Amor Adolescente Nora Rodriguez

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"Los jóvenes están consumiendo amor como consumen azúcar "

La pedagoga Nora Rodríguez acaba de publicar el libro 'El nuevo ideal del amor en adolescentes digitales', en el que alerta de los efectos que las redes sociales tienen en las nuevas relaciones de pareja.

"Estamos hablando de un amor que tiene que ser excesivamente romántico con un control obsesivo dentro y fuera del mundo digital, es como si controlaras una mercancía", advierte la escritora.

Rodríguez considera imprescindible educar a los niños en "la autogestión de las emociones, la afectividad, la autonomía personal, ayudarlos a conocerse y a marcar los propios límites".

09/05/2015 - 18:41h

Portada del libro 'El nuevo ideal del amor en los adelscentes digitales'

Con la irrupción de las nuevas tecnologías las relaciones sociales han variado. Los adolescentes, que han nacido y crecen conectados a un mundo virtual, inician también sus primeras relaciones de pareja en este nuevo escenario no exento de peligros. El libro 'El nuevo ideal del amor en adolescentes digitales' se adentra en los conflictos a los que se enfrentan los jóvenes y que pueden llegar a situaciones de control obsesivo y maltrato. Su autora, la pedagoga Nora Rodríguez, analiza los comportamientos a los que se enfrentan los chicos y chicas hoy en día y sus conclusiones llevan a la reflexión: “Estamos hablando de un amor que tiene que ser excesivamente romántico con un control obsesivo dentro y fuera del mundo digital, es como si controlaras una mercancía”. Por ello, Rodríguez cree que es absolutamente necesario abordar el aprendizaje afectivo desde la infancia, “una asignatura pendiente en nuestra sociedad”, y en edades más avanzadas enseñar a los adolescentes a 'desconectarse'. “Tenemos que enseñar a los jóvenes a vivir en 'modo avión'”, reflexiona.

En el libro analiza las relaciones de los adolescentes en la era digital, ¿qué ha cambiado respecto a otras épocas?

La nueva realidad digital ofrece como un nuevo escenario donde se está rediseñando la manera de entender el amor, sobre todo las primeras relaciones de pareja. Los nativos digitales están desarrollando un aprendizaje en un entorno tecnológico donde el amor se convierte en mercadotecnia, en parte de comprar y vender.

¿Y qué consecuencias tiene este nuevo modelo de relación?

Estamos hablando de un amor que tiene que ser excesivamente romántico con un control obsesivo dentro y fuera del mundo digital. Es como si controlaras una mercancía, con la consigna de que solo puede ser verdadero si exige sacrificio, generalmente por parte de las chicas. Antes hablábamos de que el amor romántico era peligroso porque era una puerta abierta para el maltrato si no se marcaba esa línea divisoria entre lo que es el respeto y no lo es. Pero ahora sí que sí tiene que ser de esta manera porque forma parte del mercado de compra y venta de imagen, de amigos, de cariño…Además, hay un tema de importante detrás de todo esto: en un mundo en el que todo es global donde todo es digital, el modelo de chica y de varón que ellos reciben es de un joven hipersexualizado, donde desde edades muy tempranas aprenden a rechazar el cuerpo. El cuerpo rechazado ya es una manera de no marcar el límite del respeto. Si a eso sumamos que en las redes sociales todo son emociones y no hay cuerpo, ¿cómo van a ser estas nuevas relaciones de pareja si generalmente son conflictivas?

Pone el acento en el control dentro de las parejas, ¿en qué se traduce este control?

Hay un perfil de que tiene ser excesivamente excitante ese amor, que tienes que tocar el cielo con las manos, pero luego tienes que ser muy frío para dejarlo y muy controlador para que el objeto que compras no te falle. Esto tiene como consecuencia esa línea invisible que marca lo que es el maltrato de lo que no lo es. En el libro lo que se propone es que el desafío de esta época es educar la afectividad y en segundo lugar empezar a hablar de unos estilos de amor más reflexivos, que no es quitar la ilusión, cuidado, pero sí con más reflexión. El 'whatsapp', por ejemplo, provoca un control permanente. Están las 24 horas conectados, esto no da descanso ni al cerebro ni a las emociones y genera una necesidad psicopática muy fuerte. Hay que enseñar a los adolescentes a vivir en 'modo avión'.

Y en ese control ¿quién sufre más, el chico o la chica?

El control obsesivo dentro y fuera del mundo digital es de ambos, pero cuidado, la chica termina siendo siempre la más dañada porque todavía se les enseña que un amor verdadero es un amor que exige el sacrificio de la chica. En el libro yo digo que los jóvenes están consumiendo amor como consumen azúcar y les hace el mismo mal, porque en realidad están utilizando el amor romántico para saciar las necesidades de estar permanentemente en ese mundo de marketing donde ellos y su cuerpo también lo son.

