Gazapos Vanguardia sobre Fabra

Pompeu Fabra, el químico que halló la fórmula de la lengua

    • El año Fabra conmemora los 150 años del nacimiento del maestro y el centenario de su primera gramática

Fotografía de archivo de Pompeu Fabra durante su juventud (GNOMA)

MAGÍ CAMPS, Barcelona18/02/2018 02:39 | Actualizado a 18/02/2018 07:43

Cuando tenía 15 años, Pompeu Fabra –que había nacido en el pueblo villa de Gràcia en 1868 cuando todavía era un municipio independiente– escribió a sus sobrinos, que estaban de vacaciones en Camprodon. La carta se ha vuelto célebre porque documenta la toma presa de cons­ciència lingüística del personaje, que empieza escribiendo en castellano y él mismo se corrige, pasando al catalán porque es la lengua con que hablaban entre ellos. Con 17 años redacta un primer ensayo de gramática catalana, que guarda en un cajón, y el año siguiente se incorpora a la redacción de Te , que al cabo de unos meses cambia la cabecera membrete a partir de sus tesis: L’Avenç. En una serie de escritos, empieza a definir lo que será su obra normalizadora y, en este sentido, en 1892 publica un substan­ciós artículo a La Vanguardia: “Sobre la reforma lingüística y ortogràfica”.

Fabra sólo tiene 24 años y alterna la pasión por la lengua con los estudios universitarios de Ingeniería Química. También encuentra el tiempo paratraducir teatro (Maeterlink, Ibsen) y para estimar la música y promover Wagner. En 1902 se va a vivir en Bilbao, donde está profesor numerario de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales desde 1902.

Con la República, Fabra es un personaje público que no puede rehuir la responsabilidad política

Aunque durante los diez años que ha vivido en Bilbao ha habido firmas ilustres, como Eugeni D'Ors y Josep Pous i Pagès, que piden que devuelva a Catalunya para trabajar en la primera línea de la codificación del catalán, Fabra lo hace igualmente desde el País Vasco. En 1911, cuando se funda la Secció Filològica del IEC, Fabra forma parte, junto con Antoni M. Alcover, que la preside, Guimerà, Maragall, Carner... Y vuelve en 1912 cuando le es adjudicada la cátedra de Lengua Catalana de la UB, creada por la Diputación de Barcelona a en su medida tamaño.

Por si no tiene bastante con la elaboración de las Normes ortogràfiques y la Gramàtica, también encuentra tiempo para presidir el PEN Club de Catalunya y ser el responsable de las traducciones de los clásicos griegos y latinos de la Fundación Bernat Metge (1923-1925). También preside el Ateneo Barcelonés, y se permite el lujo –no debió tener bastante tiempo– rechazar una plaza en la RAE (1926). En torno a 1930, Fabra concentra los esfuerzos en el diccionario, mientras lucha por que la Mesa Tabla de Letras Valencianas no se separe de las normas del IEC y, por otra parte, contra las veleidades panoccitanistes de otros sectores.

En 1939, camino de Francia, asume la presidencia de la Institució de les Lletres Catalanes, y de la Fundación Ramon Llull

Con la República, Fabra es un personaje público que no puede rehuir la responsabilidad política. Preside la Unió Catalana de Federaciones Deportivas y el patronato Estado-Generalitat de la UAB (1933-1939). Es aprisionado encarcelado por los hechos del Sis de Octubre y en 1936 es nombrado director general de la Enseñanza del Catalán de la Generalitat.

En 1939, camino de Francia, asume la presidencia de la Institució de les Lletres Catalanes, y de la Fundación Ramon Llull, que se crea en el exilio. En 1941 rehúsa irse a América, a pesar del peligro en la Francia ocupada, y 1945, cuando el presidente Josep Irla crea el Gobierno de Catalunya en el exilio, lo nombra conseller consejero. En 1948 muere en Prada, sin haber abandonado nunca “ni la tarea ni la esperanza”. Mañana en Badalona se inaugura solemnemente el año Fabra, en recuerdo de un hombre de una dimensión extraordinaria y sorprendente para su tiempo. Como escribió Josep Pla, “ Fabra ha sido el catalán más importante de nuestro tiempo porque es el unic ciudadano de este país, en esta época, que, habiéndose propuesto obtener una determinada finalidad pública y general, lo consiguió de una manera explícita e indiscutible”.

Cuando tenía 15 años, Pompeu Fabra escribió a sus sobrinos, que estaban de vacaciones en Camprodon. La carta se hizo célebre porque documenta la toma de con­ciencia lingüística del personaje, que empieza escribiendo en castellano y él mismo se corrige, pasando al catalán porque es la lengua que hablaban entre ellos.

El 20 de febrero de 1868 –el próximo martes se cumplen 150 años–, Fabra nació en Gràcia, cuando la villa aún era un municipio independiente. Su obra es todavía vigente de un modo fundamental en la cultura catalana, por ello es doblemente sorprendente lo que este ingeniero químico llegó a construir con las herramientas de su época. Quizá la visión científica y el espíritu noucentista son las claves de su éxito. Pero lo que es evidente es que fue un trabajador nato, que sacaba rendimiento de todo y no malgastaba esfuerzos.

