T n. 216, 217 Comisión de formación permanente
T n. 216, 217 Comisión de formación permanente
216. [ORDINATIO] Ordenamos a los Provinciales que creen una comisión en sus provincias para elaborar un programa provincial sistemático de formación permanente de acuerdo con LCO 251- bis y 251 - ter. El promotor de la formación permanente debe actuar como presidente con la ayuda de un miembro del consejo provincial de formación, tres miembros de la comisión de vida intelectual y quizás un experto que pueda asesorarles.
217. [COMMISSIO] Pedimos a esta comisión que elabore un plan sistemático de formación permanente que incluya los retos comunes a las etapas de la vida consagrada (cf. LCO 251 bis).
En los primeros diez años de votos solemnes: el primer destino; la asunción de las primeras responsabilidades apostólicas y comunitarias; las necesidades personales y afectivas propias de esta etapa; el peligro de caer en el activismo y la pérdida de la vida espiritual; el cambio generacional; etc., todo ello orientado a ayudar a los hermanos a lograr la integración humana y espiritual (cf. RFG 184-189).
Durante la mediana edad –una etapa particularmente crítica según los maestros de espiritualidad (por ejemplo, Casiano, Taulero), a menudo relacionada con la "crisis de la mediana edad", en la que los desafíos existenciales provocan que nos replanteemos nuestra consagración y compromiso ministerial: la huida hacia las adicciones; la lucha contra la depresión; la acedia espiritual; la pérdida del sentido de la vocación y de la pertenencia provincial; las crisis afectivas y apostólicas; la doble vida; etc. Todo ello desafía al fraile a reconsiderar su vocación desde una nueva óptica teológica (cf. Relatio del Maestro de la Orden 2021, 30).
En la vejez: etapa de síntesis y de nuevos retos en el aprendizaje de la dependencia: limitaciones físicas; jubilación; declive; etc., que exige una interpretación positiva y espiritual de estas realidades. Esta época de la vida nos invita a redescubrir la fecundidad apostólica y espiritual a la luz del misterio pascual (cf. Bolonia 249, 253, 254).