará. (Mateo 25)

2. Un siervo le debía 1.000 talentos – Obviamente tenía un puesto con alto rango en el reino. Llegó a ser administrador pero irresponsable o corrupto en el manejo de los bienes del rey. No pudo pagar y fue condenado a esclavitud, él con su esposa, sus hijos, y todo lo que tenía. V. 24-25

-- Nosotros todos debemos a Dios más que podemos pagar a causa de nuestras corrupciones. Somos vendidos a Satanás y esclavos del pecado. Nunca en nuestra vida podremos pagar la deuda de nuestros pecados. (Romanos 6)

3. Cuando fue movido a misericordia, el señor le soltó y le perdonó la deuda. V. 26-27

-- Dios ofrece el perdón a los hombres, quienes a causa de sus pecados no tienen esperanza. (Efesios 2)

4. Pero el siervo perdonado condenó a otro consiervo que le debía 100 denarios, ahogándole, diciendo, “Págame lo que me debes.” No tuvo misericordia del otro que le debía muy poco a comparación con la deuda que el señor le había perdonado. V. 28-30

-- Así somos nosotros, cuando después de recibir la misericordia de Dios, no damos misericordia a nuestros consiervos.

5. El primer siervo fue llamado a juicio y condenado. V. 31-34

-- Así nuestro Padre celestial hará con nosotros si no perdonamos “de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas.” Jesús es muy exigente en este asunto de perdonar a los pequeños de Él.

Conclusión

A. El Padre celestial y Jesucristo su Hijo nos aman mucho. Aquel amor también extiende a muchos más de los que Ellos consideran preciosos, sus ovejas descarriadas.

B. Es muy misericordioso a nosotros, pero exige lo mismo de nosotros para con los de más.