Con 17 años redacta un primer ensayo de gramática catalana –que guarda en un cajón– y al año siguiente se incorpora a la redacción de la revista L’, que justamente al cabo de unos meses cambia la cabecera a partir de sus tesis ortográficas: L’Avenç. En una serie de escritos, comienza a definir lo que será su obra codificadora de la lengua catalana y, en este sentido, en 1892 publica un sustan­cioso ar­tículo en La Vanguardia: “Sobre la reforma lingüística y ortográfica”.

Fabra sólo tiene 24 años y alterna la pasión por la lengua con los estudios universitarios de Ingeniería Química, pero también saca tiempo para aficionarse a la música y promover a Wagner con el grupo de melómanos Els Trenta, y para traducir teatro. La intrusa, de Maurice Maeterlink, y Espectres, de Henrik Ibsen –esta con Casas- Carbó– se publican en L’Avenç sin las haches etimológicas, una de las propuestas que Fabra defendía para la ortografía catalana –siguiendo el modelo de la italiana– y que finalmente no vio la luz normativa.

En 1902 obtiene una plaza de profesor numerario en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de Bilbao, y se va a vivir allí, pero no deja de tra­bajar por la lengua catalana a ­pesar de la distancia. Aun así, hay firmas ilustres, como Eugeni D’Ors y Josep Pous i Pagès, que publican artículos en que piden que vuelva a Catalunya para ­trabajar en la primera línea de la codificación del catalán.

En 1907, viviendo en el País Vasco, empieza a trabajar en lo que será su primera gramática, el mismo año que Enric Prat de la Riba funda el Institut d’ Estudis Catalans (IEC). En 1911, cuando se crea la Secció Filològica, Fabra es un miembro fundador, junto con Antoni M. Alcover, que la preside, Àngel Guimerà, Joan Maragall, Josep Carner... Así pues, la distancia no es ningún impedimento para que el maestro deje de trabajar en la codificación de la lengua catalana. En 1912 finalmente vuelve a Catalunya, diez años después de haber marchado a Bilbao, donde han nacido sus tres hijas, cuando le es adjudicada la cátedra de Lengua Catalana de la Universitat de Barcelona, creada por la Diputación a su medida.

Por si no tiene bastante trabajo con la elaboración de las Normes ortogràfiques (1913) y la Gramàtica (1918), aún encuentra tiempo para presidir el PEN Club de Catalunya y ser el responsable último de las traducciones de los clásicos griegos y latinos de la Fundació Bernat Metge (1923-1925). También preside el Ateneu Barcelonès, y se permite el lujo –debía de andar muy atareado– de rechazar una plaza en la Real Academia Española (1926).

En torno a 1930, Fabra concentra sus esfuerzos en el Diccionari general de la llengua catalana (1932), mientras que por una parte lucha para que la Taula de Lletres Valen­cianes no se separe de las normas del IEC y, por la otra, contra las veleidades pan­occitanistas que afloran en al­gunos sectores durante la Re­pública.

Con la Generalitat restaurada, Fabra es un personaje público que no puede rehuir la responsabilidad política. Por ello todavía añade más cargos a los que ya ocupaba. En la vertiente deportiva, preside a la Unió Catalana de Federacions Esportives, y en la vertiente educativa es el presidente del patronato Estado-Generalitat de la Universitat Autònoma de Barcelona (1933-1939). En 1934 es encarcelado por los hechos del Sis d’Octubre en el barco prisión Uruguay. Y en 1936 es nombrado director general del Ensenyament del Català de la Generalitat.

Los últimos meses de la guerra civil española se establece en Sant Feliu de Codines, desde donde tomará el camino del exilio en 1939. Cerca de Francia, asume la presidencia interina de la Institució de les Lletres Ca­talanes, y más adelante la de la Fundació Ramon Llull, que se crea en el exilio. Cuando estalla la Segunda Guerra Mundial, rehúsa varias ofertas para irse a América, a pesar del peligro que supone vivir en la Francia ocupada.

En 1945, cuando el presidente Josep Irla crea el Gobierno de Catalunya en el exilio, lo nombra conseller. El día de Navidad de 1948 muere en Prada de Conflent, después de haber comido con la familia en Perpiñán. Muere a las ocho y media de la noche, sin haber abandonado nunca

“ni la tarea ni la esperanza”.

El miércoles en Badalona se inaugura solemnemente el año Fabra, en el teatro Zorrilla, or­ganizado por la Generalitat de Catalunya y con la colaboración del IEC, en recuerdo de un ­hombre de una dimensión extraordinaria y sorprendente para su tiempo.

A veces parece que las cosas funcionan correctamente y no se ven los desajustes hasta que no hay un contratiempo. En el caso de la codificación de la lengua que efectuó Fabra, los cuarenta años de prohibiciones y persecuciones que supusieron la dictadura, más los ataques que se repiten cada dos por tres, demuestran que, a pesar de ser ingeniero químico, encontró la fórmula para construir unos cimientos a prueba de bombas.

Como escribió Josep Pla, “ Fabra ha sido el catalán más importante de nuestro tiempo porque es el único ciudadano de este país, en esta época, que, habiéndose propuesto obtener una determinada finalidad pública y general, lo consiguió de una manera explícita e indiscutible”.

http://www.lavanguardia.com/cultura/20180218/44870624557/pompeu-fabra-150-anos-nacimiento-gramatica-catalana.html

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