« El Señor Dios tomó al hombre y lo colocó en el jardín de Edén, para que lo guardara y lo cultivara.»
Dios crea al hombre, por amor, para vivir en confianza y comunicación con él. Originalmente Dios y el hombre viven una amistad mutua.
Dios crea al hombre a imagen suya, capaz de relacionarse, como un tú de Dios al que puede responder personalmente.
El hombre es criatura, el hombre es limitado y vive en total dependencia de Dios. Todo lo recibe como un don de Dios.
El hombre recibe una misión. Está en el huerto para cuidar, proteger y cultivar la vida.
En armonía con Dios, con los demás, con la creación y consigo mismo.
« El Señor Dios dio este mandato al hombre: «Puedes comer de todos los árboles del jardín, pero del árbol del conocimiento del bien y el mal no comerás, porque el día en que comas de él, tendrás que morir»
El hombre es creado libre. Esa libertad queda reflejada en la prohibición de "No comais". La libertad es lo que posibilita la capacidad de amar. Sin libertad no hay amor.
El hombre es creado capaz de aceptar la vida como un don de Dios y capaz de rechazarlo.
No es una limitación arbitraria. Hay una advertencia, que Dios no quiere para el hombre. "...morireis"
Dios crea el mundo y al hombre bueno. Por la libertad del hombre entra el mal en la creación.
« ...seréis como Dios en el conocimiento del bien y el mal» »
La serpiente siembra la desconfianza respecto a Dios. La serpiente fractura la amistad con Dios con una mentira.
La mentira es que "seréis como Dios". El ser humano no admitirá su ser limitado, y querrá vivir por si mismo, ocupando el el lugar de Dios.
Decidiendo por si mismo lo bueno y lo malo sin contar con Dios. Vivir rechazando la vida como un don. No aceptando la ayuda de Dios, querer vivir por sus propias fuerzas.
Es el pecado original. Esa tendencia de todos los hombres a realizar el mal al rechazar su relación con Dios.
« Cuando oyeron la voz del Señor Dios que se paseaba por el jardín a la hora de la brisa, Adán y su mujer se escondieron de la vista del Señor Dios »
El hombre cuando sabe que realiza el mal se esconde de Dios. Se esconde de si mismo y de su responsabilidad. Pone excusas, echa la culpa a otros.
Se ven desnudos por que se ven como son en realidad, sin Dios. Se ven miserables, desposeídos de dignidad.
El pecado divide al hombre, destruye la armonía de la creación. Rompe la unidad del hombre con Dios, con los demás, con el mundo y consigo mismo.
« El Señor Dios lo expulsó del jardín de Edén, para que labrase el suelo de donde había sido tomado. »
La consecuencia de la desobediencia del hombre refleja su condición humana. El ruptura con Dios le hace pasar de vivir desde la gratuidad a vivir desde desde sus propias fuerzas.
Una vida de destierro, donde la vida ya no es un regalo sino que se debe ganar con el sudor de la frente y con la limitación del sufrimiento y la muerte.