Todas las personas nos preguntamos por el sentido de nuestra vida. Los acontecimientos que vivimos nos plantean nuevas preguntas. Buscamos respuestas en las experiencias, en las personas que nos encontramos...
No nos contentamos con lo que sabemos, y buscamos respuestas más allá de nuestros límites.
Los comienzos, los orígenes, las novedades que emprendemos son generadoras de preguntas y nuevas oportunidades.
Introducir algo nuevo, encontrar algo valioso o distinto de lo conocido.
La verdadera importancia de los acontecimientos que influyen en nuestra vida no siempre la conocemos cuando son vividos.
La superación de miedos que nos bloqueaban, vivir el momento oportuno, aprovechando las oportunidades que se nos ponen delante.
Las pérdidas, los fracasos, las crisis... cambian el sentido de nuestra vida. Nos desilusionan de los sentidos superficiales, incompletos, erróneos... en las que apoyábamos nuestra vida.
Generan cambios en nuestra comprensión del mundo y nos impulsa a profundizar, a encontrar otros nuevos sentidos más ajustados a la realidad.
Las limitaciones dotan de valor y sentido las posibilidades que vivimos.
La muerte es la limitación última de toda persona, la pregunta que cuestiona todos los sentidos que damos a la vida.