No todos los cristianos narran haber tenido esta experiencia de Encuentro personal con Jesús. Muchas veces no se es consciente de esta presencia en su vida, otras veces no se ha vivido todavía.
El Encuentro se vive como un acontecimiento. Un hecho vital que adquiere un significado importante para la persona, le afecta personalmente, en primera persona.
Funciona como punto de inflexión en la vida. Hay un antes y un después de ese momento concreto. Tiene la fuerza para cambiar la vida.
El Encuentro supone un aumento de posibilidades. Lo que en soledad no pude, en relación se es capaz.
En el Encuentro se descubren posibilidades insospechadas, desconocidas que se viven con sorpresa y alegría.
Este Encuentro se vive como una vivencia de ser querido incondicionalmente por Dios, de sentirse amado desde siempre.