Solemos decir que "tener espíritu", hacer algo "con espíritu" es realizarlo con entusiasmo, con ánimo, con ganas, con fuerzas.
Es la Fuerza del amor de Dios.
Cada persona, además de una vida biológica, tiene una vida en Dios. El Espíritu Santo es quien hace crecer esta vida, una vida como hijos de Dios.
El Espíritu Santo es quien lleva a plenitud la vida que Dios ha dado a cada persona.
Les guía, les impulsa, les da fuerzas, para unir su vida cada vez más a Dios.
Jesús prometió a los discípulos que enviaría el Espíritu santo para que les acompañase. El Espíritu Santo es el paráclito, el defensor.
Es el Espíritu Santo el que impulsa a los discípulos a evangelizar, la fuerza que guía a la Iglesia y acompaña a todos los creyentes uniendo sus vidas cada vez más a Dios.