¿Qué consecuencias tienen estos comportamientos?

Esto tiene consecuencias muy graves porque si se llega al maltrato psicoemocional o sexual, o de algún tipo, esto genera un síndrome postraumático seguro y necesita de una ayuda social que no siempre está. Pero además, ahora sabemos que los traumas que se viven en la adolescencia pueden perdurar a lo largo de toda la vida, incluso en generaciones futuras.

tenemos personas que pueden hablar ocho idiomas y tener un promedio de 10, pero que afectivamente o emocionalmente se derrumban o dejan el control en manos de otros

¿Qué asignatura pendiente tiene nuestra sociedad para afrontar este problema?

No se está educando para la afectividad, no se está enseñando, no hay programas en los colegios ni a nivel de igualdad, para trabajar desde los 6-7 años lo que es la autogestión de las emociones, de la afectividad, la autonomía personal, ayudarlos a conocerse y a marcar los propios límites. Se trata de saber que desde fuera no te pueden controlar. Desarrollamos programas de alto nivel académico y lo que está fallando es esto. Es decir, tenemos personas que pueden hablar ocho idiomas y tener un promedio de 10, pero que afectivamente o emocionalmente se derrumban o dejan el control en manos de otros, que a veces no es tan grave, pero a veces pueden estar en manos de verdaderos psicópatas.

Fuente: http://www.eldiario.es/norte/euskadi/adolescentes-aprendiendo-cuestion-oferta-demanda_0_384612563.html

CARLOTA FOMINAYACARLOTAFOMINAYA / MADRID

Día 21/05/2015 - 02.12h

La pedagoga Nora Rodríguez advierte de la vulnerabilidad extrema de las nuevas generaciones

INÉS BAUCELLS

La nueva realidad digital ha rediseñado por completo el escenario del amor en pareja, afectando de una forma más drástica si cabe a las relaciones entre adolescentes, y haciéndolas «excesivamente frágiles», según la pedagoga Nora Rodríguez. «El control permanente que permiten el WhatsApp, Twitter, o Instagram hace que los nativos digitales controlen a la pareja de una forma absoluta y donde se la somete a un ahogo total... Saben a qué hora se ha acostado, qué ha comido... esto ha provocado un completo y peligroso rediseño del concepto amor en todas las edades, pero más delicado en los jóvenes si cabe porque se trata de sus primeras relaciones. Digamos que los"nativos digitales" desarrollan su aprendizaje amoroso a través de las pantallas y esto lo cambia todo. Son unas primeras experiencias que, demasiado a menudo, se tiñen de dolor, transformando la fragilidad natural de la adolescencia en una vulnerabilidad extrema», expone Rodríguez, autora de «El nuevo ideal del amor en adolescentes digitales». Para esta experta, esta nueva situación hace que sea hora de afrontar uno de los desafíos urgentes de la sociedad del siglo XXI: «empezar a educar en el amor positivo a las nuevas generaciones». «Es tarea de los adultos enseñarles a ser felices en las primeras experiencias de pareja», añade.

—¿En que consiste este nuevo panorama del amor adolescente?

—Desde los numerosos espacios a los que tienen acceso, tanto a los chicos como a las chicas les llegan formas normalizadas de comportamiento basadas en un ejercicio de poder permanente, una vez iniciada la relación. Las visibilidad que otorgan las redes sociales les permite ejercer un poder psicológico, haciendo sufrir a la pareja mediante actitudes de indiferencia, abandono, u otras formas de violencia sutiles que generan dependencia emocional. Lo terrible es que demasiadas veces estos actos son entendidos por las chicas como pruebas que deben superar, porque «la que más sufre siempre es la que más ama», y por lo tanto, más mujer. Pero afecta también a los hombres, porque del mismo modo hay muchos varones adolescentes que piensan que es un acto de hombría vengarse de sus ex parejas si han sido abandonados injustamente, poniendo de relieve que el sufrimiento no es para los varones, porque no es cosa de verdaderos hombres quedarse de brazos cruzados.

Es importante señalar también que hay un nuevo perfil de chico controlador y maltratador, que no es el chico torpe, con mala cara... pueden ser chicos muy educados, incluso que mantienen un discurso de liberación de la mujer. Es el típico perfil de adolescentes que se criaron solos, porque ambos padres trabajaban, y no tenían a un adulto empático que funcionara como modelo. Es verdad que hoy ya sabemos que no es necesario estar con ellos las 24 horas, pero el tiempo que lo hacemos debe ser de exclusividad, y con proyectos conjuntos, que a estos menores les ofrezca una sensación de continuidad. Hay que hablar con ellos del amor, de la afectividad, de todo.

