A. La comunidad en formación, la comunidad de formación

57. Como sacra praedicatio, cada comunidad dominicana es una escuela de predicadores y una comunidad en formación. Esto es verdad no sólo de las comunidades de formación inicial sino también de toda comunidad. Cada una tiene que ser un lugar donde se aliente y facilite la formación permanente de los frailes.

58. Mientras cada miembro de la provincia comparte la responsabilidad de la formación, los frailes asignados a las comunidades de formación inicial tienen una responsabilidad especial (cf. LCO 161). Ellos, con los superiores y maestros de formación, acompañan el proceso de crecimiento en la vida dominicana y en el celo apostólico de los formandos. Los frailes profesos solemnes deben tener la capacidad y gusto para estar con los hermanos en formación inicial, de modo que todos los asignados sean corresponsables en la formación de los miembros más recientes en la Orden.

59. La primera tarea de una comunidad de formación es ser una buena comunidad dominicana. La comunidad se ve desafiada por los frailes en formación a renovar su propia vida, pero, a la vez, sus miembros deben tomar en serio su responsabilidad de inculcar a los frailes más jóvenes los valores dominicanos fundamentales (Sección I A, ver arriba). El testigo más elocuente y el mejor maestro de fraternidad para los frailes jóvenes es una comunidad de formación que vive y funciona bien.

60. La comunidad de formación debería está compuesta por frailes que tienen una espiritualidad dominicana profunda, con variedad de dones y compromisos apostólicos, que respetan y animan la vida intelectual, son amables y dialogantes, confían unos en otros, son maduros emocionalmente, que tienen una capacidad de escucha y de reconciliación (cf. LCO 160, 180 §I, 215 y Bogotá 2007 n. 216). Donde sea posible, se asignarán a las comunidades de formación inicial uno o más frailes cooperadores para que haya un testigo viviente de esta vocación para los hermanos en formación y un apoyo para las nuevas vocaciones a esta valiosa vocación en la Orden.

61. La formación inicial presupone una vida conventual fuerte para recibir y formar nuevos miembros, formadores bien preparados y un número suficiente de novicios y estudiantes. Cuando una provincia u otra entidad tiene dificultad para sostener sus propias comunidades de formación se hace necesaria la colaboración con otras provincias, particularmente las que están en la misma región.

62. Es importante que los hermanos, donde sea posible, se formen en su propia entidad, pero también es importante que tengan la mejor formación posible. Cuando una provincia tiene pocas vocaciones, hay que considerar el envío de los nuevos frailes a un noviciado y estudiantado donde tengan un buen número de formandos de las mismas edades. De modo especial allí donde hay una distancia significativa de edad entre los frailes mayores de una provincia y los frailes en formación. Una parte muy importante de la formación es compartir con compañeros y estos tienen, a menudo, una importante influencia formativa. Debe evitarse el tener un solo novicio en un noviciado o muy pocos estudiantes en una provincia.

63. Como parte de la visita canónica del prior provincial (cf. LCO 340), cada comunidad de formación inicial deberá ver si el trabajo de formación es de hecho primario e integral en el proyecto comunitario y si los frailes de la comunidad están colaborando bien en dicho trabajo.

64. Después de la visita anual de las comunidades de formación inicial, el provincial con su consejo revisará el ambiente en que la formación tiene lugar, así como la realización del programa de formación. Ellos deben asegurar que se den las condiciones requeridas para una buena comunidad de formación tanto en el noviciado como en el estudiantado. En caso de dificultades, también se debe informar al consejo provincial de formación.

65. El prior provincial debe estar seguro de que todo fraile asignado a una comunidad de formación inicial está comprometido con este propósito. Cuando tenga que confirmar la elección del prior de un convento de formación inicial, el prior provincial preguntará si el fraile elegido desea realmente comprometerse y participar en la formación de los frailes y en su integración dentro de la comunidad. Debe asegurarse también de que el hermano elegido entienda la responsabilidad del maestro de formación y cómo deben trabajar juntos.

66. Los frailes asignados en las comunidades de formación inicial deben ayudar a los formadores, pero no deben tratar de sustituirlos. Si tienen observaciones sobre los frailes en formación deben llevarlas al maestro o hacerlas en el capítulo conventual y si tienen observaciones sobre el maestro deben llevarlas al prior conventual o al prior provincial. El prior en una comunidad de formación inicial debería hablar de estos asuntos en el capítulo conventual al menos dos veces al año.