189.— § I.– Por nuestra profesión nos consagramos a Dios, siguiendo a Cristo para llevar en la Orden una vida evangélica, de tal forma que nuestra consagración bautismal consiga más plenamente su efecto.
§ II.– Mediante esta profesión de obediencia pretendemos obligarnos a nosotros mismos al cumplimiento de los consejos evangélicos, renunciando a unos bienes indudablemente muy estimables, aunque sin detrimento del verdadero desarrollo de la persona humana. Abrazando, pues, el anonadamiento de Cristo participamos al mismo tiempo de su vida en el Espíritu. Así, si somos fieles, seremos de modo más claro testigos de los bienes del reino de los cielos en la Iglesia.
§ III.– En nuestra profesión, movidos de piedad filial, prometemos también obediencia a la Virgen María, Madre de Dios, como a madre benevolentísima de nuestra Orden.
§ IV.– Y al prometer en la misma profesión obediencia a santo Domingo, intentamos ser fieles a su espíritu y a su propósito.
189. — § I. – Professione nostra Deo
nosmetipsos devovemur, Christum sequentes ad vitam evangelicam in Ordine ducendam, ita ut consecratio nostra baptismalis suum effectum plenius sortiatur.
§ II. – Per hanc oboedientiae professionem consilia evangelica adimplendi obligationem suscipere intendimus, renuntiantes bonis absque dubio valde aestimandis, sine detrimento tamen vero profectui personae humanae. Exinanitionem nempe Christi amplectentes, insimul vitam eius in Spiritu participamus. Ita, si fideles erimus, bonorum regni caelestis in Ecclesia modo clariori testes erimus.
§ III. – In professione nostra, filiali ducti pietate, obsequi quoque promittimus Dei genetrici Virgini Mariae, utpote Ordinis nostri Matri benevolentissimae.
§ IV. – Quando autem in eadem professione etiam s. Dominico oboedientiam promittimus, fidelitatem spiritui et proposito eius servare intendimus.
189.- I.- Sobre el seguimiento de Cristo y consagración total de manera nueva: ver 1, III.-
II.- Los "bienes" a los que renunciamos son los que abarca cada uno de los consejos evangélicos: ver n. 3, II; obediencia: n. 17 y ss.; castidad: n. 25 y ss.; pobreza: n. 30 y ss.- Sobre la naturaleza de la vida consagrada ver Vita Consecrata de Juan Pablo II.