B. La transición, la primera asignación

184. La experiencia demuestra que la primera asignación al final de la formación inicial es una de las transiciones más importantes que un hermano tiene que hacer. La carta de fray Damián Byrne sobre «La Primera Asignación» (mayo de 1990) se cita a menudo en la Orden como un documento de gran importancia. Los superiores, habiendo consultado a los formadores, deben tener cuidado al asignar a los frailes después de su formación inicial a comunidades y misiones que contribuyan a afianzar en su vocación. El prior provincial, junto con los superiores de las comunidades a las que los frailes sean asignados, debe asegurar que tales frailes estén acompañados, por un hermano adecuada u otra persona calificada, al menos durante los primeros dos años después de culminar su formación. Es importante evitar los extremos de dejar a un fraile solo o de imponerle un seguimiento que sea excesivo.

185. Debería haber una reunión anual para los frailes de una provincia que hayan completado su formación inicial en los seis años anteriores. En esta reunión se reflexionará sobre la experiencia de la integración en una comunidad después de la formación inicial, los desafíos del ministerio apostólico y otros asuntos que se consideren relevantes. Cuando una provincia tiene sólo un pequeño número de estos hermanos deben organizar reuniones comunes en cooperación con las provincias vecinas.

186. Los frailes no deberían comprometerse con ministerios pastorales y apostólicos que requieran una formación especializada sin que se les dé la oportunidad de recibir dicha formación. Los frailes deben prepararse bien para las demandas específicas de las responsabilidades parroquiales y otras pastorales.

187. Una de las tareas para un sacerdote dominico recién ordenado es la de integrar su sacerdocio con su vida y espiritualidad. Los frailes experimentados deberían ser solícitos para compartir su experiencia en esta materia. De la misma manera, los frailes cooperadores más jóvenes deberían estar acompañados por frailes experimentados los primeros dos años después de su formación inicial.

188. Los frailes mayores tienen que estar atentos no sólo a las necesidades ministeriales de los frailes más jóvenes, sino a las experiencias de soledad, la diferencia generacional y la falta que pueden caracterizar los primeros años fuera del ámbito de la comunidad de formación (Providence 2001, n. 362).

189. La primera asignación no es el único momento significativo de transición en la vida de un fraile. Hay otros momentos como éste que vienen con los cambios de asignación, las diferentes etapas de la vida, cambios en la salud o circunstancias familiares, la vejez, entre otros. La comunidad tiene que estar atenta a estas transiciones y, a través de su programa de formación permanente, ofrecer momentos para dialogar y reflexionar sobre ellas. Podemos decir, por tanto, que hay etapas también en la formación permanente.