—¿Qué más efectos tiene esta nueva construcción social del amor en los más jóvenes?

—Algunos estudios, realmente interesantes en este sentido, demuestran que esta nueva realidad no sólo adhiere al amor aspectos como el sufrimiento o la indiferencia, sino que está llevando cada vez más a un papel pasivo a las chicas. Ellas, una vez que formalizan la pareja, en especial en la franja de la segunda adolescencia (entre los 15 y los 17 años), sufren más que los chicos durante el proceso de enamoramiento, y a medida que la relación avanza, no sólo tienen más comportamientos dependientes sino de menor autoestima, con actitudes cada vez más pasivas, con conductas infantiles... esto se puede ver muy fácilmente en los tonos que usan con sus parejas, mucho más agudos y con diminutivos después de un tiempo de relación.

—¿Cuáles son los referentes de esta generación?

—El marketing... Entre los adolescentes, la mercadotecnia que rodea al propio marketing de amor tiene mucho que ver. En esta realidad paralela, se insiste mucho en que el amor todo lo puede, o que los polos opuestos se atraen, y que no hay maltrato cuando se trata de un amor verdadero, por más que se sufra, porque el amor lo aguanta todo. Se incide en que el amor está predestinado, o porque guste o no. A la vez, el marketing también les dice que sólo hay un amor auténtico en la vida. Son ideas que calan hondo entre muchos menores de edad que están dando sus primeros pasos en la vida.

—¿Qué podemos hacer los adultos?

—Los padres, la sociedad, la escuela, los ayuntamientos... deben realizar programas que sirvan para enseñarles a los chicos cómo llevar a cabo autogestión de las emociones, a conocerse y reconocerse, a regularse emocionalmente... En definitiva, hay que hacer una educación urgente de la afectividad. Todos juntos debemos, insisto, enseñarles a ser felices en las primeras experiencias de pareja, cambiando el enfoque resignado del amor romántico por un enfoque reflexivo, que les permita aprender a discernir las situaciones opresivas y de discriminación de aquellas otras que son verdaderamente positivas, enseñándoles a identificar oportunidades para la acción, pero también para la construcción de un nuevo paradigma que les permita vivir una experiencia de amor que también sea inteligente.

—¿Cuándo podemos empezar?

—En la primera infancia. Toda esta nueva realidad nos obliga a poner el acento en una educación inteligente y reflexiva desde que son pequeñitos, destinada a que aprendan a aceptar su cuerpo, y a aceptarse a sí mismos. Lo que es inaceptable es que las niñas de hoy estén hipersexualizadas, y maltraten su cuerpo desde los 10 años. Hay muchas que a esa edad ya están en contra de su figura, lo que a medida que se acerca la adolescencia comienza a ser más y más grave.Empiezan a mirarse de una forma crítica, se comparan, dicen "no me gusta este cuerpo", se pierden el respeto y de ahí,pasan a dejar de comer. Ojo que a los chicos también les pasa, aunque de otra forma. Ellos de pronto piensan que su aspecto debe mostrar su fortaleza, y desean un cuerpo excesivamente musculado a los 14 años. No se trabaja la masculinidad desde una figura paterna como modelo, sino desde el rediseño corporal, y dese el desprecio o la aniquilación del propio cuerpo. Por eso también es importante que estén más en contacto con sus propias emociones. Porque si nadie les ayuda a encontrar opciones más sanas, ellos demarcarán sus propios límites a partir de los únicos roles que conocen. Y de jóvenes darán a los celos obsesivos un valor positivo, considerándolos como una señal inequívoca con la cual se diferencia el noviazgo y el compromiso de lo que no lo es.

—¿Que reflexiones le gustaría trasladar a los jóvenes en este sentido?

—Que la calidad del amor no depende del tiempo que pasen juntos, y que no es algo que determine el destino. Que ningún amor de pareja exige sacrificar los estudios, las ganas de vivir, o los amigos. Al contrario: El amor sano es aquel que te permite disponer del propio tiempo y de hacer cosas sin sentirse culpable y que nadie te culpe. El amor reflexivo permite que sea una experiencia afectiva buena, que te sientas bien mientras que el irreflexivo, por contra, tiene muchas probabilidades de que se convierta en una mala experiencia. La clave pasa porque aprendan a ser fieles a sí mismos, no a otros. El primer amor puede ser maravilloso o devastador.

Fuente: http://www.abc.es/familia-padres-hijos/20150521/abci-educacion-amor-tecnologias-201505191422.html